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jueves, 3 de marzo de 2011
El zoo cap. 17
13:13 |
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Rodrigo presentó a Fabio a todos los demás miembros del Proyecto Maponto. Ahora trabajaba para ellos.
Fabio: Esperad un momento.
Le había sonado el móvil a Fabio. Tenía un mensaje. "Vamos en coche hacia allá". Fabio cogió a Rodrigo por la camisa y llevo a un lugar aparte, donde no escucharan los demás.
Fabio: Vienen para acá. En coche. No tardarán en llegar.
Rodrigo: Bien, pues antes de salir a la isla, les estaremos esperando. Nos van a servir de mucha ayuda. Oye... ¿tú como sabes que vienen en coche?
Fabio: Uno de los que va en ese coche, es... es mi chivato, por así decir.
Natalia, Paul, Lola, Marta y Nacho iban en el coche al puerto, de donde iba a salir el submarino. Uno de ellos, era un traidor, les estaba tendiendo una trampa.
Paul: ¿Falta mucho?
Marta: No, tuerce la rotonda a la izquierda. Y llegamos.
Llegaron al puerto. Paul aparcó el coche y todos se bajaron de él.
Lola: Vamos.
Cada uno iba con un arma. No parecía haber nadie allí. Pero sin embargo, el submarino estaba ahí a flote. Con la puerta abierta. Parecía ser bastante grande.
Nacho: Vamos a entrar.
Atravesaron la puerta. Una especie de hall a lo grande había allí, o más se parecía a una sala de espera, pues había sillas y una máquina para beber agua. Fueron poco a poco avanzando por los pasillos, hasta que llegaron a una puerta.
Marta: Tened mucho cuidado.
Lola entró, le siguieron todos, menos Marta. Que con mucha rapidez, cerró la puerta dejando a los demás dentro.
Paul: ¡Marta! ¿Pero qué haces?
Nacho: ¡Sácanos de aquí!
Marta: Lo siento mucho, no es nada personal.
Rodrigo apareció.
Rodrigo: Vaya, pensé que nos había dejado tirados.
Marta: Eso jamás. Pongamos en marcha esto.
Fueron a la sala de máquinas, y pusieron en marcha el submarino. Mientras iban navegando por debajo del agua, en la sala en la que estaban encerrado los chicos, empezaban a perder la paciencia.
Lola: No me lo puedo creer... mi hija, me ha engañado.
Natalia: Pero no me cuadra... ¿por qué nos cuenta la verdad si nos va a engañar?
Paul se levantó y habló.
Paul: Es obvio, nos van a matar, o nos van a utilizar como conejillos de india. Nunca les vendrá mal tener humanos para experimentar y que no les vuelva a pasar lo que le pasó al doctor Font.
Natalia: Es cierto, yo creo que todo lo que nos dijo era verdad.
En ese momento, Natalia pegó un grito.
Paul: ¿¡Qué pasa!?
Natalia: ¡Ángela! Está sola, allí, en casa. ¿Qué hará cuando vea que no voy a aparecer? ¡Oh! Mi niña (comienza a llorar) No por favor, dios mío, ampárala. Por favor, que no salga de casa. Dios, por favor, te lo ruego, te lo suplico (llorando a lágrima viva)
Paul: Ángela es lista (intentando animar) Seguro que no saldrá de casa.
En la casa, Ángela estaba dormida. Estaba soñando.
Sueño
En el sueño, Natalia estaba en lo alto de un edificio. Paul fue corriendo tras Natalia. Natalia estaba al borde del precipicio.
Paul: Cariño, no lo hagas por favor.
La mujer se empezó a poner más al borde del precipicio.
Natalia: Ya no tiene sentido seguir en esta vida. Con la que tenemos encima con la mierda de proyecto este, y encima, está el loco de Fabio intentando matar a mi niña. Yo ya no puedo más
Paul: Por favor, vuelve atrás.
Natalia: Se me han quitado las ganas de vivir.
Natalia estaba a punto de suicidarse.
Natalia: Adiós, os quiero a los dos. Hasta siempre....
Paul: Cariño, no lo hagas por favor.
La mujer se empezó a poner más al borde del precipicio.
Natalia: Ya no tiene sentido seguir en esta vida. Con la que tenemos encima con la mierda de proyecto este, y encima, está el loco de Fabio intentando matar a mi niña. Yo ya no puedo más
Paul: Por favor, vuelve atrás.
Natalia: Se me han quitado las ganas de vivir.
Natalia estaba a punto de suicidarse.
Natalia: Adiós, os quiero a los dos. Hasta siempre....
Ángela se despertó justo en ese momento. El sueño había acabado. La niña sabía que todo lo que pasó ahí se iba a cumplir. Así que iba a intentar detenerlo. Se vistió y salió de casa. Fue andando por la calle. Todo el mundo le parecía gente de desconfianza.
Se metió por un callejón. Notaba una presencia, alguien que la estaba siguiendo. De repente, oyó un ruido, la tapa de la alcantarilla se había levantado. Un hombre se asomó por allí.
Ángela: ¡Ah!
El hombre, se dio cuenta de que la niña le había visto salir de ahí abajo y que era muy peligroso dejarla irse, y que contara algo a alguien...
Hombre: Ven... ven conmigo aquí abajo. Aquí abajo hay sitio para todos. Ven y pásatelo bien conmigo.
Ángela dio un paso en la dirección contraria, iba a salir corriendo.
Hombre: No se te ocurra escapar, pues te acabaré encontrando jajajajajajajajajajajajajajajaja
El submarino paró.
Nacho: ¿Ha dejado de moverse?
Paul: Sí, creo que ya hemos llegado al a isla esa.
Natalia: ¿Y ahora qué?
Lola: Ahora, solo toca esperar.
Rodrigo se bajó del submarino. La isla tenía forma de Luna creciente, por lo que la playa era una gran bahía. Al final de la arena, se podía ver como un gran edificio de unas siete plantas se alzaba.
Fabio: ¿Y esto?
Rodrigo: Aquí es donde estamos todos mientras Maponto en la fase de experimentación. O sea, en donde estaremos nosotros en la fase dos.
La doctora salió.
Doctora: ¿Podemos soltar a las especies?
Rodrigo: Sí, pero antes, quiero que trasladen a los presos a las mazmorras del edificio.
El móvil de Rodrigo sonó.
Rodrigo: ¿Sí?
Hombre: Rodrigo, tenemos un problema, una niña me ha visto salir de la alcantarilla.
Rodrigo: ¡Idiota! No nos podemos permitir que nadie nos pille. Encuentra a la niña y mátala.
Hombre: De acuerdo.
En la habitación del submarino, Fabio abrió la puerta. Iba armado.
Fabio: Vamos, todos en pie y desfilando (apuntaba con el arma)
Natalia: ¿Y qué nos vas a hacer si no queremos ir? ¿Matarnos?
Fabio: Quizás...
Lola: ¡Vale vale! Vamos, que este tiene una pistola.
Todos se levantaron y fueron delante de Fabio. Este les sacó a la playa y les fue condujendo hasta el edificio. Por el camino se encontraron con Rodrigo, que les lanzó un beso de manera sarcástica.
Rodrigo: ¡Hasta luego! Espero que lo paséis bien.
Fabio les llevó a la sala central del edificio. Donde estaban los ordenadores. No tardó mucho en llegar Rodrigo.
Doctora: Señor, hemos recibido una llamada, el vigía de las alcantarillas dice que ha atrapado a la niña de la que te habló. Nos mandó por email esta fotografía. (enseñó la foto)
Natalia reaccionó instantáneamente.
Natalia: ¡Es mi niña! ¡Es Ángela! Por favor, no le hagáis nada.
Rodrigo: Manda la orden de que la mate.
Doctora: De acuerdo.
Paul: ¡Hijo de puta!
Rodrigo: Ya me lo habían dicho muchas veces...
Natalia pegó un empujón a Fabio, que la estaba agarrando, para que no se escapara y salió corriendo. Subía las escaleras del edificio. Paul también consiguió zafarse del hombre que le retenía y siguió a su novia.
Natalia llegó a la azotea del edificio. Se colocó en el borde del edificio. Se iba a tirar. Paul llegó corriendo y se alarmó al verla ahí.
Paul: Cariño, no lo hagas por favor.
La mujer se empezó a poner más al borde del precipicio.
Natalia: Ya no tiene sentido seguir en esta vida. Con la que tenemos encima con la mierda de proyecto este, y encima, está el loco de Fabio intentando matar a mi niña. Yo ya no puedo más
Paul: Por favor, vuelve atrás.
Natalia: Se me han quitado las ganas de vivir.
Natalia estaba a punto de suicidarse.
Natalia: Adiós, os quiero a los dos. Hasta siempre...
Paul: ¡Cásate conmigo! Natalia, ¿quieres casarte conmigo?
Eso era algo que no se esperaba Natalia.
Natalia: Paul, por favor, no me lo pongas más difícil. No tiene sentido seguir viva si mi hija va a morir.
Ángela estaba sentada en una silla, en algún lugar del enorme subterráneo. El hombre la apuntaba con una pistola.
Hombre: ¿Algo que decir?
Ángela: Tengo miedo...
Hombre: ¡Por Dios! Yo no puedo matar a una niña. ¿En qué cabeza cabe? Anda, vete, antes de que me arrepienta.
La niña salió corriendo y escapó por la alcantarilla de nuevo.
En la Isla Luna, Paul había conseguido que Natalia se bajara de la azotea. Ahora les habían encerrados a todos en los calabozos.
Natalia: Como mi hija muera, yo voy tras ella... lo prometo. Os lo juro.
Paul: Eso no va a pasar.
Natalia: ¿Y cómo coño estás tú tan seguro de ello?
Paul: Bueno... no lo sé.
En la sala central, uno de los ordenadores, se iluminó. Era el del zoo Villanovina.
Ricardo: ¿Diga?
Tom: ¡Tenéis que salir de ahí!
La imágen se fue. Solo se oía una voz.
Ricardo: ¿Cómo?
Tom: ¡Salir de la isla!
Ricardo: ¡¿QUÉ?! ¿POR QUÉ?
Tom: ¡¡¡Salir todos de la puta isla!!!
Se cortó la comunicación. ¿Qué habría querido decir el hombre desde la base del Zoo Villanovina? ¿Por qué ha advertido que salgan de la isla?
La asociación de padres del colegio de Ángela estaba frente al zoo, vacío pues estaba en obras. Se había montado un barullo impresionante. Querían que cerraran el zoo, pues echaban las culpas de la muerte del conductor y de que sus hijos estuvieran heridos al choque con el lugar.
Mujer: ¡Queremos justicia! ¡Queremos justicia!
Hombre: ¡Vamos salir de ahí! Ratas.
Ángela, confusa desde que salió corriendo de las alcantarillas, solo había encontrado un lugar para esconderse, el zoo. Y ahora mismo, estaba lleno de gente. Muy presionada, la niña, salió y habló.
Ángela: Yo os puedo llevar a un lugar secreto.
(...)
Rodrigo, Fabio y todos los demás colaboradores del Proyecto Maponto habían abandonado la isla. Pero habían dejado a Nacho, Paul, Natalia y Lola en el calabozo.
Lola: ¿Qué está pasando?
Paul: Callaros...
Se oía una presión enorme. Entonces, ellos no habían caído en la cuenta, pero una ola gigantesca, se dirigía a la isla, para arrasarla, con ellos dentro.
(...)
Ángela pulsó el botón y la fuente se abrió.
Mujer: ¡Oh! ¿Qué demonios es esto?
Hombre: ¡Vamos a bajar!
Todos: ¡Vamos!
Un montón de personas, estaban bajando en esos momentos al subterráneo...
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