viernes, 5 de abril de 2013

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Las hermanas estaban esperando en su habitación a que llegara Soledad. Estaban muy preocupadas por ella. Hacía más de tres horas que nadie la había visto por ninguna parte del San Felipe.

FAUSTI: ¿Y si le ha pasado algo?
MACU: ¿Y a esta qué le va a pasar? Si no tiene ni donde caerse muerta 
DORADA: No te pases, Macu.

Entonces, una de las limpiadoras del convento irrumpió en la habitación.

LIMPIADORA: ¿Hola? ¿Es esta la habitación de la hermana Soledad, no?
MACU: ¡Sí, sí! ¿Por qué? ¿¡Qué pasa!?
LIMPIADORA: Han dejado esta carta para ella.

Fausti coge la carta.


FAUSTI: ¿Por qué está abierta? ¿La has leído? 
LIMPIADORA: (Se sonroja) Yo... bueno... ¡no la he leído!
MACU: Sí si, y por eso está abierta. Anda, ¡vete a recoger flores, guapa!
LIMPIADORA: ¡Oye que no! Que yo me la encontré en el suelo abierta, junto al buzón.

Fausti comenzó a leerla. En voz alta.

FAUSTI: (Lee) Estimada Soledad, nos complace en comunicarle que ha sido aceptada su solicitud de entrar a quirófano a llevar a cabo su operación del cáncer de fémur. Le comunicamos que el día de dicha operación es este mismo jueves...
MACU ¡La operación! Es la operación que ella estaba esperando.
CLOTI: ¡Es verdad! ¡Qué alegría se va a llevar cuando la vea!
FAUSTI: Eso si la encontramos... ¿Usted la ha visto hoy?
LIMPIADORA: ¿Yo? Huy... yo ya no se ni lo que veo, hija.
FAUSTI: Bueno. No pasa nada.
LIMPIADORA: Me voy. Con Dios, hermanas.



Las chicas estaban en plena misa de las 9. Hacía bastante calor.

MACU: Uff... como se nota que va llegando ya la primavera.
FAUSTI: ¡Y que lo digas!

Arriba, en el altar estaba un sacerdote y Sor Pilar.

SOR PILAR: Bueno, y ahora la hermana Soledad va a leernos unas palabras antes de que se puedan ir todas a sus asuntos.

La hermana Soledad no aparecía.

SACERDOTE: Oye... que no está.
SOR PILAR: Ya me he dado cuenta, gracias 
SACERDOTE: ¿Alguien sabe dónde está la hermana Soledad?

Fausti se puso en pie y habló.

FAUSTI: ¡Llevamos desde esta mañana sin verla! No se ha pasado por la habitación en toda la tarde. 
SOR PILAR: Pues no sé que cosas son más importantes que leer la palabra del Señor... ¡En fin! Quería aprovechar esta ocasión para comunicarles, que esta noche tendrá lugar la Fiesta de la Primavera en el San Felipe.
MACU: ¿La fiesta de la primavera? ¿Pero cuántas fiestas hay en este convento?
DORADA: No lo sé... muchas.
SOR PILAR: Vendrán las madres superioras de distintos conventos a tomarse un café y dar una vueltita por el convento.
DORADA: Ah, pues muy bien. 
SOR PILAR: Solo queríamos avisaros. Podéis ir en paz. 



Mientras tanto, Cloti y Gabula estaban en la cocina. Acababan de comenzar una bonita relación lésbica que a saber cuánto les duraría.

CLOTI: ¡Oh! Que bizcochos mas buenos haces.
GABULA: ¡Loh bizcochoh loh hago pa’comerte el choho!
CLOTI: Huy, no digas eso.. jeje, que me sonrojas 
GABULA: ¿Qué te parece zi vamoh hoy al centro a cená?
CLOTI: ¡Ohhhhhh! ¡Bueno... vale! Pero pagas tú, que yo no tengo un duro.
GABULA: ¿Por qué?
CLOTI: Porque no se si recuerdas que no me dejaste entrar de ayudante de cocina... 
GABULA: ¡Qué tontería dize, mujéh! Claro que puedeh. Te ehpero ezta noche a lah 10 en la puerta del convento. No te me falteh que te arranco loh peloh del chichi a bocaoh. 
CLOTI

Macu, Fausti y Dorada seguían con la mosca detrás de la oreja sobre lo que le podría haber pasado a Soledad.

DORADA: La limpiadora dijo que se encontró el sobre en el suelo abierto. ¿Y si lo abrió ella?
MACU: ¿Y si lo abrió ella como tú dices, dónde está ahora?
DORADA: Eso es lo que me estoy preguntando...
FAUSTI: ¿Por qué no vamos a ver donde está el buzón? A lo mejor encontramos algo.
MACU: Venga, vamos.



Las tres fueron hasta la puerta del San Felipe y se encontraron con el buzón abierto, tal y como lo había dejado la limpiadora.

DORADA: ¡Aquí no hay nada!
MACU: Pues no... igual está en alguna parte del convento. Como es tan graaaaande.
FAUSTI: Sí... y nosotras solo hemos visto una cuarta parte de él 
MACU: O menos...

Mientras éstas dos conversaban, Dorada se había alejado de ellas y estaba mirando un hundimiento que había en el barro en dirección al bosque de frente del convento. Parecía como si hubieran arrastrado algo o alguien hacia allí.

DORADA ¡Chicas! Mirad esto.

Fausti y Macu se acercaron allí.

FAUSTI: Madre del amor hermoso...
MACU: ¿Quieres decir que es ella a la que le han hecho eso?
DORADA: Sí. Y creo que sé quién ha podido ser.
FAUSTI: No hace falta que lo digas. Los hijos de Satanás.
DORADA: Efectivamente...
MACU: ¿Voy a por unos palos?
FAUSTI: ¿Unos palos? ¿Para qué?
MACU: Para entrar a buscarla. Y enfrentarnos a ellos. 
DORADA: Está bien. Vamos a salvar a Soledad, nosotras solas.



En uno de los salones del San Felipe, Sor Pilar estaba tomando una tila. Estaba muy alterada ante la visita de las madres superioras de los otros conventos del país. Loli llegó junto a ella.

LOLI: ¿Está bien, señora?
SOR PILAR: Si hija, gracias.
LOLI: ¿Necesita algo?
SOR PILAR: No hija, puedes irte.
LOLI: ¿Seguro?
SOR PILAR: ¿Te puedes ir de una maldita vez?
LOLI: ¡!

Loli se giró para marcharse, pero Sor Pilar la agarró de la falda.

SOR PILAR: Lo siento. Es que este día me pone muy nerviosa.
LOLI: ¿Por qué?
SOR PILAR: Por lo que pasó el año pasado en la fiesta de Primavera.
LOLI: ¿Me va a dejar así de intrigada?  ¡Yo no estuve ese día!
SOR PILAR: El año pasado...



El año pasado, el Convento San Felipe estaba lleno de hermanas y devotos. Era el día de la Fiesta de la Primavera. Sor Pilar llegó por fin al comedor, que estaba lleno de gente. Gabula traía las copas con el vino para repartir a todas las hermanas. Sor Pilar se sentó junto a Sor Hortensia.

SOR PILAR: Buenas noches.
SOR HORTENSIA: ¡Buenas noches, Pilar! ¿A qué se ha debido tanto retraso?
SOR PILAR: ¿Tanto retraso? Solo me he retrasado cinco minutos. Estaba vistiéndome.

Sor Lucía, que estaba sentada en frente rió.

SOR LUCÍA: ¿Vistiéndose? ¿Usted conoce aquel dicho de la mona?
SOR PILAR. ¿Perdón?  No sé de qué dicho de mona me hablas.
SOR FILIPA: ¡Síííí! El de que si la mona se viste de seda, mona se queda.
SOR CLAUDIA: ¡Jajajajajajaja!
SOR HORTENSIA: ¡Uyyy! ¡Que gracioso...! ¡Y qué verdad!
SOR FILIPA: Y que lo digas.
SOR LUCÍA: Bueno, vamos a probar este vino.
SOR PILAR: Haré como que no he oído nada y vamos a disfrutar del excelente manjar que guardo en las bodegas del San Felipe.

Las madres superioras probaron el vino. Pusieron cara de asco la mayoría.

SOR HORTENSIA: Huy, esto... esto... sabe a... ¿lechuga?
SOR FILIPA: ¡Dios! ¡Es horroroso!
SOR PILAR: ¿Por qué es horroroso?
SOR LUCÍA: ¡Puajjj! Creo que voy a vomitar.
SOR HORTENSIA: Menuda caca de vino que tienes, hija mía, con perdón de Dios por la palabra.
SOR PILAR: ¡Si está exquisito!
SOR FILIPA: Si si, exquisito. Tú vives en los mundos de yupi, como dice una amiga mía ¡jajajaja!

Sor Pilar, se levantó de la mesa, estaba muy acalorada. Las demás hermanas estaban dejándola cada vez peor.

SOR FILIPA: ¡Andaaaa! ¡Por Dios! Vaya zapatos más feos.

Todas las demás rieron.

SOR LUCÍA: Pilar, hija mía, que estamos en el Siglo Veintiuno 
SOR HORTENSIA: Ella se quedó apalancada en el dieciséis.
SOR FILIPA: ¡JAJAJAJAJA!

La situación era demasiado bochornosa para Sor Pilar. Se retiró del comedor. Gabula fue tras ella.

GABULA: ¿Qué paza, señora?
SOR PILAR: Me voy a mi habitación. No voy a consentir que se me humille de esta forma. Mándalas todas a tomar el fresco de mi convento y diles que me duele la cabeza y me he retirado a la cama.
GABULA Vale...


LOLI: ¿Y qué piensa hacer este año? ¿Sentarse con esas señoras como si nada?
SOR PILAR: Claro que no. Tengo una cosa planeada contra ellas desde hace tiempo.
LOLI: Señora, cuidado con lo que vaya a hacer. Que el Señor lo perdona casi todo.
SOR PILAR: A mi nadie me humilla de esa forma. Este año tomaré mi venganza.



Macu, Fausti y Dorada iban caminando por el bosque con unos palos enormes.

FAUSTI: Pues que fuerte me parece... esta mujer guarda más secretos...
DORADA: Ya ves. Aunque estos niños han tenido que salir de algún lado.
FAUSTI: ¡No hay más explicaciones! Los ha enviado él.
DORADA: ¿Satanás?
MACU: A ver... no hablemos de esto, por favor.
FAUSTI: ¡Mirad!
MACU: El rastro llega hasta el arroyo.
DORADA: Pues habrá que cruzarlo.

De repente, se oyó un ruido tras ellas.

FAUSTI: ¡Ahhh!
DORADA: ¿Quién está ahí?
MACU: ¿Soledad?

El ruido se volvió a oír por el lado contrario.

DORADA: ¡Ah!
MACU: ¡Nos están rodeando!
FAUSTI: ¡Quién quiera que seas! ¡Sal y da la cara!
DORADA: ¡Cobarde, sal!

Entonces, una serpiente salió de un arbusto.

DORADA: ¡Una serpiente!
MACU: ¡Es el Diablo!
FAUSTI: Vámonos de aquí.
DORADA: ¡Rápido! Cruzad el arroyo.

Mientras Fausti cruzaba el arroyo, Macu estaba entreteniendo a la serpiente.

MACU: Rápido...

Fausti terminó de cruzar.

DORADA: ¡Voy yo! 
MACU: ¡Date prisa, por favor!

La serpiente esquivó el golpe al aire que le dio Macu con el palo y avanzó drápidamente hasta enroscarse en una de las piernas de la mujer.

MACU: ¡Ahhhhhh! ¡AYUDA!

Dorada se giró y alertó que la serpiente se había enroscado en una pierna de Macu.

MACU: ¡¡Ayuda!

La mujer saltó hacia atrás y con una piedra golpeó a la serpiente en la cabeza. Esta cayó desmayada.

DORADA: Rápido, cruza tú primero.


Macu cruzó el río rápidamente y después la siguió Dorada.

FAUSTI: Menos mal. Si qué habéis tardado.
MACU: Claro, haberte quedado tú a entretener a la serpiente 
DORADA: Bueno, sigamos caminando.



Las chicas caminaron unos minutos más hasta que divisaron una pequeña cabaña frente a ellas. Ahí se acababa el rastro.

MACU: Anda, mira por dónde vamos a saber de dónde salen los niños.
DORADA: Está ahí dentro.
FAUSTI: Pues tendremos que entrar.
DORADA: Podremos morir en el intento.
MACU: ¡Pueden estar matando a Sole!
FAUSTI: Hay que echarle valor. Como hizo Jesús cuando lo plantaron en la cruz.
DORADA: Sí.

Entonces, una sombra de alguien se vio pasar por una de las ventanas.

MACU: ¡Dios mío!

Gabula y Cloti salieron en coche al centro de la ciudad.

CLOTI: ¿Dónde vamos a cenar?
GABULA: Ehpérate que lleguemoh... te va a encantá.
CLOTI: Eso espero.
GABULA: ¡A la izquierda!
CLOTI: Vale.
GABULA: ¡Ahora a la derecha!
CLOTI: Bien.
GABULA: Zigue recto.



Cloti siguió las indicaciones de su acompañante hasta llegar donde ella quería. Un restaurante bastante lujoso llamado “Come y Calla”. 

CLOTI: Mmmm... ¡qué buen nombre! ¡Come y Calla!
GABULA: Ze come de maravilla.
CLOTI: Pues vamos dentro.

Las dos se bajaron del coche y entraron en el restaurante. Se sentaron en una mesa.

GABULA: ¡Ziquilla! ¡Trae la carta!
CAMAREARA: Tome, señora.
GABULA: Graciah, chocho.
CAMARERA

Las dos miraron la carta.

CLOTI: Todo esto es muy caro, Gabula.
GABULA: Que zi. Que yo pago...
CLOTI: Quiero una ensalada de mejillones, solomillo a la plancha, vino tinto, estos espaguetis a la boloñesa y una ración de patatas fritas.
GABULA: ¡Pueh yo igual que tú! ¡Ziquilla!

La camarera vino otra vez.

CAMARERA: No me llame así, por favor. Tengo nombre.
GABULA: Que zi, lo que tu digah. Ponnoh una ensalada de mejilloneh, zolomillo a la plancha, vino tinto espagueti a la boloñesa y doh racione de patata fritah. ¿Vale?
CAMARERA: De acuerdo.
CLOTI: ¡Ah, y una Coca Cola también para mí!
CAMARERA: ¡Apuntado! En diez minutos le traen todo.



Sor Pilar entró a la cocina sin ser vista por nadie. Se acercó hacia donde estaban las botellas de Vino. Cogió un frasco y lo vertió dentro.

SOR PILAR: Perdóname, Señor.

La mujer se marchó de allí. Fuera la estaba esperando Loli.

LOLI: Ya están todas sentadas.
SOR PILAR: Bueno, que sea lo que Dios quiera. Voy allá con aquellas pájaras.
LOLI: ¡Que le vaya bien, mujer!
SOR PILAR: Cuando te diga, traes el vino.
LOLI: ¡Okey!

Sor Pilar entró en el comedor. Se hizo un silencio sepulcral. Avanzó hasta su asiento, junto a Sor Hortensia.

SOR PILAR: Buenas noches.
SOR HORTENSIA: Hola, Pilar. ¿Qué tal?
SOR PILAR: Dentro de lo que cabe, bien.
SOR LUCÍA: Leímos en la prensa lo que ocurrió en tu convento en la fiesta de Navidad. Que os atacaron a todos. Lo siento.
SOR HORTENSIA: Que pena que fallaran... 
SOR PILAR: Sí, fue una desgracia que no nos mataran. Y para vosotras, que os perdisteis mi entierro.
SOR FILIPA: No te preocupes, querida. Tú has de ir al cielo antes que nosotras.
SOR LUCÍA: Bueno... “al cielo” como que no, jaja.
SOR PILAR: Igual la que va a vuestro entierro soy yo.



La mujer le hizo señas a Loli para que trajera el vino. Ésta lo hizo.

LOLI: Aquí tienen. Que lo disfruten.
SOR FILIPA: Que sirvienta más fea tienes, hija.
SOR PILAR: Es muy buena chica.
SOR HORTENSIA: Espero que este año el vino esté más rico... porque el año pasado...
SOR PILAR: Probadlo, no os decepcionará.

Sor Filipa olió el vino antes de probarlo y después lo tentó.

SOR FILIPA: Mmmm parece estar bueno.

Todas bebieron de él. Sor Pilar sonrió, pues le había echado veneno al vino. Se excusó para no beber.

SOR PILAR: Yo... si me permitís, solo voy a brindar por vosotras y por nuestra amistad.
SOR LUCÍA: ¡Sí! Y porque por una vez has hecho algo bien, hija.
SOR PILAR: Jajaja, no lo sabes tú bien.
SOR HORTENSIA: ¿El qué?
SOR PILAR: Disfrutad cada segundo. Voy un momento al baño.

Sor Pilar salió del comedor y se encontró por el camino al baño con Loli.

SOR PILAR: Están a punto de caer todas como moscas.
LOLI: Yo... es que... no creo que eso pase, señora.
SOR PILAR: ¿Ah, no? Pues te informo de que envenené el vino.
LOLI: Sí, lo sé. La seguí hasta la cocina y lo vi sin que se enterara. Por eso he traído otra botella y he tirado la que tenía preparada.
SOR PILAR: ¿Qué has hecho qué? 
LOLI: Señora... no se enfade, por favor. Es lo mejor para todos. Si estas mujeres llegan a morir envenenadas a usted se le cae el pelo, y lo sabe. Y nosotras nos iríamos todas a otro convento, como ha pasado con las hermanas del Santa Teresita.

Sor Pilar le dio un bofetón a su ayudanta.

SOR PILAR: Estás despedida.
LOLI: ¿Qué?
SOR PILAR: Ya lo has oído. Recoge tus cosas y márchate de aquí.
LOLI



Dorada, Macu y Fausti llegaron a la puerta de la cabaña.

DORADA: Yo voy la primera. Seguirme vosotras.
FAUSTI: Vale.

Dorada le pegó una patada a la puerta y esta se abrió. Entró con el palo en la mano.

DORADA: ¿Soledad? ¿Estás ahí?

Desde el fondo...

SOLEDAD: ¿Dorada? ¡Ayuda!
DORADA: ¡Oh! ¿Lo habéis oído?
MACU: ¡¡¡Sííí!!! Está viva.
DORADA: Esperadme, yo entro.

Dorada entró en la cabaña y cuando llegó hasta donde estaba Soledad, tendida en el suelo se detuvo.

SOLEDAD: No avances más.
DORADA: ¿Por qué? ¿Qué pasa?
SOLEDAD: Está detrás tuya.

A Dorada le invadió un escalofrío por todo el cuerpo.

DORADA: Soledad, ¿qué hay detrás mía?

Dorada se giró y un Hijo de Satanás se abalanzó para echársele encima, pero entonces, Macu apareció por la puerta de detrás y le dio con el palo en toda la cabeza de una manera tan brutal que lo tiró derribado hacia la izquierda, contra la pared.

SOLEDAD: ¡Gracias a Dios! ¡Levantarme!
DORADA: ¡Ayuda, chicas!

Entre las tres agarraron a Soledad y salieron de la cabaña.

FAUSTI: ¿Estás bien?
SOLEDAD: Si. Solo son unos rasguños.
DORADA: Has recibido la carta médica, te van a operar del cáncer.
SOLEDAD: ¡Ya lo sé! La estaba leyendo justo cuando me atacaron. Gracias a Dios que por fin me van a curar esto.
MACU: ¡Así podré luego llamarte pata-palo! Jaja.
DORADA Con esas cosas no se juega, Macu.
MACU: ¡Uy! Perdón...



En el restaurante “Come y Calla”, Gabula y Cloti ya habían terminado de cenar.

CLOTI: Bueno, pues yo ya estoy llena.
GABULA: ¡Y yo! Ehto estaba ezqquizito.
CLOTI: Pues sí.
GABULA: Vámonos.
CLOTI: ¿A dónde?
GABULA: ¿Poh a donde va a zé? Al convento.
CLOTI: ¿Tendrás que pagar primero, no? Vamos, digo yo...
GABULA: Eh que no traigo un l’euro.
CLOTI: ¡! ¿¡Qué!? 
GABULA: Hacemo un zin-pa y punto.
CLOTI: Es que sabía que iba a pasar esto...

Cloti sacó su monedero y llamó a la camarera.

CLOTI: Tome, cincuenta y séis euros. Y te quedas con lo que sobre para ti, hija, ¡que falta te hace!
GABULA: ¡Ehtá muy dehcuidá!
CAMARERA: Oigan...
GABULA: ¡Cochina!
CLOTI: ¡Gabula! ¡Vámonos!
CAMARERA: ¡Fuera de aquí, las dos!
CLOTI: Anda que vaya inicio de relación, jajaja. ¡Un simpa querías hacer! ¡Qué graciosa es mi Gabula!


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