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viernes, 25 de febrero de 2011
Hijas del señor cap. 8
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Macu se escondió en el hueco de debajo de la escalera. Los mendigos la siguieron, como no la encontraban, preguntaron a Fausti que pasaba por allí.
Mendigo: ¿Has visto a una monja baja, gorda y con el pelo negro?
Fausti: ¿Hablas de Macu?
Mendiga: Sí, de esa fea.
Fausti: Huy... que mal rollo, no, no la he visto ¿por?
Mendigo: Sigamos buscando.
Los mendigos subieron la escalera. Macu llamó a Fausti.
Macu: ¡Chst! ¡Estoy aquí!
Fausti: Macu, ¿qué ha pasado? ¿por qué te buscan?
Macu: Verás, tu sabes que yo antes de estar aquí vivía en la calle ¿no?
Fausti: Sí, eso lo sabemos todas ja ja ja.
Macu: Pues resulta que un día...
Macu iba por una calle, estaba lloviendo a cántaros, hacía tiempo que no comía y vio en un cajero abieto una caja con comida. Como el cajero estaba vacío, ella entró.
Macu: Mmmmmmm.... me voy a poner las botas ¡pero bien!
Mendiga: ¡Eh tú!
Gritó desde la acera de en frente. No pudo pasar porque el semáforo para peatones se puso en rojo.
Macu salió apresuradamente dejando caer algunas latas de comida, llevaba la caja de alimentos en sus brazos.
Macu: ¡Gracias por la comida!
Mendigo: ¡NO! No te la lleves ¡hija de puta! (ve que el semáforo sigue en rojo) ¡Y esta mierda! Solo se pone en rojo para joder.
El semáforo se pone en verde. Los dos mendigos salen tras Macu. Esta va corriendo como puede.
Macu: (gritando) ¡Chincha rabiña te comes una piña! jajajajaja.
Mendigo: ¡Hay! No puedo correr más. Lo siento.
Mendiga: ¡Vamos! No te rajes.
Mendigo: ¡Escúchame bien choriza! Me he quedado con tu cara, como te vuelva a ver te mato. ¿Te enteras? ¡TE MATO!
Rebeca estaba en su habitación hablando por teléfono con alguien.
Rebe: De acuerdo, pues todo cerrado.
Hombre: Sí, ya es tuyo, te cojo el dinero por la cuenta bancaria que me has dicho antes.
Rebe: ¡Adiós!
Petra entró en ese momento.
Petra: ¡Huy! ¿Con quién hablabas?
Rebe: Con un señor que me ha vendido un local en el centro.
Petra: ¿Un local? ¿Para qué?
Rebe: Para montar un bar.
Petra: ¡¿QUÉ?!
Rebe: Siiiiiiii un bar cristiano.
Petra: ¿Yo podría ayudarte a llevarlo?
Rebe: Es que en realidad, lo llevaríamos Dorada y yo, porque he pagado el local con el dinero de la cuenta del convento...
Petra: Jo... que pena...
Petra se dio la vuelta con intención de irse por la puerta. Macu entró por la puerta en ese momento.
Macu: ¿Qué han oído mis ojos?
Rebe: ¿Eing? Macu, ¿qué dices?
Macu: ¡Bah! Tonterías mías. ¡Yo también quiero ir al bar ese!
Rebe: Vale Macu... Venga, puedes ayudarnos. Esta tarde vamos Dorada y yo a ver el local. ¿Te vienes Petra?
Petra: ¡Siiiiiiiiii!
Faustina fue a de los mendigos que se habían atrincherado en una habitación del convento, la que estaba justo a la entrada del hall.
Fausti: (dando golpes a la puerta) ¡Salir de ahí!
Mendigo: ¡No! ¡Tenemos derecho a tener un techo!
Fausti: ¡Qué salgáis! ¡Ocupas! Ahhhhhhhhh.
Chiva pasaba por allí con unas monjas. Estas, escucharon los gritos y fueron a preguntar.
Chiva: ¿Qué pasa que hay tanto grito por aquí?
Fausti: Que estos dos hijos de mala madre se nos han colado aquí de ocupas.
Mendiga: A ver, nos vamos a ir, pero con una condición.
Fausti: (a través de la puerta) ¿Cuál?
Mendiga: ¡Queremos una caja de comida!
Fausti: Sí hombre, y yo quiero casarme ¡no te digo!
Las dos monjas que estaban ahí la miraron con mala cara.
Fausti: Pero como soy una gran hija del señor, pues no lo hago (dijo sonriendo y avergonzada)
Mendiga: ¿Entonces qué? ¿Aceptáis?
Fausti: Está bien...
Chiva: Oye, ¡que no les des nada! (retuvo a Fausti)
Fausti: ¿Qué? ¡Pero entonces no se nos van de aquí!
Chiva: No. Si les damos lo que quieren pues quedaran ellos por encima.
Fausti: ¡Pero se irán! ¿Qué más da eso?
Chiva: No, no da igual. Vamos a echarlas a la fuerza, tengo un plan ja ja ja.
Fausti: Huy... miedo me das hija, miedo me das.
Dorada, Rebe, Macu y Petra estaban pasando por la calle. No daban con el local.
Dorada: ¿Seguro que es por aquí?
Rebe: ¡Sí! Me dijo esta calle, no creo que me haya engañado.
Macu: Es que míralo, hasta los desconocidos te ven cara de tonta y te engañan.
Rebe: Pues a mí me verán cara de tonta, pero por lo menos no me persiguen para matarme.
Dorada: ¿De qué habláis?
Rebe: ¿No te has enterado? Esta mañana unos mendigos se han colado en el convento buscando a Macu para matarla.
Macu: ¡Eh! Es que eso fue porque una vez les robé comida.
Dorada: ¿Y tú para que andas robandole nada a unos mendigos cuando tenemos de todo en el convento?
Macu: ¡Que noooo! ¡Eso fue antes de yo venirme al convento!
Dorada: ¿Y cómo te han encontrado? ¿Qué raro no? Alguien les tuvo que traer al convento.
Rebe: Sí, bueno, dejémonos de chuminadas y busquemos el local.
Petra miró extrañada a Rebeca.
Petra: Disculpa hermana, pero ¿qué es una chuminada?
Macu: Pobrecilla, si es que la pobre no da más de sí, desde que la operaron del corazón ya no es la misma. Es que claro, al meterle un corazón nuevo, pues como era de otra persona, ella ya no es realmente Petra, sino otra tía.
Rebe: ¿?
Dorada: ¿?
Macu: ¡Bah! Nada... se me fue.
Rebe: Yo creo que sí.
Por ahí por donde pasaban, toda la gente tenía que ver con las cuatro monjas. Hasta unos niños les hicieron unas fotos. Macu se enfadó mucho con ellos.
Macu: ¡Como os pille os voy a poner las castañas de sombrero!
Dorada: ¡INMACULADA! Que son niños... mira Rebe, me estoy empezando a hartar de buscar el local este ¿eh?
Rebe: (tira el mapa al suelo) ¡¿Y yo que coño quieres que haga si no lo encuentro?! ¿!Me pego un tiro!?
Macu: ¡Mal hablada!
Dorada: ¿Haberte informado antes de hacernos a todas venir aquí a perder el tiempo?
Rebe: ¡Es que yo no quería que ninguna viniese!
Chiva estaba explicándole a Fausti el plan para echar a los mendigos del cuarto que habían ocupado.
Chiva: Abrimos la ventana desde afuera y metemos esta papelera prendida en fuego así, no les quedará más remedio que salir.
Fausti: Chiva, a ver si pensamos con lo que hay que pensar. ¡Que son personas! ¿Cómo los vamos a entoxicar? No, lo mejor es hacer guardias en la puerta, y esperar a que salgan, tarde o temprano ya sea por ir al baño o por comer tendrán que salir.
Chiva: Vale, ¿quién empieza la guardia?
Fausti se hace la disimulada y empieza a toser.
Fausti: Es que estoy resfriada...
Chiva: Vale. Voy a por un paquetito de galletas y a por una silla. Esta tarde va a ser muy larga.
En el centro de la ciudad, las chicas ya habían encontrado el local.
Rebe: Sí, es este, la antigua droguería, mira el cartel. El me dijo que era este lugar.
Macu: ¿Y no te da cosa montar tu negocio en un lugar donde antes se vendían drogas?
Petra: Macu hija que pocas luces...
Macu: Habló la que no sabe que es una chuminada...
Dorada: ¡Hay Inmaculada! Por favor, para ya, BASTA. ¿No sabes lo desagradable que es verte todo el santo día discutiendo con todo el mundo?
Macu: ¡Es que me ponen enferma!
Entran al local. Rebe tenía la llave.
Rebe: ¡Oh! Que grande. Mirad, ahí de frente quería poner la barra... aquí las mesas y allí en aquella habitación iría la cocina.
Macu: Pues entonces aquí hay que hacer obras...
Rebe: Que lista Macu. Sí, hay que hacer obras.
Petra: ¡Yo tengo un sobrino que es albañil!
Dorada: Bien, pues lo llamamos.
Al rato, Dorada entro, colgaba el móvil.
Dorada: Dice que mañana mismo viene y empiezan las obras.
Rebe: ¿Tan pronto?
Dorada: Sí, estaba en paro.
Petra: Ah, ya lo entiendo ja ja. Maldita crisis.
Macu: La crisis solo la tienen los tontos, los que no han querido estudiar. Mira como los que han estudiado son alguien en la vida y no la sufren.
Dorada: En fin... bueno, nos vamos al convento.
En el convento, se estaba haciendo de noche, Chiva seguía vigilando. Se estaba dejando dormir.
Chiva: ¡Chiva concéntrate! (toma una galleta) ¡Una ovejita! ¡Dos ovejitas! ¡Hay no! Eso era para dormirse, no para aguantarse despierta.
Dentro del cuarto ocupa...
Mendiga: Creo que fuera no hay nadie... puedo ir a la cocina y robar comida.
Mendiga: ¡Venga ve!
La mendiga abrió la puerta y vio a Chiva echando una cabezada sentada. Intentó pasar con mucho cuidado delante de ella.
Chiva: ¡Ahhhhhh! ¡Han salido! ¡Han salido!
Mendiga: Cállese ya.
Chiva: ¡Un cuerno!
La mendiga empujó a Chiva, esta cayó al suelo. El otro mendigo salió también a correr y fue con la mendiga a la cocina.
Mendiga: Con cuidado, que nadie nos oiga...
Abrieron la puerta y un cubo de estiércol les cayó por encima.
Mendigo: ¡Agggghh! ¡Que asqueroso!
Mendiga: Dios mío de mi vida...
Fausti salió, estaba escondida dentro de la cocina.
Fausti: ¡Já! Acabásteis saliendo, sabía que os iba a cazar ja ja.
Mendiga: ¿Por qué nos haces esto? (se quita el estiércol con la mano de la ropa)
Fausti: Bueno... la verdad es que tampoco vais a notar mucha diferencia en el olor. Sin la mierda por encima no olíais muy diferente.
Mendigo: ¡Semejante hija de puta!
El mendigo se encaró con Fausti y empezó a darle empujones.
Fausti: ¡No por favor! Yo estoy en contra de la violencia.
¡PUM!
El mendigo cayó hacia adelante. Chiva estaba detrás con una pala. Le había dado un palazo al mendigo. La otra mendiga, contempló todo muy asustada.
Chiva: ¿Quiéres tú también? ja ja.
Mendiga: No no no... ya nos vamos (coge al mendigo el suelo)
Fausti: ¡No! Antes nos vais a decir quién os trajo aquí.
Mendiga: Un señor que decía que era cura... bajito, calvo, muy pedante...
Fausti: ¿Chiva? ¿Estás pensando en la misma persona que yo?
Chiva: Si Faustina... hablan de Santi...
Los mendigos abandonaban el Santa Teresita a la vez que Macu, Dorada, Rebe y Petra llegaban.
Dorada: ¿Qué ha pasado aquí?
Fausti: Ha habido un problema. Y como siempre, ha sido por culpa del padre Santiago.
Rebe: ¡¿Qué?! ¿Está en el convento de nuevo?
Fausti: No hija, no está, pero aún sin estar en el sigue haciéndonos la vida imposible.
Chiva: ¿Y vosotras qué tal?
Macu: ¡Pues genial! Mañana empiezan las obras en el bar.
Fausti: Tendremos que ir a verlo cuando esté terminado.
En un centro de salud, había un cartel que ponía "Se búsca enfermero: Se requiere experiencia en el sector medicinal" Santiago miró el cartel y sonrió.
Santiago: Nueva vida... allá voy...
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