domingo, 8 de agosto de 2010

postheadericon El zoo cap. 28





El coche policía llegó a un hospital de Barcelona a toda prisa. Varios enfermeros que estaban en la puerta de este, tomando un cigarrito, se alarmaron y fueron corriendo a ver qué había pasado. Cuando uno de los policías abrió el coche y entre Paul y Lola sacaron a Natalia de él. 

Enfermero: ¡Tranquilos! ¡Voy a por una camilla!

Lola apoyó a Natalia en el suelo mientras la camilla venía.

Ángela: ¡Mamá! ¡Te vas a...!
Lola: ¡Niña! ¡Calla!

El enfermero llegó con la camilla. Pusieron sobre ella con sumo cuidado a Natalia y la introdujeron al hospital a toda prisa. La llevaron a la sala de partos, y el ginecólogo que estaba de guardia, que casualmente era el que había llevado el embarazo de Natalia, entró.

Doctor: ¡Vaya, vaya! ¡Matrona, ayúdeme! Saquen el material.
Ángela: ¡Yo quiero entrar!
Enfermera: Por favor, abandonen la sala de partos.
Paul: Es mi mujer.
Enfermera: No permitimos ningún acompañante, lo siento. Esperen afuera.

Lola agarró como pudo a Paul y lo llevó a la sala de espera.

Lola: Paul, cálmate, por favor. ¡Cálmate!

Entonces, una gota de sangre cayó al suelo, frente a Lola, Paul y Ángela. Lola se quedó mirando hacia esa gota impresionada.

Lola: ¿De quién es la sangre? 



La mujer identificó al herido, era Paul. La sangre caída de su brazo izquierdo. 

Lola: ¡Paul! ¡Estas herido! ¡Un médico! ¡UN MÉDICO!

Varios enfermeros de guardia vinieron corriendo, alarmados.

Lola: ¡Está herido! (señalando a Paul)
Enfermero: Acompáñenos.
Paul: ¡Lola! ¿Para qué dices nada?
Lola: Tranquilo, yo me quedo con Ángela.



En un lugar muy lejos de allí, en la otra cara del planeta se situaba uno de los zoológicos más grandes de el mundo, el zoo Diamante. Era uno de los principales colaboradores del Proyecto Maponto, pues trabajaba con la célula Z casi a diario, evidentemente en un subterráneo que estaba en su subsuelo. En una de las salas de ese subterráneo, habían dos personas conversando, una mujer con el pelo blanco y muy joven y un hombre con barba blanca. 

Conversación en inglés...

Vanessa: ¡No contestan a nuestras llamadas!

Vanessa observó a Gandy, parecía estar en un estado triunfal, como de haber descubierto algo. Y así era.

Gandy: Hay que ponernos en contacto con ellos. Me he dado cuenta de una cosa...
Vanessa: ¡Llevo días intentando ponerme en contacto con el Safari! ¡Y con el VillaNovina! Pero no contestan nuestras llamadas. Es más, también he iniciado una videollamada con la Isla Luna, pero nada... tampoco están allí.
Gandy: Estos españoles... jamás debimos entrar en ese proyecto, nos dará más de un quebrar de cabeza. 
Vanessa: Pero, esto nos puede dar mucho dinero... Bueno... (interesante) ¿Qué es eso que has descubierto?

Gandy sacó unos papeles. Había dibujos de la Célula Z.

Gandy: Nuestro plan jamás va a funcionar. Acabo de darme cuenta que el proyecto Maponto es una idiotez. Más que conseguir dinero, vamos a acabar todos en la cárcel.
Vanessa: ¿Qué?
Gandy: La célula Z está formada por la unión bioquímica de varias células de varias razas de animales. Esta célula puede hacer que tu cuerpo se adapte a cualquier tipo de acción climatológica o gravitatoria. Es por esto por el cual creemos que podríamos conseguir enviar humanos a otro planeta y que allí sobrevivieran... nos equivocamos.
Vanessa: ¿Por qué? No te sigo...
Gandy: Vanessa, ¿has observado cómo se ponen los animales cuando les inyectamos la célula?
Vanessa: Sí. Mutan, se vuelven agresivos....
Gandy: Pierden toda su voluntad y conciencia. Si inyectamos esta célula a un humano, podría ser peor... 

Vanessa sonrió, sarcástica.

Vanessa: ¿Qué me estás queriendo decir? ¿Que se podría convertir en una especie de zombie?
Gandy: No te lo estoy diciendo en broma. El humano podría mutar y volverse agresivo.
Vanessa: ¡En el Safari ya han probado la célula Z! Con una niña... y hasta ahora no se ha vuelto una zombie, ¿no?
Gandy: No, porque a ella no le inyectaron la cepa original de la célula Z.


El semblante de ambos cambió radicalmente.

Vanessa: Entonces... hay que...
Gandy: Cancelar el Proyecto Maponto. Sin querer, hemos hallado algo que parecía que solo ocurría en películas... convertir a personas en mutaciones, más claramente hablando, zombies.
Vanessa: Dios... podría liarse muy gorda.
Gandy: Hay que avisar a los del Safari. Han secuestrado a unas personas para inyectarles la célula... no saben lo que puede pasarles. 

Gandy salió de la sala de comandos. Pasó una segunda sala contigua a la anterior. Estaba llena de jaulas y en las jaulas había animales agresivos, con dientes muy largos. Gandy pasó la mano por delante de ellos y estos intentaron atacarle, pero como estaban en la jaula, a este le dio tiempo de apartarse.

Gandy: Los sujetos se han puesto muy agresivos... ni me quiero imaginar en los humanos.
Vanessa: ¿Y qué hacemos si no contestan?
Gandy: Entonces tendremos que hacer un viajecito a España...
Vanessa: De acuerdo, que así sea.

En la sala de partos del hospital...

Habían conseguido que el bebé fuera expulsado del vientre de Natalia, pero a la vez una fuerte hemorragia había comenzado. El doctor estaba intentando hacer todo lo posible por pararla, pero era en vano, pues todo seguía igual, incluso hasta peor.

Doctor: ¡Traed algo! ¡Vamos a cortar esto!

Las puertas se abrieron y Ángela entró corriendo. Fue hacia su madre, y la agarró del brazo.

Natalia: ¡Ahhhhh! ¡ME DUELE!

En la derecha de la sala, en una especie de incubadora estaba el bebé tumbado, pues había nacido prematuramente, a los ocho meses. Justo en ese momento, Ángela miró hacia su hermano, y sus ojos se abrieron, eran ojos rojos… con las pupilas grandes.

Ángela: ¡Ah!
Enfermera: ¡¿Qué pasa?!
Ángela: ¡Ha abierto los ojos! ¡Qué miedo!

Todos se quedaron absortos, los ojos del bebé daban miedo. A los pocos segundos, los cerró. Aunque lo que había ocurrido era paralizante, y daba que pensar, no podían pensar ahora en eso, sino intentar solucionar la hemorragia de Natalia.

Doctor: Ya les avisé… nada bueno crecía en tu interior Natalia, nada bueno, ¡saquen a la niña de aquí, vamos! Sigamos con lo nuestro...

Las enfermeras llevaron a Ángela con Lola.




Celia iba acompañada de Rodrigo y una mujer alta y de pelo blanco. Se dirigían a un lugar a las afueras de Barcelona. Era un antiguo cementerio abandonado. Estos entraron por la parte frontal, estaba todo muy sucio y descuidado.

Celia: Es el lugar perfecto.
Rodrigo: Sin duda, además, alejado del centro.
Vanessa: El Diamante también está bastante alejado de Los Ángeles, a varios kilómetros, es lo mejor.
Rodrigo: Pero el zoo Diamante ya está en funcionamiento, el VillaNovina, en Inglaterra también, solo nos falta este, en España, el zoo...
Celia: Safari, se llamará Safari.

Todos caminaron por el cementerio, al fondo, parecía haber una escalinata de marmol, pero estaba medio derruida, aún así, pudieron subirla. Cuando estuvieron arriba del todo miraron al frente, ante todas las tumbas. Al frente de todas, había una que ponía: "Aquí yace Ashen, uno de los mejores ventrículos de María Shaw. Nunca te olvidaré" Hace varios meses, María Shaw se había acercado junto con Fabio y Berta para enterrar a su muñeco preferido, a ese lugar a las afueras, para que nadie la tomara por loca.

Rodrigo: Lo peor van a ser todas las familias que se van a quedar sin ver a sus pobres fallecidos...
Celia: ¿Tú ves alguna flor aquí fresca? ¡Esto está abandonado!
Rodrigo: Mañana mismo mandaré a comenzar las obras, incluidas las de los subterráneos.
Vanessa: ¡Que todo sea por el proyecto Maponto!
Celia: Seremos muy importantes cuando nuestro proyecto haya concluido con éxito.




Nacho había continuado el pasillo del jardín hacia adelante en los subterráneos, aún se acordaba de cuando bajó allí con Lola, salieron por una entrada que había en la cueva, aparte de la de la fuente. Y así hizo, salió por la trampilla de las cuevas. 

Nacho: Cuanto tiempo...

El chico salió de las cuevas, pero su sorpresa fue muy grande cuando vio que todo el zoo estaba completamente vacío, no estaban ni los animales. Tanto tiempo para poder llegar al zoo, y ahora que llegaba, no había nada ni nadie.

Nacho: ¿Qué ha pasado aquí? Dios Santo...

Un coche pareció llegar a la entrada, Paul y Lola entraron gritando al zoo.

Paul: ¡Nooooooooooooooooooooo! ¡Se lo han llevado todo!
Lola: ¡No puede ser, joder!
Paul: Nos lo decían en serio los de la asociación.

Nacho apareció de repente ante ellos.

Paul
Lola ¿¡Nacho!?

Este corrió hasta los brazos de ambos.

Lola: ¡Creíamos que estabas muerto!
Paul: ¡Cuanto tiempo, tío!
Nacho: Eh... sí, desde lo de la isla esa que no nos vemos.

Lola miró de reojo a Nacho.

Lola: ¿Qué te ha pasado? No pareces el mismo...
Nacho: ¿Yo? Yo estoy como siempre.
Paul: ¿Cómo has llegado hasta aquí? ¿Y que has estado haciendo todo este tiempo?
Nacho: Es una larga historia... pero, ¿por qué está el zoo vacío? 
Paul: Nos lo han cerrado, por impago y por no abrirlo al público.
Lola: Paul, las cosas han cambiado mucho.

En la comisaría de policía, estaban todo el mundo preparando un operativo de búsqueda para todos los miembros del proyecto Maponto.

Comisario: Son altamente peligrosos, y se nos han escapado con mucha facilidad en ese zoo.
Policía: ¡De acuerdo!
Comisario: Rastrear toda la zona, ¡que no quede ni un puto lugar donde no los hayamos buscado!
Policía: ¿Qué se traen entre manos esta gente?
Comisario: ¿Te acuerdas de Rodrigo Márquez? Este (saca la ficha) fue detenido junto con Tom Frankley, el día en el que encerraron a toda esa gente en los túneles del Safari. Fueron acusados de participar en un proyecto, Maponto, mira.

El comisario sacó el libro negro.

Policía: ¿Qué es esto? ¿De dónde ha salido?

Flashback anoche
Cuando iban por el coche, camino al hospital, por el parto de Natalia, esta sacó de su bolso el libro negro. Se lo ofreció al policíal.

Natalia: ¡Ahhh! (dolida) Aquí tienen todo lo que necesitan para localizar a toda esta gentuza.
Comisario: De acuerdo, haremos todo por ello.
Natalia: Ellos tenían mi hija.
Lola: Comisario, nos han tenido a nosotros encerrados en un edificio... es su sede.
Comisario: ¿Sabéis donde está el edificio?

Paul y Lola se miraron entre sí.

Paul: Ese es el problema... que nos llevaron en un camión atados al edificio y nos sacaron de allí igual. No tenemos ni idea de dónde está, pero ese lugar, está lleno de esos experimentos... esas mutaciones, como ellos les llaman.
Lola: Están experimentando con animales, y a consecuencia de eso, han encontrado una célula, que implantada en humanos, podría hacer que cualquier humano se adaptara a las condiciones de vida fuera del planeta.
Comisario: ¡Pero eso es una buena noticia! ¿No?
Paul: ¡Claro que no! Han asesinado a miles de animales. Y querían usarnos a nosotros como cobayas, para implantarnos la célula y enviarnos a otro planeta...

El comisario se echó a reir.

Comisario: Ja ja ja ja ja... ¿Os estáis dando cuenta de lo que me estáis contando? 
Lola: Esto... es completamente en serio  Solo tenéis que leeros ese libro negro. Además, ya han intentado ir a la Luna.
Comisario: Eso es imposible, si lo hubieran intentado en la estación espacial internacional se hubieran dado cuenta.
Paul: O no. Esa gente podría estar aliada con ellos. Tienen gente por todos lados...

El coche llegó hasta el hospital.

Comisario: ¡Vamos, señores, brillo!

Todos los oficiales abandonaron la comisaría y empezaron el operativo de búsqueda a los de Maponto.


En el edificio de Maponto habían pasado todos la noche después de salir huyendo de la policía. Aunque parecía que la policía ya les tenía atrapados, era justo al revés. Un hombre muy enchaquetado entró en una de las salas, tenía un manojo de llaves. Iba acompañado de una chica.

Hombre: Aquí tienen. Las llaves del zoo.

Flashback
En ese momento, una persona encorbatada estaba aparcando su coche frente al Safari. Estaba cerrado, una vez más. Sacó su teléfono móvil y llamó.

Hombre: Soy yo. Está cerrado, ya van unos cuántos días seguidos que lo cierran.
Mujer: Está bien. Tomaremos medidas. Se lo comunicaremos al presidente de la asociación de zoológicos. Ese zoo va a ser cerrado.
Hombre: Es de cachondeo que lo cierren cada vez que quieran.
Mujer: Pues sí.

El hombre colgó el teléfono. Andó varios pasos, pero se tuvo que detener al darse cuenta que pisó algo en el suelo. Era un manojo de llaves, las llaves de Paul.

Hombre: Vaya, vaya, vaya... qué casualidad... sencillamente excelente.

El hombre sonrió. Bajó su brazo había una carpeta, tenía una enorme Z. El hombre provenía de la asociación de zoológicos del mundo.

Rosa: Gracias por vuestro trabajo. ¿Dónde habéis puesto los animales?
Hombre: Los hemos llevado en las jaulas al interior del edificio, como Rodrigo nos dijo.
Rosa: Está bien. 
Mujer: ¿Ya podemos irnos?
Rosa: Claro que si... pero antes, acompañarme.

Rosa guió a los dos hasta un patio interior del edificio. 

Rosa: Entrad dentro, allí hay una cosa para vosotros.
Hombre: ¿Donde?
Rosa: Allí, al fondo del patio, en aquella caja.

Ambos entraron, Rosa cerró rápidamente la puerta, estos dos se dieron cuenta.

Hombre: ¡Oiga! ¡Abra la puerta!
Rosa: No puedo permitir que cuando vosotros salgáis de aquí os chiveis de lo que habéis hecho.

Entonces, Rosa pulsó un botón que había en la pared, y dos plataformas se levantaron del suelo del patio, eran plataformas de césped, un suelo de pega. de las plataformas, por una rampa subía algo... era un tigre. 

Rosa: Ha sido un placer contar con vuestra colaboración para el Proyecto Maponto.

Hombre y mujer: ¡AHHHHHHHH!

El tigre se lanzó a los dos, y empezó a morderles bruscamente hasta matarles. Afuera del patio, por la puerta Rosa miraba sonriente la escena.

Natalia estaba ya en su habitación del hospital con su bebé, aunque tenía que estar de vez en cuando en la incubadora, pero podía salir de ella. El doctor estaba junto con Natalia.

Doctor: Así que ya sabe, ¿de acuerdo?
Natalia: Vale, adiós.

A la misma vez que el doctor abandonaba la sala, Paul y Ángela entraron en la habitación.

Ángela: ¡Mamá!
Natalia: ¡Cariño!

La niña saltó hacia la cama de su madre a abrazarla.

Natalia: ¡Huy! Cuidado, hija, que ya les ha costado bastante a los médicos parar la hemorragia.

Paul se acercó hasta la incubadora donde estaba Yon, su hijo.

Paul: Es bastante guapo...
Ángela: Y raro. Yo no he olvidado lo de los ojos rojos.
Natalia: Cariño, cuando el bebé nació, estaba lleno de sangre de mi hemorragia, es posible que fuera un efecto óptico tuyo o algo... no sé.
Paul: Natalia, hasta el doctor lo vio y dijo que el sabía que el niño traía algo raro.
Natalia: Pues esta misma mañana el doctor me ha pedido disculpas por eso. Dice que cuando lo dijo estaba muy nervioso y asustado, porque nunca había visto una hemorragia de ese tipo.
Paul: En fin... ¡Nacho ha aparecido!
Natalia: ¿En serio? 
Paul: Sí... pero por otro lado, nos han saqueado el zoo los de la organización de zoológicos.
Natalia: Vaya unos cabrones.
Ángela: La policía está buscando a los malos.
Paul: ¡Sí! Es muy probable que ya pronto encuentren su sede...

Un helicóptero aterrizó en la terraza del edificio Maponto. De él se bajaron Gandy y Vanessa. Rosa y Rodrigo estaban esperándoles allí.

Gandy: Good morning Buenos días...
Vanessa: Por fin nos vemos. Perdonad a Gandy, ya sabéis... el aún no controla el hispano.
Rosa: Vamos adentro, no me gusta que estemos aquí afuera.
Vanessa: ¿Por qué?
Rodrigo: La policía nos está buscando.

Todos se miraron entre sí, antes de bajar de la terraza. Luego bajaron por las escaleras y fueron a parar a una enorme sala, llena de jaulas con animales.

Gandy: Look at the roles... Mirad los papeles...

Vanessa sacó todos los papeles que tenían escrito todo lo que había descubierto Gandy sobre la Célula Z aplicada a humanos. Tras estar leyendo todos el contenido, llegaron a una conclusión.

Rosa: Entonces, solo nos queda pasar al plan B del proyecto. El A ha fracasado.
Gandy: Yes. Si
Rodrigo: ¿¡Pero no decías que este no entendía nada!?
Vanessa: No tiene sentido que apliquemos la célula a humanos, pues mutarían... como hacen los animales, y se podrían convertir en una especie de... zombies... que solo se verían atraídos por un único instinto, el hambre.
Rodrigo: ¿Qué hacemos? Y... ¿todos las mutaciones y animales que tenemos, qué pasa con ellos?
Rosa: Ya os he dicho. Pasamos al plan B.

Vanessa se levantó alterada.

Vanessa: ¡¿Dónde está Tom?!
Rodrigo: Muerto. Yo le maté.
Vanessa
Rosa: Bien, por tercera vez, ya solo nos queda pasar al plan B.
Rodrigo: ¿Plan B?
Rosa: Soltaremos a todas las mutaciones por ahí... y que ellas... ja ja ja... se encarguen de... hacer justicia.
Vanessa: ¡Eso es una crueldad! ¡Este proyecto nació con fines extrictamente profesionales!

Rosa sacó un arma. Apuntó a Vanessa a la cabeza.

Rosa: Estás en la sede de Maponto. Tom ha muerto, Celia también, ahora la máxima autoridad de este lugar soy yo. Soltaremos a las mutaciones, y nos iremos en helicóptero a Los Ángeles.
Rodrigo: Rosa, podría morir mucha gente.
Vanessa: ¡Es una locura donde las haya! Esos animales sueltos por ahí matarían a mucha gente.
Rosa: Sí, y también matarían a todos esos policías y a los entrometidos del zoo. Y eso sería nuestra venganza. El mundo se convertiría en un zoo.
Gandy: Ejem... Ejem...

Rodrigo se puso en pie.

Rodrigo: Yo tengo una idea mejor.

Rodrigo: De hecho, ya he empezado con ella.

El hombre sacó una foto de su bolsillo. Era Nacho.

Rodrigo: Este hombre, empezará nuestro plan de venganza, ja ja.


Lola estaba en su cafetería, llorando por todo lo que había pasado en el último año, desde la pérdida de su hija Marta, hasta todo lo ocurrido recientemente con el zoo. Lola guardaba un gran secreto, un secreto que nunca había contado a nadie.

Hace 30 años...
Lola se quedó embarazada con dieciséis años, de mellizos, algo que nunca había contado a nadie. Pero tanto ella y su novio eran muy jóvenes para mantener a los dos críos, así que decidieron decirle a ambas familias que solo tuvieron uno, y el otro... lo entregaron a un orfanato. Todo ocurrió así...

Lola: Tú te llamarás Marta... Y tú te llamarás ¡Rosa!
Novio: Pero Lola... somos muy jóvenes... no podemos mantener a dos niñas...
Lola: ¿Y qué? ¡Se intentará!
Novio: Lo mejor es... dar una...
Lola: ¿Eing?
Novio: Conozco un orfanato... aquí, muy cercano...
Lola: No pienso abandonar a ninguna de mis hijas. Y mucho menos tener que elegir.
Novio: Pues lo vas a tener que hacer.
Lola: ¿Y si no quiero?

El novio le dio un tortazo a Lola.

Lola: ¡Cabrón!
Novio: ¿Quieres más? ¡Pues ya sabes lo que tienes que hacer!

(...)

Lola, con una capucha puesta para que nadie la reconociese dejó en una cesta a Rosa en la puerta del orfanato y llamó a la puerta, luego salió corriendo. Una señora abrió la puerta

Señora: ¡Ya nos han dejado otro niño más! La cuidaremos bien...

Al final de la calle, Lola miraba con una lágrima en su cara como la señora del orfanato llevaba a dentro de este a su hija Rosa.

Lola: Lo siento mucho Rosita... espero, que algún día nos volvamos a ver... No os puedo mantener a las dos.


En la puerta del zoo, estaba Nacho, esperando a que llegara el momento en el que la policía pasase por allí. Y el momento llegó, cuatro guardias llegaron en un coche y se acercaron hasta donde estaba Nacho.

Policía: Buscamos a una tal Rosa... ¿la conoces?
Nacho: ¿Por qué la buscan?
Policía 2: Es la creadora de un proyecto que estamos investigando... Además, es altamente peligrosa.
Nacho: Está en el bar, adentro.

Los policías sacaron sus armas y fueron corriendo hasta la cafetería. La asaltaron de golpe y apuntaron a Lola a la cabeza con las armas.

Policía: ¡Alto, policía!
Lola: ¿¡Qué!?
Policía 2: Rosa, quedas detenida, acusada de crímenes contra la humanidad.
Lola: ¡Yo no soy Rosa, eso es un error!
Policía: Eso díselo a un juez.

Los oficiales llevaron a Lola presa a su coche, con unas esposas en sus manos. Nacho, escondido miraba la escena que el mismo había provocado por obligación de los de Maponto. Se sentía todo un mierda, pues había traicionado hasta a sus propios amigos.

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