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jueves, 1 de julio de 2010
El zoo cap. 23
9:18 |
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El matrimonio Cortés González estaba dando uno de sus habituales paseos por la barriada de Bermúdez. Anastasia y Juan se llamaban. Ambos eran ambiciosos, habían tenido problemas mentales en el pasado, ambos, juntos huyeron de un psiquiátrico. Pero esto pasó ya hace 3 años... se supone que se habían recuperado. La pareja llevaba tiempo intentando concebir un hijo, pero no eran capaces, hasta que llegó el punto en el que tuvieron que ponerse en contacto con el Orfanato Noxvo y allí adoptaron a Ángela.
Anastasia: Juan, la niña nos estará esperando...
Juan: Creo que puede esperar ja ja ja.
Anastasia: ¿Por qué?
Juan: Cariño, ¿no le habrás cogido cariño no?
Anastasia: ¿Yo? ¡Já!
Juan: Ah, porque si le has cogido cariño, te recuerdo que esa niña va a ser la cena de hoy de Toby y Madame.
Anastasia: Jajajajajaja
Juan: Estamos locos...
Anastasia: ¡Y eso me encanta! Me encanta estar loca.
Juan: Loca de atar... ja ja ja.
Anastasia: ¡Vamos a casa!
Natalia acababa de entrar al zoo. Paul venía por detrás corriendo, la había alcanzado.
Paul: ¡Buenos días!
Natalia: Buenas...
Paul: ¿Qué tal? Ayer te fuiste corriendo. Te fuiste muy bruscamente del zoo ¿por qué?
Natalia: Paul... ¿por qué metes las narices donde no te llaman?
Paul: Tienes razón, no me pienso interesar más por lo que te ocurra... yo hecho gilipollas, estaba preocupado por tí, pensando que te había pasado algo... pero ya veo que no, tú estás la mar de bien. Con tu hija desaparecida desde hace siete meses y tú aquí, tocándote las tetas...
Lola se acercó al oír la conversación.
Lola: ¡Eh! No te voy a permitir que la hables así.
Paul: Natalia, para tu información, mañana hace un año que el Zoo Safari abrió sus puertas... y nosotros nos conocimos un día antes, o sea hoy. Hoy hace un año que nos conocimos, pero claro... como a tí te da igual, pues paso de invitarte a cenar, como tenía pensado. ¡Adiós!
Paul se fue a su puesto de trabajo dejando a la mujer con la palabra en la boca.
Lola: No te ralles...
Natalia: Lola, tengo algo que contarte.
Lola: ¿Qué? No me asustes...
Natalia llevó a Lola hasta el bar. Las dos se sentaron en una mesa. Natalia echó a llorar bruscamente.
Lola: ¡¿Qué pasa?!
Natalia: Ayer... ví como Fabio mató a Nacho.
Lola: ¿¡Qué!?
Natalia: Hay un libro... en el que está todo sobre el Proyecto Maponto. Nacho intentaba traérnoslo para que lo viéramos.
Lola: ¿Pero cómo consiguió sobrevivir? ¿Y salir de la isla?
Natalia: Lola, no lo sé. Lo único que sé es que Nacho cayó por una zanja en el suelo... como una especie de pozo y que luego, Fabio disparó hacia el pozo para asegurarse de que estuviera bien muerto.
Lola: A ver... ¿entonces qué?
Natalia: Hay que encontrar ese libro. Con ese libro podremos destapar a Rosa.
Lola: No la podemos destapar. ¡Sino no verás a tu hija jamás!
Natalia: Lola, no creo que vaya a volver a ver a mi hija... Entonces, ¿cuento con tu ayuda? ¿Me ayudarás a encontrar el libro?
Lola asintió levemente. En ese mismo momento unos clientes entaban al bar, Natalia se marchó.
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Juan y Anastasia llegaron a casa. Entraron a la cocina.
Anastasia: Creo que ha llegado la hora.
Juan: ¡Toby! Bonito.
El hombre se acercó a unas enormes jaulas que tenían. Dentro estaban unos perros ladrando muy enfadados y agresivos. Parecía que no comían desde hace tiempo. El hombre abrió la puerta de la jaula y los perros de manera que los perros salieran directamente al patio.
Anastasia: ¡Cariño! Ten cuidado que te muerden.
Juan: Ya lo sé. Perritos míos, no os preocupéis, ya tengo vuestra comida lista. Anastasia, tráe a la niña.
Mujer: Voy.
La mujer bajó al sótano y cogió a Ángela por los pelos.
Anastasia: Tranquila bonita... ha llegado la hora de la comida.
Ángela: ¿Qué hay de comer?
Anastasia: No lo entiendes, querida, la comida... eres tú.
La mujer arrojó a Ángela hacia el patio donde estaban los perros agresivos, dispuestos a comerse a la niña.
Rosa estaba en su puesto de trabajo. Alguien había venido a verla. Era Fabio.
Fabio: Hola...
Rosa: ¡¿Qué haces aquí?! Como te vean...
Fabio: Pasaba para dártelo.
Rosa: ¿El qué?
Fabio: ¿Qué va a ser? El libro...
Rosa: Ah.
El hombre le entregó el libro. Esta lo dejó debajo del ordenador de la caja.
Fabio: Bueno... me voy. ¡Oye!
Rosa: ¿Qué?
Fabio: ¿Qué ha sido de mi hija Ángela?
Rosa: Tú hija... pues tu hija la llevaste tú al orfanato ¿no?
Fabio: Sí, pero he ido a visitarla y no está allí ¿sabes tu algo de esto?
Rosa: Claro, Rodrigo lleva ahora ese orfanato ja ja ja
Fabio: ¿Cómo lo ha conseguido?
Rosa: No lo sé... ni me importa, el caso es que Ángela está ahora con una familia, que con mucha suerte la cuidará mucho.
Fabio: ¡¿Por qué no se me había comunicado esto?!
Rosa: No me digas que ahora te vas a enfadar por esta tontería... por dios, no tiene importancia.
Fabio: No, sí que la tiene. Quiero saber donde coño está la niña.
Rosa: Déjame en paz... y vete de aquí, ahora. ¡Es una orden!
Fabio acató la orden de su superiora y se marchó del zoo. Al salir, Fabio miró hacia atrás, hacia el zoo y habló para sí.
Fabio: Te vas a enterar.
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Paul llevaba un ramo de flores. Iba a ir a ver a Natalia. Esta, estaba en su despacho.
Paul: ¿Hola? Toma, son para tí.
Natalia: ¡Ya me tienes harta! ¡JODER!
La mujer le lanzó un vaso que tenía entre sus manos a el. Le dio, desafortunadamente en la cabeza.
Paul: Vale vale... ya lo he pillado. No te preocupes. No eres la primera mujer que me hace esto... ya estoy acostumbrado. Pero es curioso, esto me lo esperaba de todas con las que he estado, menos de tí... pero ya lo sé, soy un mierda, me lo merezco.
Paul salió del despacho. Entonces, vio que frente a el, había una soga. De las que se utilizaban para transportar a los animales. En ese momento, algo se le pasó por la cabeza, para hacer con la soga... y no era precisamente nada bueno.
Ángela estaba subida a un escalón que había a mitad de pared en el patio del matrimonio Cortés Gonzalez. Los perros estaban abajo, ladrando y esperando que esta bajara para comérsela.
Juan: ¡Vamos niña! ¡Baja de ahí!
Ángela: ¡No! Que me van a comer.
Juan: ¡Qué bajes de ahí te he dicho! Soy tu padre, ¡hazme caso!
Ángela: ¡Tú estás loco!
Anastasia: Niña, ¡QUE BAJES!
Ángela: ¡Ayudaaaaaa! Ayuda. ¡Ayuda por favor!
La niña gritaba y gritaba, con la esperanza de que alguien la oyera y la sacase de esa... pero eso era algo que no iba a pasar.
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Rosa abandonó su puesto de trabajo en la caja. Iba al baño. Lola, que pasaba por allí, tuvo que ocupar el puesto de cajera, pues habían clientes esperando y Rosa no estaba allí vendiendo los pases de entrada.
Mujer: Desde luego... que mal organizado está esto.
Mujer 2: Sí... ¡que malos encargados!
Lola: Lo siento mucho... de verdad. No sé que le habrá pasado a la cajera, debería estar aquí.
Entonces, Lola vio algo, estaba debajo del ordenador. Era un libro negro. Cuando terminó de despachar a todo el mundo, cogió el libro y lo abrió por la primera página.
Lola: "Proyecto Maponto" ¡Oh! ¡Este es el libro!
La mujer, muy ilusionada por haber descubierto tal hallazgo, salió corriendo hacia el bar. Iba a ojear el libro.
Era de noche, Fabio estaba profanando una tumba. Llovía a cántaros.
Fabio: Ya está...
El cuerpo estaba en avanzado estado de descomposición. En la lápida de la tumba se podía leer "María Shaw. Fallecida el 2 de febrero de 2012. Tu hijo Fabio y tus muñecos nunca te olvidarán"
Fabio: Madre, prepárese… voy a cumplir su deseo.
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Rosa llegó a la caja. Se puso nerviosa. El libro no estaba.
Rosa: Pero qué coño...
Natalia, pasaba en ese momento por allí delante.
Rosa: ¡Tú!
Natalia: ¿Qué?
Rosa agarró por el cuello a Natalia.
Rosa: ¡Dámelo! ¡YA! O te juro que de aquí no sales viva...
Natalia: ¡No sé de qué me hablas!
Rosa: ¡Dámelo! O morirás.... ¡Dame el puto libro!
Entonces, por detrás, alguien golpeó con una piedra en la cabeza Rosa. Fue Lola. Le había dado un golpe tan fuerte, que la mujer se había desmayado.
Natalia: ¿Está muerta?
Lola: No sé... no creo, y si lo está mejor. Vamos a meterla a tu despacho. ¡Tengo el libro!
Natalia: ¡Vamos!
Paul estaba en un campo. Buscaba el árbol más alto que hubiera. Cuando lo encontró, se quitó la mochila de sus hombros y sacó la soga de ella. La colgó en el árbol.
Paul: Adiós...
Flashback
Natalia: Me llamo Natalia... la cajera.
Paul: Jajajajaja. Yo soy Paul, me encargo de la alimentación de todos y cada uno de los animales de este zoo.
Natalia: ¡Joder! Jajaja. Esta es mi hija, Ángela.
Paul: Hola chiquitina.
Paul: Jajajajaja. Yo soy Paul, me encargo de la alimentación de todos y cada uno de los animales de este zoo.
Natalia: ¡Joder! Jajaja. Esta es mi hija, Ángela.
Paul: Hola chiquitina.
Paul: Cuando somos felices, no lo notamos...
Flashback
Paul y Natalia estaban en la cueva oscura. Estaban practicando el acto sexual. Ahí, a escondidas, sin que nadie les pillara.
Paul: ¡Oh!
Natalia: ¡Oh si! ¡Oh!
Paul: Puffff esto ¡no se ve todos los días!
Natalia: Si, jajaja.
De golpe, Ángela iba entrando.
Ángela: ¿¡Mamá!?
Natalia: ¡Mierda! ¡Que viene la niña!
Paul: ¡La ropa! ¡Dame mis calzoncillos!
Natalia: ¡Escóndete!
Paul: ¡Oh!
Natalia: ¡Oh si! ¡Oh!
Paul: Puffff esto ¡no se ve todos los días!
Natalia: Si, jajaja.
De golpe, Ángela iba entrando.
Ángela: ¿¡Mamá!?
Natalia: ¡Mierda! ¡Que viene la niña!
Paul: ¡La ropa! ¡Dame mis calzoncillos!
Natalia: ¡Escóndete!
Paul: Hasta que todo se estropea...
Flashback
Sacerdote: Natalia, ¿quiéres a Paul en la salud, en la enfermedad, en la vida y en la muerte, hasta que esta os separe?
Natalia: Sí quiero.
Sacerdote: Y ¿tú Paul? ¿Quieres a Natalia?
Paul se lo pensó.
Paul: No quiero. Lo siento... creía que estaba preparado, pero creo que no.
Natalia: Sí quiero.
Sacerdote: Y ¿tú Paul? ¿Quieres a Natalia?
Paul se lo pensó.
Paul: No quiero. Lo siento... creía que estaba preparado, pero creo que no.
Paul se subió a la soga. Iba a descolgarse...
Paul: Hasta siempre, Natalia.
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