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lunes, 19 de julio de 2010
Hijas del señor cap. 17
14:40 |
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Al día siguiente de que Dorada se marchara del Santa Teresita parecía que ya la gente la empezaba a echar en falta.
Rebe: ¡Bueno! Yo voy a comer algo rápido y me voy a trabajar...
Fausti: Hija... ¿quieres que vaya a ayudarte con el bar?
Rebe: Ah no... quita, quita, ya me apaño yo solita. ¡Adiós!
Rebe fue al comedor y Fausti prosiguió con su paseo matutino por el patio. Por el camino se cruzó con Petra, que andaba nerviosa adelante y atrás.
Fausti: Pero alma de Dios, ¿qué haces?
Petra: ¡No lo sé! Acabo de venir de la misa de las ocho y ya estoy aburrida...
Fausti: Pues eso tienes que controlarlo ¿sabes?
De repente, Macu llego corriendo hasta donde estaban las chicas.
Macu: ¡Ey! ¡Oyeeeeeeeeeee!
Fausti: ¿Qué pasa Macu? ¿A qué viene tanto escándalo?
Macu: Tenéis que venir conmigo, he encontrado una cosa muy fuerte.
Fausti y Petra se miraron entre sí, después siguieron a Macu, a ver qué era eso tan importante que había descubierto.
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Rebe estaba atendiendo a su clientela en el bar, cuando unos señores muy encorbatados entraron en el.
Rebe: ¿Quieren que les sirva algo?
Señor 1: Sí por favor, un té.
Señor 2: Yo nada, gracias.
Rebe: De acuerdo.
Rebeca fue hasta la cocina, pero se quedó con la oreja pegada a la puerta, pues esos dos hombres le habían dado mucha curiosidad.
Señor 1: El guión es fácil... se saca mucho dinero y igual si sabes ser un buen actor te vas de gira por otros teatros.
Señor 2: El problema ahora es encontrar a una chica morena, alta, guapa, atractiva y con ganas de comerse el mundo.
Rebeca sonrió. Esa descripción era exactamente la suya. Salió de la cocina con las bebidas.
Rebe: Tomen... (darse la vuelta)
Señor 1: Nunca encontraremos a nadie... la representación es mañana y nos la vamos a pegar.
Rebe: Disculpad, no he podido evitar oír vuestra conversación. Estaría interesada en ese papel de teatro.
Señor 1: ¿Qué?
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La hermana Inmaculada llevo a las otras dos hasta el pasillo de al lado de la escalera. Allí, había un mueble apartado de la pared.
Fausti: ¿Pero qué has armado aquí, hija mía?
Macu: ¡Mira esto! (señala en la pared, de detrás donde estaba el mueble)
En la pared había unos dibujos de esvásticas nazis.
Fausti: ¡Son esvásticas!
Macu: Claroooo.... yo me llevé un buen susto. ¿Qué hacían estas pintadas en la pared?
Petra: Estas pintadas llevan muchísimos años ahí. Pero como nunca se había apartado el mueble nadie las había visto...
Fausti: ¿Y tú como sabes eso?
Petra: Porque yo nací en la época de la segunda guerra mundial, de la revolución nacionalista.
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Voz Petra Off: Resulta que allá por el año 1942, en plena 2ª guerra mundial, ya eran pocos sitios de nuestro país los propios para refugiarse de las batallas, de las muertes... uno de ellos era el Santa Teresita, en esa época, ya estaba en manos de Olivia Martínez, (la hija de Francisquita). Olivia era una persona que le gustaba cuidar de los demás, refugiaba a la gente. Yo llegué aquí de ese modo, ya cuando Chiva abandonó mi casa... la dimos por muerta, al haber tanta guerra.
La madre de Petra llamó a la puerta. Iba con su hija de la mano.
Madre: ¡Hola! Por favor, déjenos pasar.
Olivia: Lo siento... esto está a rebosar, ya no cabe nadie más aquí...
Madre: Mire mi niña... por favor, tiene cinco años... es muy pequeña, si me quedo fuera nos van a matar a las dos...
Olivia: Venga, anda pasar.
Al fondo del todo se oían cañones de guerra...
Fausti: ¡Oh! Ignoraba esto...
Petra: Para que veas, este convento tiene su historia.
Fausti: Sí, la verdad es que es muy interesante todo...
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Los señores del teatro estaban en la puerta de este junto con Rebe, allí le estaban mostrando el guión a aprender.
Señor 1: Toma, aquí está el guión... no tienes muchas frases, pero si le gustas al público, puede que te compremos y te llevemos de gira.
Rebe: ¡Ohhhh! Entonces, mañana tengo que estar aquí, en el teatro ¿no?
Señor 2: En efecto.
Rebe: Bueno... pues me voy, tengo que hacer las maletas.
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En el Santa Teresita...
Santiago: ¡Mateo!
Mateo: Dime.
Santiago: Te quería preguntar una cosa sobre la que tengo mucha curiosidad...
Mateo: Tú dirás.
Santiago: Es que este convento tiene muchas deudas, y vamos, al dejártelo a ti Dorada, que sepas que tienes mucho que pagar.
Mateo: ¡NO! No me preguntes como, pero antes de irse, Dorada pagó todas las deudas.
Santiago: ¡¿Cómo?! ¡Si estaba en ruinas!
Mateo: No tengo ni idea...
Santiago: Si hasta decía que iba a montar el orfanato, no sé a que viene ese cambio de opinión tan repentino...
Mateo: Yo tampoco lo sé. Ni siquiera se a dónde se ha ido.
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Era de noche. En la habitación de las chicas, Rebe les estaba contando a las demás, lo redonda que le había salido su jugada del teatro.
Rebe: ¡Y si triunfo me voy a vivir la vida!
Fausti: Pero... ¿y el bar?
Rebe: ¡Al bar que le den por el saco! Yo voy a ser famooooooosa.
Macu: Pero vamos a ver, Rebe, o monjita o actriz. Las dos cosas no ¿eh? ¡Que no casan!
Rebe: Ya lo sé. Por eso dejo el mundo de la sacristía. Me dedicaré a la actuación ¿no es eso bonito?
Fausti: Pues no... ¿qué será de nosotras? ¿nos piensas dejar tiradas?
Rebe: Eh... sí.
Macu: ¡Ja ja ja! Ojalá te hundas en tu carrera, chata.
Macu y Fausti, de la mano salieron muy enfadadas de la habitación. Fueron al comedor, a cenar. Se sentaron en una mesa.
Fausti: Macu, ¿y la comida, no la coges?
Macu ¡Huy! Ando que no sé ni dónde ando.
Fausti: Anda, espérate que te la traigo.
Fausti se acercó hasta el mostrador. Allí había una mujer gorda y pelirroja, al parecer era nueva. Estaba en sustitución a la fallecida hermana Romilda.
Fausti: ¿Y tú... eres nueva?
Cloti: No. Soy muy vieja ya...
Fausti: ¡Si eres nueva en el convento, digo!
Cloti: Si...
La monja se fijó en las sucias manos de la hermana Clotilde.
Fausti: ¡Huy! ¿Y tú no te lavas las manos o qué? ¿Qué has hecho antes con ellas?
Cloti: ¿De verdad lo quieres saber?
Fausti: Sí... mas que nada porque estás tocando mi comida.
Cloti: Me he estado racando el coño.
La hermana se escandalizó.
Fausti: ¡Oh! ¡No toques mi plato con tus sucias manos! ¿Quién te contrató?
Cloti: Mateo....
Fausti se llenó un plato para ella y otro para Macu y los llevó a la mesa.
Macu: ¿Qué pasó? ¿Por qué tardaste tanto?
Fausti: Hay... una nueva hermana... que no veas.... vaya tela... bueno, no es monja, es una mujer que han contratado.
Macu: ¿La cocinera? La conocí esta mañana.
Fausti: ¡Es una grosera!
Petra llegó junto a ellas.
Petra: Chicas. Creo que debéis de ir a la función de Rebeca mañana. Hasta me ha dado entradas en primera fila... si su deseo es ese, somos sus amigas. Debemos apoyarla.
Fausti: Pero...
Petra: Ella no se siente agusto en esta vida. Es joven...
Macu: De acuerdo... iremos. ¡Pero que conste que es para pasarlo bien!
Petra: Si...
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El teatro estaba a rebosar. Hasta las chicas, por mucho que criticaron estaban ahí, en primera fila esperando a que su amiga Rebeca saliera al escenario a actuar.
Fausti: Que se sepa que yo lo hago por nosotras... para divertirnos un rato, no por ella.
Petra: ¡Que sí, pero cállate ya!
Macu: ¡Chist! ¡Que empiezaaaaaa!
La representación comenzó. La historia trataba sobre una familia de pobres a la que la habían llevado a un campo de concentración por ser judíos. Rebe tenía el papel de madre de familia.
Rebe (actuando): ¡Oh! Nos van matar...
Marido (actuando): Cariño, tranquila, os protegeré a tí a los niños...
Niño: (actuando): ¿Mamá, vamos a morir?
Rebe (actuando): ¡Noooo! Daré mi vida por vosotros...
La obra continuó, con final trágico y todo el público estaba en pie. Cuando llegó el turno de Rebeca hacer una reverencia al público la gente comenzó a aplaudirla con muchos ánimos. A la salida, en los camerinos...
Señor 1: Rebeca, has sido todo un éxito en esta obra. Quedas contratada.
Rebe: ¿Ah sí? ¡Dioooooooos! ¡Que bien!
Señor 2: Sí. Nos vamos hoy mismo, nuestra próxima actuación será en New York.
Rebe: ¿Qué? ¡Pero yo no se hablar inglés!
Señor 1: Da igual, tú solo tendrás que memorizarte unas frases... no hace falta que sepas hablar. Ganarás un dineral.
Rebe: Pero... ¿hoy? ¿No es todo un poco precipitado?
Señor 1: Rebeca, el mundo de la interpretación es así. Un día representas una obra aquí y otro día allí. Si no quieres el trabajo, nadie te obliga...
Rebe: ¡Claro que lo quiero!
Señor 2: Bien. Pues no se hable más. Ve a hacer tu maleta, y te esperamos ya en el aeropuerto.
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En el Santa Teresita, estaba ya Rebe con las maletas hechas, a punto de despedirse de todos. Estaban en la biblioteca.
Rebe: Os echaré de menos... ¿vale? ¡A todos! ¡No quiero llorar!
Macu: ¡Ni yo tampoco! (llorando) mauahahaahaahaaha...
Fausti: ¡Ánimo Rebe! Seguiremos en contacto.
Rebe: Gracias por tu apoyo Fausti, de verdad, esto es mi sueño, y lo quiero cumplir...
Santiago: Oye... ¿me dejas el bar...?
Rebe: ¡Hay que ver que aprovechado eres! ¿eh? Vale venga, el bar para tí.
Santiago: ¡Gracias! Eres un sol.
Mateo: Vamos Rebe, que yo te acerco al aeropuerto.
La chica dio una mirada más antes de irse a todos.
Rebe: Adiós, si no os vuelvo a ver más, hasta siempre...
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Dorada y Damián, el hombre que iba con ella a todas partes, al que Petra le dio el golpe estaban entrando en ese mismo momento en una catedral.
Dorada: Mientras tú entretienes al párroco yo cojo el Cristo.
Damián: Por favor, máxima discreción.
Dorada: Todo sea por el bien de El Consejo...
Damián: Si la gente se enterara de las cosas que se traman en El Consejo... se armaría una bien gorda.
Dorada: Pero nadie se tiene por qué enterar ¿no?
Damián: Claro que no. Nosotros tenemos nuestro objetivo: Conseguir dinero de cualquier forma. Ya lo hemos intentado con la venta de niños, ahora si vendemos ese Cristo por el mercado negro, ganaríamos un dineral...
Dorada: Está bien, vamos a robar.
Así hicieron, mientras Damián entretuvo al párroco, Dorada fue con unos alicates y forzó el Cristo que estaba amarrado a la pared. Después lo llevo arrastrando por la catedral, debido al peso y cuando llego hasta la puerta silbó. Esa era la señal para que Damián dejara al párroco y saliera corriendo.
Damián: ¡Vamoooos! ¡Móntate al coche!
Dorada: ¡Voy! ¡Subamos primero el Cristo al maletero!
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Mateo venía en coche de regreso al Santa Teresita, iba tranquilamente por la carretera, era de noche. Nada iba a salir como el quería hoy. De repente, el freno le empezó a fallar y el coche iba a toda pastilla en dirección a una cuneta. Se la iba a pegar...
Mateo: ¡Oh nooooo!
¡PUM! El coche se estampó en la cuneta. Dio varias vueltas quedando totalmente destrozado.
> Con la aparición de Iñaki Font como Mateo.
> Con la aparición de Fran Perea como Damián.
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