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lunes, 26 de julio de 2010
Hijas del señor cap. 18
12:31 |
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Eran las 3 de la mañana. Había una tormenta impresionante. Fausti no podía dormir, así que salió de su cuarto. Fue caminando lentamente por los pasillos. Todo estaba vacío, todo el mundo estaba en las camas.
Fausti: Que noche más mala…
La luz de la sala de estar estaba encendida, había alguien allí.
Fausti: ¿Hola? ¿Quién hay ahí?
Macu: Soy yo.
Fausti: ¡Macu! ¿Qué haces aquí?
Macu: Lo mismo que tú. La tormenta no me deja dormir.
Fausti: Pues vaya… oye ¿sabes si ha vuelto Mateo de llevar a Rebe al aeropuérto?
Macu: No, no ha vuelto aún.
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Ambas se miraron, preocupadas, pues ya pasaban muchas horas desde que el hombre debía haber vuelto.
Fausti: Mañana llegará, supongo…
Macu: ¡Eh! ¿No se te olvida nada?
Fausti: No… vamos, creo que no.
Macu: Son las tres de la mañana… ¡ya es mi cumpleaños!
Fausti: ¡Oh! ¡Inmaculada, felicidades! ¿Cuántos haces?
Macu: 13.
Fausti: Ja ja ja… ya te gustaría a ti. En serio, ¿cuántos haces?
Macu: ¿Y a ti que te importa?
Fausti: Bueno… vale, pues me callo.
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A esas mismas horas de la madrugada, un grupo de personas estaba reunidos en una ermita. Entre ellos, estaban Dorada y Damián.
Dorada: Damián y yo ya hemos juntado bastante dinero.
Señor: Pues es insuficiente.
Damián: ¿Para qué tanto?
Señora: Si queremos llegar hasta la habitación del papa, en el Vaticano, todo el dinero que consigáis es insuficiente.
Dorada se levantó, estaba algo confusa.
Dorada: Vamos a ver, hablemos las cosas con claridad. ¿Por qué necesitamos dinero para llegar hasta el papa? No lo entiendo... Podemos ir al Vaticano y allí entrar en donde el está y cuando menos se lo espere...
Damián: Dorada, no estás bien enterada. El dinero es para comprar esto...
Damián señaló a su ordenador portátil. En el había una fotografía de un gran medallón de oro.
Dorada: ¿Para qué?
Señor: Es un regalo para Benedicto…
Damián: ¿Regalo? Me estoy perdiendo.
Todos los asistentes, menos Dorada y Damián se levantaron de la mesa.
Señora: ¡Ha llegado a nuestros oídos que al papa le gusta coleccionar medallones de oro! ¡Pero son muy caros de conseguir!
Dorada: ¿Pero no queremos matar al papa? ¿Qué sentido tiene regalarle el medallón?
Señor: Porque si vamos al Vaticano con la intención de regalarle al papa algo que a él le gusta mucho, no nos van a negar la entrada… y así lo tendremos todo más fácil
Dorada y Damián se levantaron con desconfianza. La primera, ahora se había enterado del plan al completo, pero no le cuadraba nada... le parecía todo muy extraño.
Dorada: Hay otras maneras de llegar hasta él sin andar robando dinero a la gente... sin andar vendiendo niños robados...
Señor: Ya hemos empezado el plan, ahora lo vamos a acabar. Vosotros seguid recolectando dinero.
Dorada se levantó de su asiento también, pero para marcharse.
Dorada: Ya he escuchado las suficientes tonterías por hoy.
Señor: ¿Perdón?
Dorada: Eso. Que no contéis más conmigo. Me vuelvo al Santa Teresita.
Entonces, una señora la señaló.
Señora: La ruina caerá sobre ti y los tuyos.
A la madre superiora se le estremeció el cuerpo, pero le supo contestar a esa vieja supersticiosa.
Dorada: Vete al cuerno.
Por la mañana temprano, cuando todo el mundo estaba desayunando, se seguía echando en falta a Mateo.
Macu: Nada… que no aparece.
Fausti: Pues a mí ya me está empezando a preocupar.
Macu: Y que lo digas…
Petra llegó a toda prisa.
Petra: Chicas, tiene que estar al venir el repartidor de alimentos. Atenderle, que yo no puedo… ¡tengo que ir al baño!
Macu: Jajajajaja ¡que oportuna!
Petra se marchó corriendo.
Fausti: Yo ya lo he dicho muchas veces… esta mujer es un reloj.
Macu: Jejeje… voy a la puerta, a ver si me encuentro al repartidor ese.
Fausti: Anda no. Voy yo, que luego tú no te enteras de la misa la media.
Pero Petra no iba al baño. Iba a hablar con Clotilde, la cocinera, que en ese momento estaba en la cocina. Esta entró en ella y le habló a la mujer.
Petra: Hola
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Cloti: Adiós.
Petra:
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Cloti: ¿Una tarta? No estáis para celebraciones ustedes.
Petra: ¿Y usted qué sabe?
Cloti: Mas que tú seguro, que llevas aquí encerrada toda la vida... y ¡encima serás virgen!
A Petra le ofendió mucho ese último comentario.
Petra: Por supuesto que soy virgen. Mi virginidad pertenece en su totalidad al señor.
Cloti: Pues la mía pertenece al barrendero de mi barrio, fíjate tú...
Petra: Bueno... ¿me vas a hacer la tarta o qué?
Cloti: ¿Para qué es la tarta?
Petra: Para un cumpleaños.
Cloti: ¿De quién?
Petra: Mira que eres preguntona, ¿eh? De una hermana, Inmaculada.
Cloti miró por el comedor hasta localizar a Macu.
Cloti: ¿La retaca?
Petra:
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Cloti: Es bajita.
Petra: Espero que esté para antes de esta tarde. ¿Vale?
Cloti: Si... tú déjalo en mis manos, ja ja ja.
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Fausti fue a la puerta, y esperó a que llegara el furgón con los alimentos. Por fin llegó. El repartidor se dirigió muy seriamente a Fausti.
Repartidor: Señora… debe acompañarme.
Fausti: ¿Y la comida?
Repartidor: Al venir aquí, me he encontrado por la carretera un coche del convento empotrado en el arcén. No me fijé en si había alguien dentro o no… debemos ir corriendo.
Fausti dejó caer la maceta que en ese mismo momento tenía en sus manos al suelo. Sabía quien fue en ese coche.
Fausti: ¡Dios mío! ¡Mateo…!
Repartidor: ¡Vamos! Móntate al furgón…
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Santiago estaba en la iglesia del Santa Teresita. Se le veía muy feliz, pues cantaba y todo.
Macu: ¿Qué te ocurre? ¿A qué vienen esas risas? Jajaja…
Santiago: ¡¡¡Macu!!!
Macu: Me estás asutando. ¡Suéltalo ya!
Santiago: Inmaculada, he conseguido billetes de avión…
Macu: ¿Eing? ¡¿Para qué?!
Santiago: ¡Es verano! ¿Tendremos que ir de vacaciones, no?
Macu: Es cierto…
Santiago: Y yo llevo un tiempo pensando en esto, y he conseguido entradas para mí, para ti, para Fausti, Petra y Mateo en…
Macu: ¡¿EN DÓNDE?!
Santiago: ¡En Madagascar!
La hermana Inmaculada se quedó realmente impresionada.
Macu: ¡Oooooooooooooooh! ¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! ¡No me lo puedo creer! Dios mío… madre mía, verás cuando se lo cuente a las demás.
Santiago: Ir haciendo las maletitas… jajajaja
Macu: ¿Por qué? ¿Cuándo es el viaje?
Santiago: El avión sale mañana por la mañana.
Macu: ¿Qué?
Macu fue corriendo a contárselo a Petra.
Petra: Que manía tenéis en este convento todos con daros tanta prisa para los viajes… siempre al día siguiente ¿todo?
Macu: Pero Petra… ¿vas a venir o no?
Petra: ¡Pues claro! Yo no me pierdo Madagascar ni harta wisky.
Macu: Hablando de wisky… hay una cosa que siempre he querido hacer yo contigo… Y aprovechando que es mi cumpleaños… ¿qué te parece si tú y yo montamos un botellón esta tarde en las traseras del convento? Total… nadie nos va a echar en falta.
Petra: Hay… no sé yo hermana… yo estoy muy mayor para estas cosas. Además, si quiero ir a Madagascar tendré que preparar la maleta, con el bañador y tal…
Macu: Anda… no pongas excusas, que eso lo preparas en un momentito…
Petra: Bueno vale… esta tarde quedamos allí, que te tengo una sorpresita...
Macu: ¡Vale! Pero no hace falta que lleves nada, ya llevo yo todo ¡Muajajajajajajaja!
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Fausti y el repartidor estaban en mitad de la carretera, tenían el cuerpo de Mateo allí. Aunque no pasaban muchos coches por esa carretera, pero no debían estar ahí. Fausti estaba haciéndole el boca boca a Mateo.
Fausti: ¡Nooooo! ¡Por Dios! No me hagas esto… ¡Mateo, por favor!
Repartidor: Creo… que ya es tarde… a saber la de tiempo que lleva ahí.
Fausti: ¡No! Hay que tener esperanza.
Repartidor: No, si yo no es por ser aguafiestas, pero este hombre ha estirado la pata hace ya unas horas.
Fausti: Dios mío…
Repartidor: Anda… vamos a avisar a una funeraria, que preparen el funeral.
Fausti: No hace falta… en el Santa Teresita tenemos de todo para estas ocasiones… le enterraremos allí.
El furgón llegó al Santa Teresita. Fausti entró gritando al hall…
Fausti: ¡Noooooooooooooooooooooooooooo!
Las monjas salieron todas escandalizadas del comedor.
Monja: ¿Qué ocurre?
Fausti: ¿¡Por quéeeeeeeeeeeeeeeeeeee?
Monja: Hermana, querida, ¿me puedes decir que diantres ha pasado?
Petra, Macu y Santiago también asomaron la cabeza por allí.
Santiago: Faustina, tranquila… cuéntanos, ¿qué ha ocurrido?
En ese mismo momento, el repartidor entró en el Santa Teresita con el cadáver de Mateo en sus brazos.
Macu: No puede ser…
Petra: Amén… dios mío, que tragedia más grande.
Santiago: ¿Y cómo ha sido?
Fausti: Ha tenido un accidente, en la carretera. Fue ayer, al volver de llevar a la hermana Rebeca al aeropuerto.
Petra: Hay que enterrarlo aquí, total, el no tenía familia…
Fausti: Pues sí. ¿Hay algún ataúd?
Santiago: ¿Pero no le vamos a hacer una capilla ni nada…?
Fausti: ¡No! Ya lleva demasiadas horas muerto… no merece morir más.
Todos se extrañaron.
Macu: ¿Morir más? ¿Tú eres tonta del bote?
Fausti: ¿?
Macu: Los muertos están muertos, tonta.
Santiago: ¡Eso!
Petra: Bueno, mirad, allí tenemos unos cuántos cajillos. Vamos a enterrarlo, Santiago, prepara la misa.
Mientras todas estaban preparando el entierro de Mateo, Petra se paso por la cocina a ver qué tal iba la tarta que le había preparado a Clotilde.
Petra: Hola, ¿está ya esa tarta?
Cloti: No.
Petra: ¿Y para cuando va a estar?
Cloti: Cuando termine de salir el chocolate.
Petra: ¿Y cuando va a salir?
Cloti: Cuando me entren ganas de ir al baño.
Petra: ¿Y eso qué tiene que ver...?
Cloti: Hombre... ja ja ja... pues mucho.
Petra: Bueno, me da igual si tienes que ir al baño o no, pero me lo tendrás que llevar a las diez a mi habitación ¿vale?
Cloti: Si si... adiós.
Cloti fue a la nevera, sacó un yogur.
Cloti: Voy a ver si funcionan de verdad los bífidus estos... ja ja ja... lo que me voy a reir yo.
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Al cabo de unas horas, el entierro ya se estaba celebrando. ¿Quién le iba a decir a Mateo que en menos de un día ya estaría enterrado en aquel lugar?
Santiago: Descanse en paz…
Fausti: ¿Y quién se hará cargo del convento?
Santiago: Nos dijo que no la llamaramos salvo en caso extremo, pues bien, este es un caso extremo.
Macu: Si si si… tienes razón.
Santiago: ¿En qué? Si tu no sabes ni a lo que me refería…
Macu: Pues eso.
Fausti: ¡Pero bueno! ¿A qué te referías?
Santiago: Hay que llamar a Dorada. Que vuelva ella, este convento es suyo… sino, hay una segunda hermana en la familia… le quedaría el legado a ella.
Todos miraron a Macu.
Macu: ¿¡QUÉ!? Ah no no no… eso sí que no. ¡Es mi cumpleaños!
Fausti: ¿Y?
Macu: ¡Ni Y ni chochos en vinagre!
Se oyó un corro de “¡Oh!”. Fausti le dio una bofetada a la hermana Inmaculada.
Fausti: ¿Cómo se te ocurre decir eso? ¡Eres tonta!
Macu: Vamos a ver, que yo no me voy a hacer cargo de ningún convento… ¡coño!
Santiago se aprovechó de la tonta discusión de las monjas para marcharse.
Santiago: ¡Uy! Pues con el permiso de todos ustedes, yo me voy ya a la cama… que mañana a primera hora, parto a Madagascar… y quiero estar bien descansadito.
Macu: ¡Anda y yo!
Fausti: Todas vamos ¿no?
Santiago: Sí.
Petra: Pero antes de irnos debemos solucionar este marrón… a ver ¿quién es el nuevo dueño del convento?
Macu: Hay Petra… hija, no seas aguafiestas, cuando volvamos de Madagascar ya lo hablamos ¿ok?
Petra: Ok.
Santiago: ¡Pues eso! Todo el mundo a la cama… ¡que mañana hay que madrugar!
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Macu estaba en la habitación esperando a Petra. Fausti se había ido a dormir al comedor, porque estaba muy afectada por lo de Mateo. ¿Por qué le afectaría tanto? Al final, Petra llegó.
Petra: ¡Ey!
Macu: Por fin vienes... mira lo que tengo.
Macu sacó de unas bolsas unas botellas con alcochol.
Petra: ¡Madre mía! (leyendo las etiquetas) Ginebra, Vodka, Ron, Vino... ¡la que has traído, mujer! ¿De dónde has sacado todo esto?
Macu: Nuestra despensa está bien completita jjijiji... ¿Y tú regalo?
Petra: Debe de estar al llegar...
La puerta de la habitación sonó. Petra se levantó y se vio a la cocinera, con una caja de tarta en sus manos.
Cloti: Que aproveche...
Macu: ¡Oh!
¿Es para mí? ¡Gracias!
Petra: No hay de qué, mujer...
Cuando Cloti cerró la puerta sonrió.
Cloti: Ja ja ja... que empiece la fiestuki.
Dentro, Macu abrió la tarta. Al destapar la tapadera, se dio cuenta del mal olor que provenía de esta.
Macu: Oye... ¿no huele... como raro?
Precisamente, daba la casualidad que el olfato de Petra no atravesaba su mejor momento...
Petra: No, a mi huele normal... (la mira) mmmm... tiene muy buena pinta.
Macu: A mi me huele mal.
Petra: ¿A qué te huele?
Macu: A mierda
Oye... si esto es una broma, no tiene ni gracia.
Petra: ¡Que no! Verás.
Petra sacó una cuchara. Cogió un poco de tarta y se la metió en la boca.
Petra:
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La mujer escupió todo de golpe. Entonces, la puerta se abrió y Clotilde entró.
Cloti: Jajajajajajajajaja ¡Dios! Me meo viva.... ¡JAJAJAJAJAJA!
Petra: ¡Hija de mil zorras! ¡POR NO DECIR OTRA COSA!
Cloti: ¿Estaba bueno? jajaja... ¡pues tenía una diarrea de tres pares de narices! ja ja ja.
Macu: ¿Tú eres tonta del culo o qué?
Cloti: ¡Oh! ¿Eso que ven mis ojos son alcohol?
Petra: Si. Pero es para la fiesta de Macu, y tú, no estás invitada
Petra empujó a la cocinera hacia afuera y le cerró la puerta en las narices. Después, Macu cogió la tarta y la lanzó por la ventana.
Macu: ¡Ale! La mierda, fuera.
Desde abajo...
Fausti: ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! ¡DIOS! ¿¡PERO QUÉ ES ESTO?!
En la habitación, Macu y Petra no pudieron evitar reirse tras oir los lamentos de Fausti al caerle la tarta de "chocolate" encima.
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Al día siguiente, en el aeropuerto estaban todas ya, preparaditas, con sus billetes y todo, esperando en la fila para ir a Madagascar.
Petra: Madre mía… estoy que no me lo creo…
Fausti: Y yo, Petra… y yo… está pasando todo tan rápido…
Voz: Los pasajeros con destino a Madagascar que vayan pasando por favor…
Macu: ¡Ese es nuestro vuelo! ¡Vamos!
Santiago se santiguó.
Santiago: Ay dios mío… La que se avecina.
> Con la aparición de Fran Perea como Damián.
Santiago: ¡Uy! Pues con el permiso de todos ustedes, yo me voy ya a la cama… que mañana a primera hora, parto a Madagascar… y quiero estar bien descansadito.
Macu: ¡Anda y yo!
Fausti: Todas vamos ¿no?
Santiago: Sí.
Petra: Pero antes de irnos debemos solucionar este marrón… a ver ¿quién es el nuevo dueño del convento?
Macu: Hay Petra… hija, no seas aguafiestas, cuando volvamos de Madagascar ya lo hablamos ¿ok?
Petra: Ok.
Santiago: ¡Pues eso! Todo el mundo a la cama… ¡que mañana hay que madrugar!
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Macu estaba en la habitación esperando a Petra. Fausti se había ido a dormir al comedor, porque estaba muy afectada por lo de Mateo. ¿Por qué le afectaría tanto? Al final, Petra llegó.
Petra: ¡Ey!
Macu: Por fin vienes... mira lo que tengo.
Macu sacó de unas bolsas unas botellas con alcochol.
Petra: ¡Madre mía! (leyendo las etiquetas) Ginebra, Vodka, Ron, Vino... ¡la que has traído, mujer! ¿De dónde has sacado todo esto?
Macu: Nuestra despensa está bien completita jjijiji... ¿Y tú regalo?
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Petra: Debe de estar al llegar...
La puerta de la habitación sonó. Petra se levantó y se vio a la cocinera, con una caja de tarta en sus manos.
Cloti: Que aproveche...
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Macu: ¡Oh!
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Petra: No hay de qué, mujer...
Cuando Cloti cerró la puerta sonrió.
Cloti: Ja ja ja... que empiece la fiestuki.
Dentro, Macu abrió la tarta. Al destapar la tapadera, se dio cuenta del mal olor que provenía de esta.
Macu: Oye... ¿no huele... como raro?
Precisamente, daba la casualidad que el olfato de Petra no atravesaba su mejor momento...
Petra: No, a mi huele normal... (la mira) mmmm... tiene muy buena pinta.
Macu: A mi me huele mal.
Petra: ¿A qué te huele?
Macu: A mierda
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Petra: ¡Que no! Verás.
Petra sacó una cuchara. Cogió un poco de tarta y se la metió en la boca.
Petra:
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La mujer escupió todo de golpe. Entonces, la puerta se abrió y Clotilde entró.
Cloti: Jajajajajajajajaja ¡Dios! Me meo viva.... ¡JAJAJAJAJAJA!
Petra: ¡Hija de mil zorras! ¡POR NO DECIR OTRA COSA!
Cloti: ¿Estaba bueno? jajaja... ¡pues tenía una diarrea de tres pares de narices! ja ja ja.
Macu: ¿Tú eres tonta del culo o qué?
Cloti: ¡Oh! ¿Eso que ven mis ojos son alcohol?
Petra: Si. Pero es para la fiesta de Macu, y tú, no estás invitada
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Petra empujó a la cocinera hacia afuera y le cerró la puerta en las narices. Después, Macu cogió la tarta y la lanzó por la ventana.
Macu: ¡Ale! La mierda, fuera.
Desde abajo...
Fausti: ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! ¡DIOS! ¿¡PERO QUÉ ES ESTO?!
En la habitación, Macu y Petra no pudieron evitar reirse tras oir los lamentos de Fausti al caerle la tarta de "chocolate" encima.
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Al día siguiente, en el aeropuerto estaban todas ya, preparaditas, con sus billetes y todo, esperando en la fila para ir a Madagascar.
Petra: Madre mía… estoy que no me lo creo…
Fausti: Y yo, Petra… y yo… está pasando todo tan rápido…
Voz: Los pasajeros con destino a Madagascar que vayan pasando por favor…
Macu: ¡Ese es nuestro vuelo! ¡Vamos!
Santiago se santiguó.
Santiago: Ay dios mío… La que se avecina.
> Con la aparición de Fran Perea como Damián.
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