miércoles, 11 de mayo de 2011

postheadericon El zoo cap. 14






En la cocina de El Zoo, Lola estaba preparando una gran tarta para Rodrigo.

NACHO: ¿Y eso? ¿Quién cumple años?
LOLA: Pues Don Rodrigo.
NACHO: ¿Y para qué le haces una tarta?
LOLA: Pues porque es mi jefe…
NACHO: Ah… haber empezado por ahí, el típico peloteo…
LOLA: No.
NACHO: ¿Qué pasa, te lo quieres follar?
LOLA: ¡Fuera de aquí! ¡Hombre ya! Mamarrachadas por la mañana temprano, lo que me hacía falta. La tarta es una excusa para cotillearle la carpeta del proyecto ese.
NACHO: Pues el no sale del despacho ni atado, haber como consigues la carpeta.

En la puerta del zoo, estaban Natalia y Paul hablando.

NATALIA: Bueno, pues ya pasó todo. Al menos sabemos la verdad.
PAUL: Sí. ¡Huy! ¿Y esto?

Paul señaló el suelo.

NATALIA: Es sangre.

Estaban en el sitio donde Rodrigo le había dado con la piedra en la cabeza a Francisco.
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Ángela estaba sola en casa. Estaba resfriada, ese día no fue al colegio. No quería dormirse, de hecho esta noche no había pegado ojo. De repente, sonó un ruido desde su habitación.

ÁNGELA: ¿Hola?

La niña fue hasta allí, y no encontró nada. Se dejó dormir en la cama. En ese momento soñó, estaba teniendo uno de sus sueños premonitorios…

Lola abrió la puerta del despacho de Rodrigo y entró tímidamente.

RODRIGO: ¿Algún problema Lola?
LOLA: No verás, es que yo… me he enterado que es tu cumpleaños… y bueno venía a felicitarte.
RODRIGO: Vaya… muy bien por tu parte, gracias. ¿Algo más?
LOLA: Sí, le he hecho una tarta.

La mujer la sacó de la bolsa en la que la llevaba y la puso sobre la mesa.

RODRIGO: ¡Oh!
LOLA: ¿¡Cómo que “oh”!?
RODRIGO: Lola, me encantaría comerme tu tarta, pero no la quiero ni ver.
LOLA: Pero… ¡la he hecho con todo el cariño!
RODRIGO: Que no Lola, que no.
LOLA: Pues ale, te vas al carajo. ¡No me paso yo toda la mañana haciendo una tarta para que luego se me desprecie de esa manera! Ahora la tarta me la quedo yo y punto en boca.
RODRIGO: Lola… no es eso. Soy celiaco.
LOLA: Ah… pues me la llevo. Adiós. 

Lola se fue con la tarta en la mano y toda la resignación y vergüenza del mundo. 

LOLA: Pues esa carpeta la voy a coger yo sí o sí.

En la celda del subterráneo…

FRANCISCO: ¿Cuánto tiempo llevas tu aquí abajo?
ALBA: He perdido la cuenta de los años.
FRANCISCO: ¿Años?
ALBA: Sí, desde la noche en el cementerio. ¿Te acuerdas?
FRANCISCO: Perfectamente, todos pasamos mucho miedo. Y te estuvieron buscando durante mucho tiempo.
ALBA: Y yo intenté salir… pero esa mujer.
FRANCISCO: ¿Qué mujer?
ALBA: Celia se llamaba. Creo que la era la jefa de todo esto… yo solo la ví dos veces. Entro aquí a mi celda. A hacerme preguntas.
FRANCISCO: ¿Qué clase de preguntas?
ALBA: Unas muy extrañas… bastantes complejas. Y se comportaba de una forma un poco sobreactuada… o alarmante. Como si algo fuera a ocurrir.
FRANCISCO: A ver, ¿solo se puede salir de esta celda por esa puerta?
ALBA: No, hay otra salida. Una de las veces, Celia entró por la puerta y salió por otro lado, pero yo no lo pude ver, pues me taparon los ojos.
FRANCISCO: Pues busquemos la otra salida.

Fabio iba con una caja. Iba en dirección a la casa de Natalia, donde ahora mismo estaba sola Ángela. El hombre llegó al portal y llamó al telefonillo. Ángela, alarmada fue a asomarse.

ÁNGELA: ¿Quién?

Nadie contestó, la niña abrió la puerta y una caja estaba en el suelo.

ÁNGELA: ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

La niña cerró la puerta de un portazo y fue corriendo hasta el teléfono. Lo cogió y llamó.

ÁNGELA: ¡Mamá!
NATALIA: ¿Dime hija?
ÁNGELA: He soñado que venía un payaso de juguete llegaba a casa, que tu te encariñabas con el y lo entrabas a casa y luego, y luego esa misma noche, el payaso… el payaso…
NATALIA: ¿Qué? Hija, me estás asustando. Voy a casa ahora mismo.

Natalia corrió hasta su casa, cogió el primer bus que pilló. Cuando estuvo allí frente al portal, vio la caja en el suelo. La cogió y entro en casa con ella.

ÁNGELA: ¡No la metas! Está ahí.
NATALIA: ¿Está aquí el qué?
ÁNGELA: ¡El payaso!



Natalia abrió la caja y sí, efectivamente, un payasito de juguete estaba dentro. Natalia lo recordó de inmediato.

NATALIA: Es Jimy.
ÁNGELA: ¿Jimy?
NATALIA: Cuando yo era tan pequeñita como tu, un día cuando iba camino al colegio, me lo quitaron…

Flashback
NATALIA: Jimy, nosotros nos quedamos aquí mientras mamá y papá echan gasolina al coche.
JIMY: (Natalia imitando su voz) ¡Claro! Nosotros nos quedamos aquí a jugar.

Los padres de Natalia se habían bajado y se habían ido adentro de la gasolinera.

NATALIA: Espere un momentito, señor Jimy…

Natalia se agachó a la guantera del coche, allí tenía su bloc de dibujo. Cuando levantó la cabeza, una persona con una máscara le estaba mirando desde el cristal del coche.

NATALIA: ¿Hola?

El hombre dio un golpe en el cristal.

NATALIA: ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! ¡Déjame en paz!

El hombre se sacó una navaja del bolsillo y comenzó a darle golpes con ella a la ventana del coche.

La niña no podía salir del coche, porque su madre había cerrado anteriormente los cierres de seguridad. De repente, el cristal cedió y el hombre metió la mano al coche y cogió a Jimy.

NATALIA: ¡Ahhh! No. Jimy no por favor.

Natalia metió la mano por la ventana del coche y abrió la puerta, salió corriendo detrás del hombre. Todo parecía una estrategia. Le quitaba el peluche a la niña, para que esta lo siguiera a recuperarlo. El plan era que la niña picara en el anzuelo y lo siguiese. Y hasta cierto punto fue así, cuando el hombre se metió por una alcantarilla…

NATALIA: ¡No! No pienso entrar…


NATALIA: Hija, Jimy era muñeco mío, es inofensivo. Me gustaría tenerlo aquí conmigo en casa.
ÁNGELA: ¡Mamá! Pero yo es que he soñado con esto, con que tú lo ibas a dejar y luego… luego cuando todos estemos dormidos, el muñeco… el muñeco…
NATALIA: ¡No quiero oír ni una tontería más! ¿Me oyes? Pues eso.
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Cuando Rodrigo no estaba en su despacho, Lola se coló. Nacho iba con ella.

NACHO: ¿Pero que haces?
LOLA: ¿Me vas a ayudar o no? ¡Pues vigila y avisa si viene alguien!
NACHO: Vale… Pero sería más fácil si llamas a tu hija y le preguntas la verdad.
LOLA: A Marta no la meto en esto, que bastante mal está ya la pobre. ¡Aquí está!

Lola encontró la carpeta. La abrió.

NACHO: ¡Aquí no la abras! Que nos pueden pillar, vamos al bar.

Estos fueron al bar. Allí si que la abrieron.

NACHO: ¿Y esto?
LOLA: ¿Parece un mapa?
NACHO: Parecen como pasillos.
LOLA: No, aquí pone “Restaurante”.
NACHO: ¡Anda! Y aquí pone “entrada”… y ahí “despacho dirección”.
LOLA: Esto es un mapa del zoo.
NACHO: ¿Y esto? “trampilla”. Está junto a la fuente.
LOLA: ¿Qué será? Vamos a ver.

La cocinera y el guarda fueron a ver que era esa trampilla que estaba señalada en el mapa. Llegaron hasta la fuente. 

LOLA: Por aquí debe de ser la entrada a la trampilla.
NACHO: Creo que es esto.

Nacho levantó un azulejo que estaba a medio tapar y pulsó el botón. La fuente dejo de echar agua y por el lado derecho, se abrió una parte, dejando a descubierto una escalera subterránea.

LOLA: Dios mío… 
NACHO: Vamos a bajar.

En la casa de Natalia, Paul acababa de llegar.

PAUL: ¿Y este muñeco?
NATALIA: Era mío de pequeña… anda, vamos a dormir.

Todos se dejaron dormir. Entonces, los ojos del muñeco se movieron. Era una cámara. Al otro lado de la línea, Fabio estaba observando desde su ordenador la casa de Natalia.

FABIO: Ha llegado el momento de la venganza.

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