viernes, 4 de febrero de 2011

postheadericon Hijas del señor cap. 4



El padre Santiago había sido excomulgado de la iglesia. En cuanto Dorada se enteró de que el estaba casado, le echó del convento. Ahora mismo, estaba recogiendo las cosas de su habitación.

REBE: Gracias señora por echar del convento a Santiago. Yo me sentía muy incomoda con el viviendo bajo el mismo techo que yo.
DORADA: Pero ¿qué fue lo que te hizo?
REBE: Me cogió del cuello, pretendía ahogarme.
DORADA: Así que la hermana Petra es toda una heroína...
REBE: Sí, y parecía tonta ja ja.
DORADA: No te rías de ella. ¡Vamos a la cama! Que ya es tarde.

Rebeca se retiró de la habitación de Dorada.



Fausti y Macu no eran capaz de dormirse. La monja que las acompañaba en la habitación no paraba de roncar.

FAUSTI: ¡Chist! ¡A callarse ya!
MONJA: ¿Disculpen?
FAUSTI: Hum... Emmm... querida, te pediría si pudieras hacer menos ruido al respirar mientras estás en tu etapa de sueño.
MACU: ¡Que no ronques leches!
MONJA: ¡Yo no ronco!
MACU: Si que roncas, vamos, como una vaca.
MONJA: Oye... si me va a faltar el respeto de esta forma, cojo y salgo por esa puerta para no volver jamás.
FAUSTI: A ver... yo no quiero que te vayas a ninguna parte, simplemente que...
MACU: ¡Pues vete! Así nos dejas dormir a las demás.

La monja salió de la habitación.

MACU: Ale... ve con Dios.

En la otra habitación, Chiva estaba recogiendo sus cosas, no encontraba una fotografía.

CHIVA: ¡Qué cabeza la mía! ¿Dónde la habré puesto?
REBE: Pídele consejo al señor y el te guiará hacia donde esté.
CHIVA: Ya lo he intentado, pero hoy el señor no está muy a por la labor. Pierdo la foto, me pierdo la misa de ayer, no tengo sueño...
REBE: Hija, tienes más problemas que una bizca haciendo punto.
CHIVA: Y tu te meneas más que la compresa de una coja. ¡Quédate quieta! No muevas los pies, que voy a mirar debajo de la cama.

Chiva mira y no encuentra nada.

CHIVA: Nada... me daré por vencida.



Las 7 de la mañana. Dorada tocó las campanas del convento, todas las hermanas se levantaron y fueron a desayunar.

REBE: ¿Y el desayuno? ¿Qué pasa?
MACU: ¡Eso! ¡Yo quiero mi cruasan!
FAUSTI: Al parecer, al cocinera no ha preparado hoy el desayuno.
REBE: A saber donde está...
MACU: Pues durmiendo la mona... menuda borracha.

Dorada entró al comedor.

DORADA: ¡Callar! ¿Qué es todo este jaleo?
FAUSTI: Romilda, la cocinera no ha preparado el desayuno y no está en la cocina.
DORADA: ¿Y dónde está?
REBE: No se sabe.
DORADA: Voy a mirar en su dormitorio.



Dorada salió en dirección al dormitorio de la cocinera. Por otro lado, Chiva seguía buscando la fotografía. En ese momento pasó por delante de la habitación de Santiago. Tenía la puerta abierta y estaba el dentro haciendo su maleta.

CHIVA: ¿Al final te vas?
SANTIAGO: No me voy, me echan.
CHIVA: Me alegro de haberte conocido, Santiago.
SANTIAGO: Igualmente Chiva.
CHIVA: Oye, ¿tú has visto una foto?
SANTIAGO: ¿Qué foto?
CHIVA: Es de... bueno mejor déjalo.

Chiva continuó con su búsqueda. Por el pasillo se quedó embobada mirando un cuadro que colgaba de la pared y no se dió cuenta de que frente a ella estaban las escaleras. Cuando fue a darse cuenta ya era tarde.

CHIVA: ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhh!



Dorada entró en la habitación de Romilda, la cocinera. Esta estaba en una esquina, sentada en el suelo con la cabeza entre las rodillas y las manos encima.

DORADA: ¿Hola? ¿Qué te pasa?

La mujer lloraba.

DORADA: ¿Romilda?
ROMILDA: (con voz masculina) ¿Por qué no molestas a tu puta madre?

La monja madre se asustó. No se esperaba esa respuesta.

Rebeca estaba ayudando a Chiva a ponerse en pie, se había caído por las escaleras.

REBE: Hija, ¿qué foto buscas? ¿Por qué no nos dices nada?
CHIVA: Una foto.
REBE: ¿Tan importante es?
CHIVA: Sí, creo que he descubierto algo.
REBE: ¿El qué?
CHIVA: Hermana Rebe, gracias por ayudarme, ve con Dios (cambiando de tema)

Antes de que Chiva se fuese, Rebe le dijo algo.

REBE: Hija mía, tanto secretismo... das menos conversación que la pantera rosa y mira que eso ya es difícil ¿eh?

Dorada estaba muy asustada ante el comportamiento de Romilda.

DORADA: ¿E...eres Ro...Romilda?
ROMILDA: No.
DORADA: ¿Qui...qui...quién eres?
ROMILDA: Satanás.

Dorada cayó de espaldas. Salió corriendo inmediatamente de la habitación.

DORADA: Otra vez no...





La monja madre consideró que estaban en una situación de alta emergencia y mandó a reunir a todas las hermanas en la biblioteca.

DORADA: Tengo algo muy importante que deciros.
MACU: ¿Tan importante es? Es que anoche me dejé grabado el final de Psicofonías y tenía pensado verlo ahora.
DORADA: La historia se repite.
FAUSTI: ¿Qué historia ni que ocho cuartos?
REBE: Así no se dice, se dice, que historia ni que niño muerto.
FAUSTI: Mi madre no lo decía así.
MACU: Habría que verla a ella.
FAUSTI: (molestada) ¿Perdona?

Chiva, como ayudante de Dorada mandó a callar.

CHIVA: ¡Callaros todas por favor!
DORADA: Menos mal, gracias... parece que se han escapado todas de una jaula de gallinas.
CHIVA: De nada señora...
DORADA: Hace unos años, cuando mi tátara-tatarabuela Francisquita...
MACU: ¿La tuerta?
REBE: Creo que era la bizca...
FAUSTI: Macu tiene razón, era la tuerta.
DORADA: ¡Dioooooooooooos! ¿¡Tenéis que comentar cada cosa que digo o qué pasa!?
REBE: Perdone... siga hablando.
DORADA: El caso es que Francisquita se enfrentó a una situación difícil aquí en el Santa Teresita. El mismísimo demonio poseyó a una de las monjas.

Se empezó a oir un corro de '¡Oh!'.



Voz en Off Dorada: No pudieron controlar la situación...

Francisquita mandaba a todas las monjas a salir del convento, pero de repente, las puertas de este se cerraron de golpe, sin dejarlas salir.

FRANCISQUITA: ¡Por la puerta de atrás!
MONJA 1: Vamos hermanas, todas con cuidado.

Las monjas iban corriendo hacia la puerta de atrás.

Voz en Off Dorada: Pero por mucho que lo quisieron evitar, se encontraron con Satanás de frente.

Cuando iban a salir por la puerta trasera, la monja que había sido poseída bajo las escaleras con el cuerpo al revés y gritó.

POSEÍDA: ¡Dejad que Jesús os folle!

Voz en Off Dorada: Cuando casi se daban todas por muertas, apareció una ayuda.

Un sacerdote, con cruz en mano y en la otra agua bendita. Fue a intentar sacar el demonio del cuerpo de la hermana.

MONJA: ¿Qué le está haciendo?
FRANCISQUITA: Es un exorcismo.
CURA: (hacia la poseída) ¡IN NOMINE PATRIS ET FILII ET SPIRITUS SANCTI!
POSEÍDA: AHdhajflajlkadñdakñgñaghghggghghghghh avabradaclkjafrkrlkakjfagñlakjdñrka
FRANCISQUITA: ¡Oh no!

Empezó a temblar la tierra.

FRANCISQUITA: Por favor señor ayúdanos. ¡POR FAVOR!

CURA: Satanás, ¡SAL! ¡SAL! Padre, hijo y Espíritu Santo nos protegen, acabad con el siervo del mal.




MACU: ¿Y qué pasó al final?
DORADA: Se libraron.
FAUSTI: Creo que se de una persona que es capaz de realizar exorcismos.
DORADA: ¿¡Quién!?
FAUSTI: Adivina adivinanza... es un pecador y le has echado del convento ¿Alguna pista más?
MACU: ¡Hay pues no caigo yo ahora!
REBE: Macu...
MACU: Rebe... ¡¿Qué?! Yo soy un poco cortita.
REBE: No... si ya se ve.
DORADA: Voy a ponerme en contacto con Santiago. Si logra sacar a Satanás de mi convento le dejaré volver. Queda totalmente prohibido salir de la biblioteca ¿estamos?
MONJAS: Sí...



Dorada fue a su habitación a buscar el móvil. Lo encontró y llamó.

DORADA: Santiago, te necesitamos en el convento.
SANTIAGO: ¿Ahora me necesitáis eh? ¡Pues a aguantarse! Yo ahora estoy a punto de zarpar en un barco. Me voy a vivir la vida.
DORADA: ¿Qué?
SANTIAGO: Lo siento, pero no podré hacer nada por vosotros ¡bye bye!

Mientras tanto, en la biblioteca...

CHIVA: ¡Carallus! ¡Ya se donde puse la foto!
FAUSTI: ¿Qué foto?
REBE: Una que busca como una loca... antes casi se mata por las escaleras.
CHIVA: La puse bajo una maceta. Para asegurarme de que estuviera bien segura. La voy a ir a buscar y os la voy a enseñar, os vais a quedar con la boca abierta.
FAUSTI: Pero Dorada ha dicho que no podemos salir de la biblioteca.
CHIVA: Va a ser solo un momento.



De repente, el Santa Teresita comenzó a temblar. Dorada fue a la iglesia del convento y cogió una cruz y agua bendita. Iba a practicar ella misma el exorcismo.

Mientras tanto Chiva iba subiendo como podía las escaleras, con los temblores y todo. Llegó a la habitación y cogió la foto de debajo de la maceta.

CHIVA: ¡Por fin!

Dorada entró en la habitación de la monja poseída.

POSEÍDA: ¡Deja que Jesús te folle! Guarrilla.
DORADA: ¡IN NOMINE PATRIS ET FILII ET SPIRITUS SANCTI! Sal de ahí.
POSEÍDA: ¡¡¡¡¡Aggggggggggggggggggggghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhrrr!!!!! ¿Te avergüenzas de la zorra de tu hermana?
DORADA: (ignorando lo que decía) Siervo del mal acabaré contigo. ¡FUERA! (echó el agua bendita)
POSEÍDA: Nooooooooooooooooooooooooooooo...

El convento dejó de temblar y un haz de luz salió de la monja poseída. La pesadilla se había terminado. El demonio había abandonado el cuerpo de ella.

ROMILDA: ¿Qué me ha pasado?
DORADA: Tranquila, ya estás a salvo.



En la biblioteca, Chiva llegó y mostró la dichosa foto a las demás hermanas. En la foto salía Dorada con Macu y más gente cenando en París, con la torre Eiffel de fondo. Parecían estar en familia. 

CHIVA: Se le cayó a Macu el otro día, cuando volvió del Vaticano y sacaba las cosas de la maleta.
FAUSTI: ¿Serán familia Macu y Dorada?
REBE: Al parecer tienen muchas explicaciones que dar…

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