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viernes, 12 de abril de 2013
Hijas del Señor 3x07
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El doctor salió a la sala de recepción. Allí estaban sentadas Dorada, Macu y Fausti.
DOCTOR: ¿Familiares o amigos de Soledad?
Las tres se levantaron de golpe y fueron junto al doctor.
DORADA: Somos nosotras.
FAUSTI: ¿Ya ha acabado la operación? ¿Qué tal?
DORADA: ¿Qué tal ha salido todo, doctor?
DOCTOR: Soledad ha fallecido.
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Soledad estaba en cama recuperándose del ataque en la cabaña. Llevaba varios días allí sin apenas hablar y dormida. Pero había llegado el día de su operación. Fausti y Macu estaban con ella. Fausti tenía una bolsa de hielo que le ponía en la frente a su compañera de vez en cuando.
SOLEDAD: Ya está. No hace falta que me la pongas más.
FAUSTI: Sí, mujer. Es bueno para bajar el hinchazón.
MACU: ¿Y tu qué sabes?
FAUSTI: Tampoco hay que ser una experta...
MACU: No, si está claro que tú no lo eres.
FAUSTI: ¿Y qué pasa, Macu? ¿Qué problema tienes con la bolsa de hielo?
MACU: Que no me gusta que se la pongas.
FAUSTI: Anda, vete a la cocina y tráele algo para comer, por favor.
MACU: ¿Por qué? ¿Ahora soy una criada o qué?
FAUSTI: Mira anda (se levanta), quédate aquí. Porque pedirte un favor a ti, es como pedírselo a una pared que ni siente ni padece.
MACU: ¡Perdona que te diga, pero a mi no me compares con una pared!
FAUSTI: ¡Oh, no! Pobre pared... es cierto.
MACU:
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Fausti se marchó a por la comida y dejó a Macu con Soledad.
MACU: ¿Y te pillaron por las espaldas?
SOLEDAD: Sí. Y me llevaron arrastrando hasta allí.
MACU: “Arrastrando”, jaja. Palabra que pega mucho contigo.
SOLEDAD: Macu, basta ya.
MACU: Perdón. Oye...
SOLEDAD: ¿Qué ocurre?
MACU: ¿De dónde crees que salen los niños estos?
SOLEDAD: De la cabaña. Allí viven todos.
MACU: ¿Pero quién los llevó allí?
SOLEDAD: Alguien. Hay alguien que manda sobre ellos.
MACU: ¿Y cómo lo sabes?
SOLEDAD: Porque cuando me llevaron a la cabaña, vi su sombra. Estaba en la planta superior. Los niños le obedecían.
MACU: Así que ese debe de ser su jefe, ¿no?
SOLEDAD: Le obedecían...
MACU: ¿El diablo?
SOLEDAD: No digas eso ni en broma...
MACU: Pues alguien tendría que ser...
SOLEDAD: No lo sé.
MACU: Hay que volver a esa cabaña.
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Loli iba en un taxi hacia algún lugar, pues Sor Pilar la había expulsado del San Felipe.
LOLI: Pare aquí, por favor.
TAXISTA: De acuerdo.
Llegaron hasta un lugar muy familiar, el convento Santa Teresita. Estaba siendo reconstruido actualmente.
TAXISTA: Son cincuenta euros.
LOLI: Huy, que caro.
TAXISTA: ¿Me va a pagar?
LOLI: Sí, sí, pero eso no quita que sea caro.
TAXISTA:
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Loli le pagó al conductor y se bajó del taxi. Avanzó hacia el interior de la entrada del convento. Allí estaban los albañiles ultimando los últimos detalles para que las obras finalizaran. Aunque Sor Pilar intentase parar las obras, todos sus intentos fueron en vano, pues Loli nunca llegó a enviar el documento que explicaba que no había licencia de obras.
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LOLI: ¿Hola? ¿Se sabe cuanto tiempo falta para terminar?
ALBAÑIL: Mmm... pues creo que en dos o tres días estará finiquitado, ¿por?
LOLI: Pues.. tendré que esperar aquí.
ALBAÑIL: ¿Aquí?
LOLI: Sí. Ustedes no han visto nada.
Loli entró al convento. Nunca lo había visto por dentro, pero al parecer, era tan bonito como hablaban. Fue a una de las habitaciones y se instaló en ella. Fuera...
ALBAÑIL 1: ¿Qué cara tiene esta, no?
ALBAÑIL 2: ¿Llamamos a la Guardia Civil?
ALBAÑIL 1: Se nos ha metido aquí con todo el morro del mundo...
ALBAÑIL 2: ¡Trae el móvil!
El albañil cogió el móvil y llamó a la Guardia Civil.
ALBAÑIL 2: Convento Santa Teresita, sí. Tenemos una sin-techo aquí.
TELÉFONO: De acuerdo, vamos para allá.
Cloti y Gabula estaban en la cocina, preparando la comida de ese día, juntas, como solían hacer habitualmente.
CLOTI: Pásame la sal, corazón.
GABULA: Toma, prezioza.
CLOTI: Gracias
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GABULA: ¿Me pasa tú a mi er vino?
CLOTI: ¡Huy! ¿Qué te tengo dicho yo? ¡Que trabajando no se bebe!
GABULA: No eh pa bebé...
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CLOTI: Ups, pues toma.
Cloti le dio el vino a su novia y esta, en vez de echárselo a la comida, empezó a beber de él.
CLOTI:
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GABULA: ¡Jajajaja! ¡No te enfadeh tú, prezioza!
CLOTI: Vamos a centrarnos, que si no, no tenemos la comida lista para su hora.
GABULA: Poh vale.
Al cabo de los segundos, Gabula volvió a hablar.
GABULA: ¿Quiereh tené un hijo conmigo?
A Cloti se le cayó el cuenco de garbanzos al suelo. Se quedó super asombrada ante la proposición de su compañera.
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Santiago llegó a casa, había pasado todo el día trabajando en una tienda de venta de regalos, un nuevo trabajo que había encontrado recientemente. Cuando llegó, se encontró con una nota pegada en la nevera. La leyó.
SANTIAGO: (Leyendo) Santiago, has sido mi mayor apoyo desde el accidente que hubo con mi marío... pero esto ya llegó muy lejos. Es mejor que coja las maletas y me vaya para las chabolas con mi hijo. Es lo mejor para todos. Esta es tu casa y no quiero estorbarte más. Por cierto, ya me deshice del cadáver de mi marido. Lo he tirado al río, no te preocupes por nada. Nadie va a saberlo más. Hasta siempre, mi amor bandido.
Al hombre se le escapó una lágrima por la mejilla. Estaba triste, pues al fin y al cabo le había acabado cogiendo cariño a esa gitana y su hijo. Pero por fin estaba solo y tranquilo en su casa de la playa, tal y como el había deseado durante tanto tiempo.
SANTIAGO: Bueno... ¡por fin solo!
El hombre se quitó los zapatos y se sentó a ver la tele.
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Dorada estaba fuera esperando con el coche arrancado. Iban a llevar a Soledad al hospital para su operación. Fausti y Macu la estaban llevando desde la habitación hasta el coche. Justo cuando pasaron por el hall, se encontraron con Sor Pilar.
FAUSTI: ¿Por qué no ha venido a ayudarnos Loli, señora?
SOR PILAR: Loli ya no está en el San Felipe.
MACU:
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SOR PILAR: Yo misma la he despedido.
SOLEDAD: ¡Pobrecilla! ¿Y por qué?
SOR PILAR: Por motivos que no os interesan.
FAUSTI: Huy... que mal me huele esto.
SOR PILAR: Bueno, Soledad, que Dios te acompañe en esta operación, que falta te hace.
SOLEDAD: Gracias, Pilar.
SOR PILAR: Sor. Sor Pilar.
SOLEDAD: Gracias, Sor Pilar.
FAUSTI:
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Las chicas se montaron en el coche y Dorada arrancó.
FAUSTI: Que fuerte me parece...
DORADA: ¿El qué?
FAUSTI: ¡Sor Pilar ha despedido a Loli!
DORADA: ¡Oh! Pobre mujer. Me caía bien. ¿Por qué ha sido?
MACU: No nos lo ha querido decir.
SOLEDAD: ¿Dónde habrá ido ahora?
FAUSTI: A saber.
DORADA: Vamos al hospital...
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El día iba llegando a su fin, y la Guardia Civil había llegado por fin al Santa Teresita. Los albañiles estaban esperando allí.
GUARDIA: A ver, dónde está la sin techo.
ALBAÑIL 1: ¡Venga, por aquí!
Los albañiles condujeron al guardia hasta dentro del convento. La buscaron por las habitaciones hasta que la encontraron dormida en una cama.
GUARDIA: ¡Señora! ¡Señora!
Loli se despertó de golpe.
LOLI: ¡Ahhhh! ¿Qué pasa?
GUARDIA: Aquí no puede estar, señora. Esto es una propiedad privada.
LOLI: ¡Pero qué dices! ¡Si es el convento de mi amiga!
GUARDIA: Aquí no puede estar, levántese de la cama.
LOLI: ¡Que de aquí no me mueves!
ALBAÑIL 2: ¿Ves? ¡No se va ni a palos!
GUARDIA: Señora, levántese por las buenas, o la levantaremos por las malas.
LOLI: Pues que sea así entonces.
El Guardia sacó las esposas y se echó encima de Loli hasta inmovilizarla. Le puso las esposas.
GUARDIA: Queda usted detenida por desacato a las autoridades.
LOLI: ¿Y ahora qué? ¿Me van a llevar a los calabozos? Así por lo menos tengo un sitio dónde dormir....
GUARDIA: Nos vamos.
ALBAÑIL 1: Gracias por llevársela, guardia.
GUARDIA: Para eso estamos. Adiós.
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Sor Pilar iba caminando por los pasillos del San Felipe. Buscaba a alguien que ocupara el puesto que había dejado Loli. Se encontró con la hermana Edalia.
SOR PILAR: Edalia, ¿tienes un momento?
EDALIA: Sí, por Dios. ¿Qué ocurre?
SOR PILAR: Verás, es que Loli abandonó ayer su puesto como mi mano derecha.
EDALIA: ¿Y qué quiere usted, pues?
SOR PILAR: ¿Te interesaría ocupar su puesto?
Edalia comenzó a hiperventilar.
EDALIA: ¡Oh! ¿De verdad? ¡No doy crédito!
SOR PILAR: Pues dalo hija, dalo. ¿Quieres o no?
EDALIA: ¡Por supuesto!
SOR PILAR: Pues venga, lleva tus cosas a la habitación de Loli, que allí tienes unos papeles con las instrucciones de todo lo que tienes que hacer.
Estaban a punto de entrar a Soledad a quirófano. Ahora mismo estaba en el pasillo de entrada, en una camilla, rodeada por sus amigas y por varios doctores y enfermeras.
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DOCTOR: No le vamos a engañar, la operación tiene sus riesgos.
SOLEDAD: De acuerdo.
MACU: ¿Pero no tiene que firmar un papel o algo así?
ENFERMERA: Sí, en efecto. Aquí está.
La enfermera le entregó el papel de la anestesia y de los riesgos que esta conlleva a Soledad. Esta lo firmó sin apenas leerlo y se santiguó.
SOLEDAD: Ahora sí que sí, que sea lo que Dios quiera.
DOCTOR: Vamos allá. Le esperamos dentro, despidase de sus amigas... por si acaso.
El doctor entró dentro y las dejó a las cuatro solas. Fausti abrazó fuertemente a su amiga Soledad.
FAUSTI: Sole... si por un casual...
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SOLEDAD: Fausti, yo también te quiero mucho. Me llevo conmigo vuestra amistad, que al fin y al cabo es lo más importante que hay, ¿no?
MACU: Sí
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FAUSTI: Uno no sabe valorar lo que tiene, hasta que lo pierde.
SOLEDAD: Eso no ha sido así... vosotras me habéis tratado muy bien todas, desde el principio.
MACU: ¡NO!
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Dorada y Fausti no daban crédito al comportamiento de Macu. Nunca la habían visto tan "sentimental".
SOLEDAD: No, no, no... calla cariño, tú no tienes la culpa de nada... de nada. Macu, te quiero mucho.
DORADA: No quiero que te mueras, Soledad...
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Se hizo un silencio incómodo en el que las cuatro se miraron.
SOLEDAD: Tengo mucho miedo, si entro ahí, quizás nunca vuelva.
El médico salió y se acercó hasta ellas.
DOCTOR: ¡Nos vamos, Soledad!
El doctor se llevó la camilla y Soledad miró atrás a sus amigas en señal de despedida.
FAUSTI: ¡Te esperamos!
SOLEDAD:
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Se la llevaron dentro.
MACU: ¿Y ahora qué?
DORADA: Ahora...pues a esperar.
MACU: ¿Cuánto tiempo?
FAUSTI: A saber... estas operaciones se suelen complicar mucho.
Entonces, una familia pasó por delante de la sala de espera. Iba llorando. Se sentó junto con las chicas.
MADRE: ¡¿Poooooor quééééé?
HIJA: No te tortures más.
MADRE: Todo es por mi culpa.
HIJA: No te voy a decir que no. En su estado, tú deberías de haber conducido el coche.
MADRE: ¡Pero es que se puso muy pesado!
HIJA: ¿Y qué? ¡Te podrías haber matado! Tú también ibas en el coche, y eres mucho más joven que el abuelo. Tú debías de haber conducido el coche.
MADRE: Dios... ahora ya es tarde para decir lo que debería o no haber hecho.
HIJA: Sí, pero el pasado está ahí.
MADRE: Y lo hecho, hecho está.
El hijo mayor, de unos diecisiete años, se levantó.
HIJO: ¿No va a venir el cura o qué?
HIJA: Tranquilo, Jorge, estará al venir.
MADRE: ¡Y encima este calvario ahora! ¡Enterrarle y hacer una misa por la Iglesia! Uff....
HIJO: Pues sí, vaya soponcio.
Dorada se sintió ofendida.
DORADA: Ejem...
La madre se quedó mirando a la monja.
MADRE: ¡Huy! Perdone usted.
DORADA: Perdonada está.
Una enfermera se acercó a la familia.
ENFERMERA: El sacerdote ha llamado. Dice que le es imposible venir a tiempo. Dice que lo siente mucho, pero que le ha pillado un atasco. No podrá darle la Extremaución a su familiar.
HIJO: Pues mira, mejor. Una cosa que nos quitamos de encima.
MADRE: Ay, no sé... el quiere que se lo den. Mira, una vez muerto pues no se va a enterar si le damos una misa o no, pero ahora está vivo y si sabrá que le hemos mandado a darle la Extremaunción.
Fausti se levantó y le habló a la familia.
FAUSTI: Si no he entendido mal, ¿buscáis a alguien que le de la salvación final a vuestro familiar?
MADRE: ¡
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FAUSTI: ¡Claro que sí!
HIJO: Pues venga, vamos, vamos...
DORADA: ¡Pero Fausti...!
FAUSTI: Ay hija, es que sino ahí me aburro.
MADRE: Vamos a la habitación, por aquí. Por cierto... ¿usted es?
FAUSTI: La hermana Faustina.
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En los calabozos, Loli estaba encerrada. Por lo menos, podría pasar la noche bajo techo.
LOLI: Uff... que calentito se está.
GUARDIA: ¡A callarse!
LOLI: ¡Huy! Vale. Oye, he visto en las películas que se pueden hacer...
GUARDIA: Si, si se pueden hacer llamadas.
LOLI: ¡Pero si no me has dejado terminar la frase!
GUARDIA: Es que todos decís lo mismo... A ver.
El hombre cogió un móvil y se lo pasó.
GUARDIA: Solo una llamada. Máximo, cinco minutos.
LOLI: ¡Oh! Vale.
La mujer cogió el teléfono y se dispuso a marcar.
LOLI: ¿Y yo a quién llamo?
La mujer no sabía a quién llamar a pedir auxilio.
GUARDIA: ¿Va a llamar o no?
LOLI: ¡Ay! Déjame pensar.
GUARDIA: ¿Pero qué es lo que hay que pensar?
LOLI: ¡Pues el número!
GUARDIA: Ah, ¿qué no se sabe los números?
LOLI: Pues no... ahora mismo no me acuerdo del teléfono de nadie. ¿Puede buscarme en su ordenador el teléfono del Convento San Felipe?
El guardia resopló.
GUARDIA: ¡Anda que no me estás dando lata tú hoy! ¿Eh? A ver...
El hombre buscó el teléfono del San Felipe y se lo pasó a Loli. Ésta marcó.
GABULA: ¿Zi?
LOLI: ¡Gabula! ¡Soy Loli!
GABULA: ¿Qué quiereh?
LOLI: ¡Estoy encerrada en unos calabozos! ¡Tenéis que ayudarme!
GABULA: Ohhhhh, zi. Yo también he visto el pozo.
LOLI: ¿Qué pozo?
GABULA: Ay niña, poh el pozo. Que zi, bonita. Mañana te lo enzeño. Adioh.
Gabula colgó. El guardia le arrebató el teléfono de las manos por entre las rejas.
GUARDIA: Solo era una llamada.
LOLI:
Gabula colgó el teléfono de la entrada y fue a la habitación donde estaba esperándola Cloti.
CLOTI: Hola.
GABULA: ¿Ya te penzahte ezo?
CLOTI: Si.
GABULA: ¿Y?
CLOTI: Pues que sí. Venga.
Gabula se puso a aplaudir histérica.
GABULA: ¡Bieeeeeen! ¡Por fin!
CLOTI: Mañana iremos al centro de reproducción, jaja.
GABULA: ¡Qué bien! Ademah, yo quería zé madre zoltera... pero ya que ehtoy contigo, poh mira, algo que vamoh a tené en común.
GABULA: Una coza, ¿quién va a zé la preñá?
CLOTI: Mmmm... ya veremos.
GABULA: ¡Poh zi! Jajajajaj...
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Fausti llegó a la habitación donde estaba el enfermo.
FAUSTI: Que acompañe solo un familiar, por favor...
MADRE: Yo me quedo, salir.
FAUSTI: Ah, ¿cuántos años tiene tu padre?
MADRE: Setenta y séis.
Fausti se dirigió al enfermo.
FAUSTI: ¿Cómo estás, querido?
ENFERMO: Mal...
FAUSTI: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, quede extinguido en ti todo poder del diablo por la imposición de nuestras manos y por la invocación de todos los Santos Ángeles, arcángeles, patriarcas, Profetas, Apóstoles, Mártires, Confesores, Vírgenes y de todos los Santos juntos.
Después, Fausti mojó el dedo pulgar de la mano derecha en el Óleo de enfermos, formando una cruz, al enfermo, en los ojos (cerrados), orejas, narices, boca (cerrada), manos y pies, pronunciando en cada unción las palabras de la forma con el solo cambio del nombre de la parte ungida.
FAUSTI: Por esta santa Unción y su benignísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado con la vista... con el oído… con el olfato… con el gusto y la palabra... con el tacto… y con el andar.
La hermana le volvió a formar una cruz en la frente. La hija del enfermo echó a llorar.
FAUSTI: ¿Tienes algo que decir antes de que llegue tu hora, discípulo de Dios?
ENFERMO: Si...
El hombre miró a su hija. La agarró de la mano.
ENFERMO: Tienes... que... tienes que... que encontrar... encontrar... a tus hermanas...
MUJER: ¿Hermanas? Papá, yo no tengo ninguna hermana. Estás empezando a delirar.
ENFERMO: ¡Que no! Tuve dos... dos hijas antes que a ti.
MUJER: ¿Qué?
ENFERMO: Diles... diles...que lo siento mucho.
MUJER: ¿Quiénes son? ¿Dónde las puedo encontrar?
ENFERMO: Sus nombres son Dorada y Inmaculada.
Fausti dejó caer la cruz que tenía en sus manos al suelo. Se había quedado patidifusa al oír aquello.
FAUSTI:¿¡Qué!?
MUJER: ¿Ocurre algo?
FAUSTI: Nada... es que me he quedado un poco sorprendida.
MUJER: Pues imagínese yo...
ENFERMO: Hija... te... quiero.
El hombre dejó apoyar la cabeza contra el hombro. Había muerto.
Fausti no podía dar crédito a lo que acababa de descubrir. Ese hombre era el padre de Dorada y Macu, pero ¿cómo podía ser? El padre de ellas murió hace muchísimos años... según había contado Dorada. Y además, las maltrataba.
Fausti salió de allí y se reunió con las otras dos. Decidió no contar nada, pues la iban a tomar por loca, además, este no era el momento más indicado, porque el doctor salió a la sala de recepción. Se acercó a ellas.
DOCTOR: ¿Familiares o amigos de Soledad?
Las tres se levantaron de golpe y fueron junto al doctor.
DORADA: Somos nosotras.
FAUSTI: ¿Ya ha acabado la operación? ¿Qué tal?
DORADA: ¿Qué tal ha salido todo, doctor?
DOCTOR: Soledad ha fallecido.
El mundo se cayó encima de Macu, Fausti y Dorada. Su amiga Soledad, no había podido superar la operación y había muerto. ¡Qué desgracia más grande! Pero entonces, una luz iluminó la esperanza, y una enfermera salió con un papel junto hasta el doctor.
ENFERMERA: ¡Nooooo! La que ha fallecido ha sido Amancia Ortega. Soledad es la del tumor.
DORADA:
¿En qué quedamos?
MACU: ¿Pata recogida o estirada? ¿Nos ponemos de acuerdo?
DOCTOR:
Perdonad... me he debido de liar. Entonces, ¿ustedes son familiares o amigos de la chica de silla de ruedas?
MACU: ¡Sí!
DORADA: Si.
DOCTOR: Pues ha salido todo bien. Solo que tendrá que quedarse unos días en el hospital. Ya le hemos preparado una silla de ruedas y todo.
MACU: ¡Dios! ¡Qué bien!
El doctor se marchó.
FAUSTI: Vaya susto que nos ha metido por todo el morro...
DORADA: Pues sí. Deberían cuidar más estas cosas. Porque se pueden buscar infartos a lo tonto.
MACU: Por lo menos, el cáncer no se la ha llevado a ella.
FAUSTI: Ya.. pero se ha llevado a sus piernas
DORADA: ¡Bueno! Ya que estamos aquí... ¿vamos a la cafetería a tomar algo?
CHICAS: ¡Sí!
Las tres se marcharon a la cafetería del hospital.
Mientras tanto, en el calabozo, Loli estaba llorando sin parar. ¿Qué iba a hacer ahora?

GUARDIA: ¿Va a llamar o no?
LOLI: ¡Ay! Déjame pensar.
GUARDIA: ¿Pero qué es lo que hay que pensar?
LOLI: ¡Pues el número!
GUARDIA: Ah, ¿qué no se sabe los números?
LOLI: Pues no... ahora mismo no me acuerdo del teléfono de nadie. ¿Puede buscarme en su ordenador el teléfono del Convento San Felipe?
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El guardia resopló.
GUARDIA: ¡Anda que no me estás dando lata tú hoy! ¿Eh? A ver...
El hombre buscó el teléfono del San Felipe y se lo pasó a Loli. Ésta marcó.
GABULA: ¿Zi?
LOLI: ¡Gabula! ¡Soy Loli!
GABULA: ¿Qué quiereh?
LOLI: ¡Estoy encerrada en unos calabozos! ¡Tenéis que ayudarme!
GABULA: Ohhhhh, zi. Yo también he visto el pozo.
LOLI: ¿Qué pozo?
GABULA: Ay niña, poh el pozo. Que zi, bonita. Mañana te lo enzeño. Adioh.
Gabula colgó. El guardia le arrebató el teléfono de las manos por entre las rejas.
GUARDIA: Solo era una llamada.
LOLI:
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Gabula colgó el teléfono de la entrada y fue a la habitación donde estaba esperándola Cloti.
CLOTI: Hola.
GABULA: ¿Ya te penzahte ezo?
CLOTI: Si.
GABULA: ¿Y?
CLOTI: Pues que sí. Venga.
Gabula se puso a aplaudir histérica.
GABULA: ¡Bieeeeeen! ¡Por fin!
CLOTI: Mañana iremos al centro de reproducción, jaja.
GABULA: ¡Qué bien! Ademah, yo quería zé madre zoltera... pero ya que ehtoy contigo, poh mira, algo que vamoh a tené en común.
GABULA: Una coza, ¿quién va a zé la preñá?
CLOTI: Mmmm... ya veremos.
GABULA: ¡Poh zi! Jajajajaj...
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Fausti llegó a la habitación donde estaba el enfermo.
FAUSTI: Que acompañe solo un familiar, por favor...
MADRE: Yo me quedo, salir.
FAUSTI: Ah, ¿cuántos años tiene tu padre?
MADRE: Setenta y séis.
Fausti se dirigió al enfermo.
FAUSTI: ¿Cómo estás, querido?
ENFERMO: Mal...
FAUSTI: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, quede extinguido en ti todo poder del diablo por la imposición de nuestras manos y por la invocación de todos los Santos Ángeles, arcángeles, patriarcas, Profetas, Apóstoles, Mártires, Confesores, Vírgenes y de todos los Santos juntos.
Después, Fausti mojó el dedo pulgar de la mano derecha en el Óleo de enfermos, formando una cruz, al enfermo, en los ojos (cerrados), orejas, narices, boca (cerrada), manos y pies, pronunciando en cada unción las palabras de la forma con el solo cambio del nombre de la parte ungida.
FAUSTI: Por esta santa Unción y su benignísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado con la vista... con el oído… con el olfato… con el gusto y la palabra... con el tacto… y con el andar.
La hermana le volvió a formar una cruz en la frente. La hija del enfermo echó a llorar.
FAUSTI: ¿Tienes algo que decir antes de que llegue tu hora, discípulo de Dios?
ENFERMO: Si...
El hombre miró a su hija. La agarró de la mano.
ENFERMO: Tienes... que... tienes que... que encontrar... encontrar... a tus hermanas...
MUJER: ¿Hermanas? Papá, yo no tengo ninguna hermana. Estás empezando a delirar.
ENFERMO: ¡Que no! Tuve dos... dos hijas antes que a ti.
MUJER: ¿Qué?
ENFERMO: Diles... diles...que lo siento mucho.
MUJER: ¿Quiénes son? ¿Dónde las puedo encontrar?
ENFERMO: Sus nombres son Dorada y Inmaculada.
Fausti dejó caer la cruz que tenía en sus manos al suelo. Se había quedado patidifusa al oír aquello.
FAUSTI:¿¡Qué!?
MUJER: ¿Ocurre algo?
FAUSTI: Nada... es que me he quedado un poco sorprendida.
MUJER: Pues imagínese yo...
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ENFERMO: Hija... te... quiero.
El hombre dejó apoyar la cabeza contra el hombro. Había muerto.
Fausti no podía dar crédito a lo que acababa de descubrir. Ese hombre era el padre de Dorada y Macu, pero ¿cómo podía ser? El padre de ellas murió hace muchísimos años... según había contado Dorada. Y además, las maltrataba.
Fausti salió de allí y se reunió con las otras dos. Decidió no contar nada, pues la iban a tomar por loca, además, este no era el momento más indicado, porque el doctor salió a la sala de recepción. Se acercó a ellas.
DOCTOR: ¿Familiares o amigos de Soledad?
Las tres se levantaron de golpe y fueron junto al doctor.
DORADA: Somos nosotras.
FAUSTI: ¿Ya ha acabado la operación? ¿Qué tal?
DORADA: ¿Qué tal ha salido todo, doctor?
DOCTOR: Soledad ha fallecido.
El mundo se cayó encima de Macu, Fausti y Dorada. Su amiga Soledad, no había podido superar la operación y había muerto. ¡Qué desgracia más grande! Pero entonces, una luz iluminó la esperanza, y una enfermera salió con un papel junto hasta el doctor.
ENFERMERA: ¡Nooooo! La que ha fallecido ha sido Amancia Ortega. Soledad es la del tumor.
DORADA:
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MACU: ¿Pata recogida o estirada? ¿Nos ponemos de acuerdo?
DOCTOR:
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MACU: ¡Sí!
DORADA: Si.
DOCTOR: Pues ha salido todo bien. Solo que tendrá que quedarse unos días en el hospital. Ya le hemos preparado una silla de ruedas y todo.
MACU: ¡Dios! ¡Qué bien!
El doctor se marchó.
FAUSTI: Vaya susto que nos ha metido por todo el morro...
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DORADA: Pues sí. Deberían cuidar más estas cosas. Porque se pueden buscar infartos a lo tonto.
MACU: Por lo menos, el cáncer no se la ha llevado a ella.
FAUSTI: Ya.. pero se ha llevado a sus piernas
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DORADA: ¡Bueno! Ya que estamos aquí... ¿vamos a la cafetería a tomar algo?
CHICAS: ¡Sí!
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Las tres se marcharon a la cafetería del hospital.
Mientras tanto, en el calabozo, Loli estaba llorando sin parar. ¿Qué iba a hacer ahora?
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