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lunes, 26 de julio de 2010
El zoo cap. 26
8:44 |
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Sueño
Su madre estaba de parto... Natalia agarraba con fuerza a su hija.
Ángela: ¡Mamá!
Natalia: ¡No te sueltes de mi brazo, hija! ¡Ahhhhhhhhhhhhhh! ¡YAAAAAAAAA!
Doctor: Ya asoma…
Paul: ¡Dios!
El bebé nació, pero una gran hemorragia de sangre tenía lugar en el vientre de Natalia… no paraba de salir sangre.
Natalia: ¡Ahhhhh! ¡ME DUELE!
Justo en ese momento, Ángela miró hacia su hermano, y sus ojos se abrieron, eran ojos rojos… con las pupilas grandes.
Ángela: ¡Ah!
Paul: ¡¿Qué pasa?!
Ángela: ¡Ha abierto los ojos! ¡Qué miedo!
Doctor: Ya les avisé… nada bueno crecía en tu interior Natalia, nada bueno…
Ángela: ¡Mamá!
Natalia: ¡No te sueltes de mi brazo, hija! ¡Ahhhhhhhhhhhhhh! ¡YAAAAAAAAA!
Doctor: Ya asoma…
Paul: ¡Dios!
El bebé nació, pero una gran hemorragia de sangre tenía lugar en el vientre de Natalia… no paraba de salir sangre.
Natalia: ¡Ahhhhh! ¡ME DUELE!
Justo en ese momento, Ángela miró hacia su hermano, y sus ojos se abrieron, eran ojos rojos… con las pupilas grandes.
Ángela: ¡Ah!
Paul: ¡¿Qué pasa?!
Ángela: ¡Ha abierto los ojos! ¡Qué miedo!
Doctor: Ya les avisé… nada bueno crecía en tu interior Natalia, nada bueno…
Ángela se despertó nuevamente. La niña había vuelto a tener el mismo sueño que la otra vez en el sótano, pero esta vez, parecía como todo mucho más cerca... Estaba tumbada dentro del cajero de un banco. Recordaba lo sucedido, anoche cuando huía de los perros se escondió allí y se dejó dormir.
La niña salió del cajero y hizo parar un taxi.
Taxista: ¿Qué hace una niña tan guapa como tú suelta aquí a las 7 de la mañana?
Ángela: Me he perdido.
Taxista: No te preocupes, súbete al taxi. Yo te llevo a donde tu me digas. Y gratis...
Ángela le hizo caso y se montó en el taxi.
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Era la hora de abrir el zoo, pero Natalia había pasado toda la noche en observación en el hospital. Junto a ella, se había quedado Lola. Paul fue a abrir el zoo. Al llegar allí, Paul se dio cuenta de que Rosa seguía sin aparecer. En el hospital…
Doctor: Natalia, tengo algo muy importante que decirle…
Natalia: Dígame.
Doctor: Algo malo está creciendo en tu interior.
Lola y Natalia se quedaron con la boca abierta.
Natalia: ¿Qué?
Doctor: Sí… sé que parece imposible, pero extraños sucesos he observado yo en ese feto. Jamás había visto nada así, su comportamiento es extraño… y falta aún más de un mes para dar a luz.
Natalia: ¿Puedo abortar?
Doctor: Evidentemente a tanto desarrollo del feto, es imposible… solo hay que esperar a que nazca.
Natalia: Pero vamos a ver, cuando usted dice que algo malo crece dentro de mí… ¿a qué se refiere exactamente?
Doctor: Lo siento… deben irse, ya les he dicho todo lo que sé.
Ambas abandonaron el hospital. Llegaron al zoo y allí se encontraron con Paul.
Natalia: No debí dejar chantajearme... tenemos que hacer algo ¡ya!
Paul: Pues a la policía no podemos ir.
Natalia: ¿Qué remedio nos queda?
Lola salió y a los pocos segundos entró por la puerta del zoo con un chico guapo, alto y moreno.
Lola: Chicos, os presento a Sebas, mi hermano.
Natalia: Un placer.
Sebas: Igualmente.
Lola: Ayer por la tarde, le he contado que necesitamos localizar a una persona. A Rosa, nuestra empleada. El trabaja en una compañía telefónica.
Sebas: En Movistar, trabajo en Movistar.
Lola: Pues eso. Y que la puede localizar. Sebas, ¿te puedes ir un momento? me gustaría hablar con ellos a solas.
Sebas se fue hacia la fuente.
Lola: Mirad. Tenemos todos el móvil de Rosa. Se lo damos a mi hermano y el lo puede localizar. Rosa estará en la nueva sede de Maponto, si sabemos el lugar donde está la nueva sede, entonces sabremos dónde está Ángela.
Natalia: Me parece bien. Es una buena idea.
Paul: Sin duda.
Lola: Voy a hablar con el y se lo diré.
El taxista llevó a Ángela a una calle de las afueras. Hacía mucha niebla. El taxista paró el coche.
Taxista: Ya hemos llegado.
Ángela: No, no es aquí. Aquí no vive mi mamá.
Taxista: Bájate del coche.
La niña le obedeció. El hombre se bajó también y la empujó hasta una de las casas. La casa estaba muy sucia, tenía telarañas por todos lados. El taxista se introdujo la mano por el pantalón y le sacó la lengua a la niña sensualmente...
Taxista: Espérame aquí, voy a por una cosa.
Ángela estaba muy asustada. Miró por la planta baja de la casa y vio en una habitación un ordenador, con un corcho grande frente a el. En el corcho había todo tipo de fotografías de niños y niñas sin ropa.
Ángela: Oh...
El taxista era un pederasta. Eso estaba claro. El hombre bajó corriendo las escaleras. Iba en calzoncillos.
Taxista: Túmbate en la cama.
Ángela: ¡Guarro!
El hombre le dio un bofetón a la niña.
Taxista: Haz lo que te digo.
Ángela se tumbó contra la cama, boca arriba. El taxista le levantó la faldita que llevaba Ángela.
Taxista: Vamos a jugar...
_________________________________________________
En el nuevo edificio de Maponto, Rosa ya había empezado a notar la ausencia de Fabio.
Rosa: ¿Dónde estará Fabio?
Rodrigo: Desde anoche que no lo veo…
Rosa: ¿Y si le ha pasado algo?
Rodrigo: ¿No creo, no?
Rosa: Bueno… ya aparecerá, nosotros vamos a seguir a lo nuestro, tenemos muchas cosas que hacer.
Rodrigo: Ejem... hace mucha niebla hoy ¿no?
Rosa: Sí, un poco más que ayer, perfecta para que nuestros perritos anden por ahí.
Rodrigo: Van a atacar a alguien... y no nos conviene.
Rosa: ¿Qué más da? ¿Quién creería a una persona que dice que tres perros mutados le han atacado y le han mordido? jaja además, si los perros atacaran a alguien, ese alguien no viviría para contarlo.
Rosa se marchó.
Natalia, Paul y Lola salieron del zoo. No venía nadie a él, debido a la gran cantidad de niebla que azotaba en esos momentos la provincia. Se tomaron el gusto de poder cerrar el zoo durante ese día.
Natalia: Vamos.
Los tres iban en coche hacia la sede del Proyecto Maponto.
Lola: Chicos, he pensado que ya que vamos hacia allí, lo mejor sería coger al toro por los cuernos. Hacerles frente. He cogido unas escopetas, vamos a entrar allí a atacar.
Paul: Por mi parte bien, vamos a encontrar a Ángela sí o sí.
Natalia: Callar, por favor, que me desconcentráis. Yo solo quiero encontrar a mi niña...
Lo que Natalia no sabía es que en ese mismo momento estaba pasando por la entrada a la calle en la que estaba su hija encerrada en la casa del taxista, que en ese momento la estaba violando.
Cuando iban por el medio de la carretera, algo se les echó encima contra el cristal delantero del coche. Natalia frenó de golpe. El cinturón les protegió.
Natalia: ¡Dios! ¿Qué ha sido eso?
Paul: ¿¡Estáis bien!?
Lola: Sí.
Natalia: Ha sido como una persona... ¿no?
Lola: Eso me ha parecido a mí.
Natalia intentó arrancar el coche, pero no pudo.
Natalia: Maldita niebla... si no llega a ser por ella no hubiéramos tenido el accidente.
Lola: Yo voy a salir a ver con qué nos hemos chocado.
Natalia: ¡Lola!
Lola: ¿Qué?
Natalia: Ten mucho cuidado.
Lola salió del coche. Fue mirando con cuidado a su alrededor. No veía nada a más de 10 metros, la niebla era tan densa, que hasta le costaba respirar. Al fin, distinguió la figura de una persona en el suelo. Se acercó. Era Fabio, el cadáver de Fabio. La bruja debió tirar el cuerpo a la carretera.
Lola: ¡Natalia! ¡Es Fabio!
Natalia: ¡¿Cómo?!
Paul y su pareja fueron corriendo hacia afuera. En efecto, era Fabio.
Natalia: Está... muerto ¿no?
Lola: Hombre... ¿tú que crees?
Paul: Vamos a tener que irnos andando desde aquí.
Lola: Voy a cojer el GPS.
Natalia: Yo voy a por las armas.
Paul: Pero... ¿¡pensáis en dejar el coche en mitad de la carretera con la niebla que hay!? ¿Y si hay algún otro accidente?
Natalia: Paul, pues si hay algún accidente, no es culpa nuestra. El coche no arranca, no podemos hacer nada.
Natalia sacó las escopetas del maletero. Lola volvió con el GPS.
Lola: Quedan 9 kilómetros para llegar, según este cacharro. La calle es la misma que nos indicaba el localizador en el monitor de Sebas. Ahí estará Rosa y si está Rosa, está tu hija, Natalia.
Natalia: Vamos.
______________________________________________
En la casa del violador, Ángela estaba llorando sobre la cama. El hombre se había dejado dormir mientras la violaba.
Ángela: ¿Hola...?
La niña, con la cara llena de lágrimas de cuando la estaba penetrando, se levantó y se vistió como pudo. Salió de la casa a la calle. No pudo aguantar mucho tiempo de pie. Se desmayó al suelo...
Ángela: A...yu..da...
En la sede de Maponto...
Rosa: Cada vez son menos días los que quedan para que el Proyecto Maponto se ponga en funcionamiento. Ya han vuelto los perros.
Rodrigo: Por fin, me sentía incomodo con ellos fuera… por cierto, la gente empezará a buscarte a ti también ¿no? Has desaparecido de un día a otro…
Rosa: Tranquilo, nadie me encontrará… o eso creo ¿no? Cada vez somos menos en este proyecto, Fabio lo más probable, ya que no da señales de vida es que haya muerto y a Tom lo mataste tu...
Rodrigo: Era la única forma que tenía de librarme de salir de la cárcel. Voy a preparar eso.
Rosa: ¿El qué? Lo de los Yemenus...
Rodrigo fue hacia un espejo que había en la pared, pulsó sobre una forma que había en el cabecero y el cristal se abrió. Entonces se veía una escalera que bajaba a una especie de sótano. El hombre bajó por ella. Allí estaban dos guardias de Maponto. El sótano estaba llena de enormes jaulas con animales exóticos y extraños, eran mutaciones.
Rodrigo: Necesito que me prepareis una jaula con Yemenus, es urgente.
Guardia1: ¿Yemenus? ¿Qué es eso?
Rodrigo: Unas de nuestras mutaciones... mirad, concretamente...
Rodrigo se acercó hasta la jaula de esas mutaciones.
Rodrigo: Estos son.
Guardia2: ¿Para qué los quiere?
Rodrigo: Los quiero para hacer una entrega.
Guardia1: Lo siento, no podemos dárselo.
Rodrigo: ¿Por qué no? Soy vuestro superior.
Guardia2: Y Rosa es superior a usted. Ella ha dicho que de aquí no sale ningún animal.
Rodrigo: Rosa está al tanto de este asunto.
Rodrigo sacó una pequeña bolsita llena de monedas. Justo cuando se la iba a dar a uno de los guardias, una voz se hizo de oír.
Rosa: Preparar una caja de Yemenus. Os lo ordeno. ¡YA!
Nadie se esperaba que Rosa bajara ahí y lo comunicase, pero así fue.
Guardia1: ¿Y cuáles son los Yemenus?
Rosa: Los Yemenus están formados por arañas y libélulas. Preparadme una jaula. No son para mí... ¿qué os creéis? Yo no los quiero para nada. Son para...
Guardia2: ¿Para...?
Rodrigo: Raúl y Olivia... unos viejos amigos.
Guardia: Está bien, se lo prepararemos.
En ese momento sonó uno de los timbres del edificio.
Rosa: ¡Llaman arriba!
Rodrigo: ¡A lo mejor es Fabio! Yo voy a abrir...
El hombre subió la escalera del espejo y salió hacia el hall de Maponto. Luego fue hacia la puerta. La abrió. Podría haberse esperado encontrar a cualquier persona allí menos a quienes vió. A Natalia, Lola y Paul.
Rodrigo: ¡Vaya... vaya!
Natalia: ¡Oh! No puede ser... (con la boca abierta)
Paul: Imposible... ¡tú estabas en la cárcel! Hace poco dijeron que te fugaste… y
Lola: (se santigua)
Natalia: Y pensamos que estabas muerto...
Rosa: Y vosotros lo estáis ahora.
Unos guardias se echaron encima de ellos.
Rodrigo: Encerradlos en la habitación… nos vamos a divertir un rato.
Lola: ¿Nos vais a usar para meternos las células esas? ¡Ahhh!
Paul: ¿Y qué hay de vuestra cuenta atrás? ¿No quedaban ocho días para que nos capturárais?
Rodrigo: Sí, quedaban. Pero vosotros habéis sido tan estúpidos de venir aquí.
En ese momento, una persona encorbatada estaba aparcando su coche frente al Safari. Estaba cerrado, una vez más. Sacó su teléfono móvil y llamó.
Hombre: Soy yo. Está cerrado, ya van unos cuántos días seguidos que lo cierran.
Mujer: Está bien. Tomaremos medidas. Se lo comunicaremos al presidente de la asociación de zoológicos. Ese zoo va a ser cerrado.
Hombre: Es de cachondeo que lo cierren cada vez que quieran.
Mujer: Pues sí.
En mitad de la calle, estaba Ángela tendida en el suelo. Había poca gente pasando por allí, debido a la niebla. De repente, la tapadera de una alcantarilla se abrió y unas manos agarraron a la niña por las piernas hasta introducirla allí dentro. Luego la tapadera se cerró.
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Natalia: ¿Qué queréis de nosotros?
Todos se pararon en seco. No pensaban dar ni un paso más. Estaban junto a la estatua.
Rosa: ¡Oh! Hacerles andar.
Los hombres sacaron sus armas.
Paul: No nos vamos a mover de aquí. Disparar si queréis, pero de aquí no nos movemos.
Natalia cayó al suelo. Estaba llorando. Le dolía mucho el estómago.
Natalia: Creo que… he roto aguas…
Paul: ¿¡QUÉ!?
________________________________
Todos entraron en el bar.
Rosa: ¡Arriba las manos!
Dueño del bar: ¿Qué es esto?
Rosa: Un atraco.
El dueño del bar se agachó debajo de la barra y apareció con una escopeta de caza.
Dueño del bar: ¡¿Qué?! ¿Quién se ríe ahora?
______________________
En el zoo Diamante, en Los Ángeles, hacía tiempo que llevaban intentar contactar con el Zoo Safari y el VillaNovina, pero no eran capaces.
Vanessa: Do not answer our calls! ¡No contestan a nuestras llamadas!
Gandy: You have to keep trying. Since a few days left ... Hay que seguir intentándolo. Ya quedan pocos días...
Vanessa: Has it been the subject of the second phase? ¿Han pasado los sujetos la segunda fase?
Gandy: I do not know. But they should have taken to the island Moon ... No lo sé. Pero debían de haberlos llevado ya a la Isla Luna...
__________________________
Paul: Natalia, has de ser fuerte, con valentía. Por tú hija.
Natalia: Pero yo ya no tengo fuerzas...
La puerta de la habitación se abrió. A la vez, se encendieron las luces del cuarto. Por la puerta entró Ángela. Tenía un aspecto desañilado, de todo lo que había pasado. Natalia no daba crédito a lo que estaba viendo.
Natalia: ¡Ángelaaaaaaaaaaa!
Ángela: ¡Mamaaaaaaaaaaaa!
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