lunes, 4 de abril de 2011

postheadericon Hijas del señor cap. 13










Las hermanas estaban todas en el patio sentadas, en corro. Santiago llegó corriendo.


Santiago: ¡Hermanas! ¡Atención!
Macu: ¿Y tú qué quieres ahora, alma de Dios?
Santiago: Venía a contaros que he apuntado al Santa Teresita en la ficha de Semana Santa. ¡Para salir vestidos de nazarenos!
Fausti: ¡Uy! ¡Qué ilusión! ¿Cuánto hace que no vemos una procesión, Petra?
Petra: Mmmm... ¿10 años?
Fausti: Por lo menos.
Santiago: ¿Y qué si lleváis 10 años sin ir a una procesión? ¡Ahora vamos a esta!
Macu: Ay... no seas pesado, por favor. Que no queremos.





Rebe se levantó.


Rebe: ¡Pues yo si quiero!
Santiago: ¡Lo sabía! Sabía que tu no me fallabas, Rebe. ¡Ven conmigo! Te voy a enseñar el paso que vamos a llevar.
Macu: O sea, ¿que encima tendríamos que ir de costaleras?
Santiago: ¿Y por qué no?
Fausti: Santiago, solo los hombres llevan los pasos.
Santiago: A vosotras lo que os pasa es que estáis muy anticuadas. Os quedasteis en el año catapún y de ahí, no salís. Vamos Rebe, que te voy a enseñar... el paso.
Rebe: ¡Voy! ¡Ya voy!


Rebe y Santiago se van.


Fausti: Mírala... y se va con el... Que inocente es esta chica.
Macu: Demasiado, Fausti... demasiado.





Macu había ido a la habitación de su hermana Dorada, le estaba comentando que quería mudarse con ella a su habitación, ya que en la suya se había instalado Mateo, un nuevo médico que habían mandado los de sanidad al Santa Teresita.


Dorada: Inmaculada, todavía no me he olvidado de que me apuntaste a la cabeza con una escopeta.
Macu: Anda... no me guardes ese rencor... si fue una ida de olla.
Dorada: Joder con tus idas de olla...
Macu: Oye, si nos vamos a poner así me voy de aquí.
Dorada: Es que es lo que quiero, que te vayas de aquí.
Macu: Bueno... ¿entonces me puedo quedar aquí contigo? En tu habitación, digo...
Dorada: Anda. Sí.





Todas las hermanas estaban en el patio, frente al paso de la Virgen de Las Carmelitas.


Fausti: ¡La virgen de Las Carmelitas! ¡La patrona del pueblo!
Rebe: ¿La patrona del pueblo? ¿Pero no era María de Córdoba?
Macu: ¿¡Y quién narices es esa!?
Rebe: Pues una... una loca, no sé.
Fausti: A ver, dejémonos de tonterías. Santiago, cuéntanos.
Santiago: Gracias Fausti. A ver, tenéis que entrar todas y colocaros en filas de cuatro. Una detrás de otras.
Macu: ¿Cómo un trenecito?...
Santiago: Sí, Inmaculada... como un trenecito...
Macu: ¡Vale!


Todas entran de golpe y se colocan.


Santiago: Cuando yo golpee en la parte delantera, todas os levantais ¿Ok? Una... dos... ¡y tres! (golpea)


El paso se levanta. Santiago vuelve a golpear, y el paso se baja.


Santiago: ¡Lo habéis echo muy bien!


Todas salen...


Petra: Ay... yo me voy a desclavicular.
Fausti: ¿Desclavicular?
Petra: (mira a todos lados y ve que Santiago se ha ido) ¡Hermanas! Tengo que contaros algo.
Rebe: Cuenta.
Fausti: ¡Dispara!
Petra: Dorada es una ladrona de niños. Bueno... ella y toda su familia.


Todas se quedan sorprendidas.


Fausti: ¿Qué dices?
Petra: Como lo has oído. Hay un niño... (saca el recorte de la foto del niño del periódico) ¿Veis este niño desaparecido? ¡Pues este niño lo he visto yo con Dorada! Además, Chiva me lo contó antes de morir.
Rebe: ¿El qué?
Petra: Pues esto. Lo de que robaba niños.
Fausti: ¿Y dónde los esconde? ...
Petra: No sé.


Fausti y Rebe se miran entre sí.


Rebe: Mira, Petra... yo creo que estás delirando ya. Esto que dices no tiene ni pies ni cabeza.
Petra: ¡Sí que lo tiene, por favor, creérme, Dorada es una ladrona de niños y...!


En ese momento, Macu aparece de golpe.


Macu: ¿El qué dices de mi hermana?


Macu salió corriendo, a chivarse a Dorada. Petra recordaba en ese mismo momento también, el día del entierro de Chiva.


Flashback
Estaba todo el mundo alrededor de la tumba de Chiva. Algunos lloraban, otros por las gafas de sol no se veía, y otros se reían directamente.


Dorada: Siempre la echaremos de menos...
Petra: Sí, tu dilo ahora...
Dorada: ¿Perdón?
Petra: Nada, nada...


El cajillo bajó al agujero y Santiago dijo: "Descanse en paz".


Macu iba corriendo por los pasillos, cuando se encontró con Dorada por la escalera.

Macu: Dorada, por ahí he oído que eres una ladrona de niños.
Dorada: (se pone nerviosa) ¿De dónde has sacado semejante estupidez?
Macu: Lo dijo Petra...
Dorada: ¿Y ella eso de dónde se lo ha sacado?
Macu: No lo sé. Habla tú con ella.

Dorada fue a la biblioteca. Pasó por la puerta del torreón y subió hasta el desván. Allí cogió una caja, la abrio y en su interior, estaba llena de huesos... de huesos humanos. Dorada cogió la caja, bajó por el torreón y fue al patio. 



Se acercó al estanque y arrojó los huesos al agua. Petra la vio.

Petra: ¿Qué haces?
Dorada: Nada de tu incumbencia. ¿No ibas a salir en la procesión?
Petra: Pero la procesión es mañana... además, no me cambies de tema... ¿qué haces?

Dorada le levantó la mano a Petra, iba a pegarle, cuando en ese momento llegó Rebe.

Rebe: Petra... ¿Vienes a la habitación? 
Petra: No puedo... el hombre ese está tirado en mi cama.
Rebe: Tranquila, duermes en la mía.

A Dorada le extrañó lo de "el hombre ese".

Dorada: ¿El hombre ese?
Rebe: El médico, Mateo.
Dorada: ¿Qué os pasa con el? ¿Acaso la habitación es vuestra? ¿Vosotras la pagáis? ¡NO! Es mía, yo pago el convento, por eso yo voy a montar este orfanato para pagarlo y si me da la gana de mandar a un médico a esa habitación lo mando y punto pelota.
Petra: ¡Uy! Como se ha puesto la señora...
Dorada: ¡Anda! A rezar cinco Padre Nuestro.



Llegó el día. A las seis de la tarde, salía la procesión y las hermanas del Santa Teresita eran las encargadas de llevar un paso. En ese momento, estaban todas en misa.

Santiago: En el nombre del padre, del hijo y del Espíritu Santo.... ¡Amén!
Macu: ¡AMÉN!
Rebe: Ay hija... que apecho te lo tomas.
Macu: Es bueno rezarle a la virgen.

Petra se levantó. Iba a ponerle una velita a la cruz del señor.

Petra: Puffff.... en estos tiempos, el dio la vida por nosotros ¿y cómo se lo hemos pagado? Con guerras, asesinatos, mentiras, muertes, crueldad, dolor, maldad, codicia... nos merecemos lo peor.

En un descuido, todas las velitas que había en la mesa que estaba al pie de la cruz se cayeron y el mantel que cubría la mesa se prendió fuego.

Dorada: ¡NOOOOOO! ¡JESÚS DE MI VIDA! ¡QUE LO QUEMÁIS!

Dorada entro corriendo a la iglesia, empujó a Petra y se puso a soplar el fuego.

Rebe: ¿Soplas el fuego? ¡Un extintor! ¡Un extintor!

De repente, un hombre apuesto, alto y rubio entro a la iglesia. Era Mateo, traía un cubo de agua que arrojó contra el mantel prendido.

Mateo: Todo arreglado.
Dorada: ¡Gracias Mateo! El cristo de la Divinidad no se podía quemar... ¡es una joya familiar!
Petra: ¿Cuántas joyas familiares tienes tú, no?
Dorada: ¿Y a ti que te importa?
Macu: Uy... me voy, que yo sobro aquí.

Macu se va.

Santiago: ¡Pero venga! ¿Todavía estáis así? ¡Que tenemos que irnos a la iglesia, que sale la procesión en unas horas!

Al cabo de unos minutos, todas se montaron en los coches y se fueron del Convento. En, el que quedaban solo, Dorada, Mateo y algunos monjes. Iba oscureciendo, era nublado... y empezó a llover. Dorada se había sentado en la salita de estar, estaba viendo la tele. Mateo, que pasaba por allí, la vio y se incorporó.

Mateo: Hola...
Dorada: De verdad, algunos aquí, tienen la mentalidad de una cebolla.
Mateo: ¿Perdón?
Dorada: ¡Hola! Perdona, estaba hablando para mí, no te había oído. ¿Te sientas conmigo a ver la tele?
Mateo: Vale. ¿Qué estás viendo?
Dorada: Cotilleo... básicamente, no echan nada interesante en la tele...



En la procesión, el paso acababa de salir. Las chicas iban debajo de el. 

Macu: ¡Ay! No me pises...
Fausti: ¡Pero si yo no te he pisado!
Petra: Yo estoy muy mayor para estas cosas... 

Petra se desmayó. El paso quedó torcido por una esquina. De repente, una señora de afuera gritaba.

Mujer: ¡Fuego! ¡Fuego! Grrrrrr...
Macu: ¿¡FUEGO!? ¡Salir todas!

Todas las monjas salieron de debajo del paso y este se inclinó hacia adelante, cayendo al suelo.

Macu: ¿Y dónde está el fuego?
Mujer: Jijijiijij es que soy muy mala.

Las autoridades mandaron llamar a todas las integrantes del paso. La procesión se había cancelado. En ese mismo momento, los estaban llevando hacia el ayuntamiento, a hablar con el alcalde.

Alcalde: Bien... ¿Se puede saber ahora qué hacemos con el paso?
Macu: Pues... mándalo a arreglar.
Alcalde: ¿Con qué dinero?
Macu: ¡Y yo que sé!
Alcalde: ¿Sois monjas no? 
Fausti: Sí.
Alcalde: Pues rezar, porque mira por donde ya tengo a mis nuevas barrenderas, os voy a tener barriendo y fregando todo el suelo y todas las calles, hasta de noche, pasando frío y calor, lluvia, aire y lo que haga falta, hasta que hayais pagado con vuestro trabajo el dinero del paso. ¿Ha quedado claro?
Macu: Yo me he perdido...
Petra: Y yo también... es que estoy muy mayor.

En ese preciso instante, Dorada entro por la puerta.

Dorada: Sí, ya lo sé, vengo a salvaros... como el 99% de las veces que os metéis en líos. A ver ¿cuánto dinero hace falta para el paso?
Alcalde: Nada... con 3.500 € me basta.
Dorada: Toma (se los da). Adiós... anda que os habéis librado esta vez ¿eh? cada vez corre más prisa montar el orfanato.
Petra: ¡Síiiiiii! Gracias a Dios, esto ha sido un milagro de Dios. Ya me veía yo arrastrada en el suelo fregando la calle.

Todos salieron del despacho del alcalde. Se montaron en varios coches y fueron de camino al convento. Por el camino, Rebe recibió una llamada de teléfono.

Rebe: ¿Sí?... vale, muchas gracias... de acuerdo ¡adiós!
Dorada: ¿Quién era?
Rebe: Me acaban de conceder la licencia para abrir mi bar cristiano.
Macu: ¡Ohú! Madre mía... y todo esto acaba de empezar...

> Con la aparición de Iñaki Font como Mateo.

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