Parca Producciones 2012. Con la tecnología de Blogger.
miércoles, 12 de mayo de 2010
Planeta Kepler 1x06
3:56 |
Editar entrada

Quién iba a decir que Carmen querría suicidarse. Eso creímos hasta que, después de todo lo que pasó, nos contó que solo era un plan de distracción contra los innombrables. Por desgracia, surgió un imprevisto. Se ve que ella y Álvaro encontraron un lago, ¡pero está maldito! Será muy difícil coger agua, porque está lleno de algas que atrapan a quien lo intenta. De hecho tomaron a nuestra bióloga como presa... Menos mal que al final salió viva, fue de milagro.
Aparte, Víctor está demasiado raro, cada vez más. Se ha enfadado tanto que incluso me empujó a una hoguera para que me quemase, una vez estábamos todos. Tuve que ir como un rodillo por el suelo para apagar el fuego, Dios quiso que estuviera a tiempo. Bueno, Dios no sería, porque está claro que no existe desde hace miles de millones de años. Esta sí que no se la perdono a Víctor, le he dejado de hablar para siempre. Definitivamente, estoy muy enfadada con él. Ojalá no hubiera conocido nunca a ese ‘capitán’ de pacotilla. Y ojalá nunca lo hubiera besado.
Pero lo peor sin duda vino después, cuando tras todos estos imprevistos emprendimos la marcha de nuevo y nos topamos de nuevo con ellos, con los innombrables. ¡Cuando nos habíamos olvidado de su amenaza! Nos dijeron que ya habíamos agotado todas las posibilidades, que íbamos a morir todos en este planeta.
Han pasado solo dos horas desde entonces y no hemos notado nada. Pero aún seguimos tensos y buscamos alguna forma de escapar. Solo nos quedan dos opciones: huir o morir.
Sara cerró su diario. Seguían caminando, pues debían explorar nuevas partes de Kepler antes del inminente final. Incluso con algo de suerte, encontrarían alguna forma de volver a casa, a la Tierra. Todos emprendieron camino.
SARA: ¿Y hacia dónde se supone que vamos?
CARMEN: A explorar Kepler. Que este planeta es inmenso y hemos visto muy poco de él.
PACO: ¿Y si queremos volver al lugar donde estábamos? Recordad que aquí es muy fácil perderse. Ya sabéis, lo que ocurrió cuando lo de las jaulas... y lo del lago, que estaba ahí mismo y ni lo habíamos visto.
SARA: Es que la superficie de este planeta es idéntica en todos los lados.
CARMEN: Sí, este planeta está desertizado. Hay más tierra que agua, al contrario que en la Tierra.
PACO: ¿Pero hay agua?
VÍCTOR: Pues claro que sí, ¿o has olvidado lo del lago que encontraron estos?
PACO: No. Pero a lo mejor, solo hay lagos. No hay mares, propiamente dicho.
CARMEN: Es muy poco probable que haya mares en Kepler, la superficie más grande de agua que pueda haber, puede ser de tan solo diez o veinte kilómetros...
SARA: Vamos, como un lago o un río.
CARMEN: En efecto.
Continuaron andando. Al fondo había algo que les llamaba la atención, pues un edificio enorme se abría ante ellos. La fachada estaba hecha de un material de carbón, no tenía ventanas ni nada, y tan solo tenía un pequeño orificio de forma circular, que sería la puerta.
ÁLVARO: ¿Y eso qué se supone que es?
CARMEN: (Decidida) Habrá que entrar a verlo, ¿no?
Víctor sacó los arpones de su mochila y le ofreció uno a Paco y otro a Álvaro.
VÍCTOR: ¿Sabréis usarlo?
PACO: Creo que sí.
ÁLVARO: ¿Yo? ¿Por quién me tomas? Claro que sí, yo hice la mili.
VÍCTOR: ¿La mili? ¿Y eso qué es?
ÁLVARO: Joder, pues la mili... donde te enseñan a ser militar.
Víctor y Paco se miraron, sorprendidos.
PACO: Yo tampoco sé lo que es.
CARMEN: Bueno, vale ya. Vamos a entrar.
SARA: A ver, todos no podemos ir. Me propongo voluntaria para vigilar fuera mientras vosotros estáis dentro, ¿de acuerdo?
VÍCTOR: Bien, entremos.
Mientras Sara se quedó en la puerta del edificio, los demás entraron con sumo cuidado. Tuvieron que encender una de las linternas que llevaba Carmen en su mochila, porque dentro estaba todo totalmente oscuro.
PACO: Joder... ¿también tienes linternas en tu mochila?
CARMEN: Sí.
PACO: Bendita sea esa mochila.
Álvaro y Víctor dejaron escapar una carcajada. Carmen les lanzó una mirada amenazadora.
CARMEN: Pues antes del viaje vine preparada... no como otros.
Conforme fueron entrando por los pasillos del edificio, comenzaron a ver las primeras estancias del lugar. Ahora estaban ante lo que parecía ser un calabozo, una cárcel o algo por el estilo, pues había barrotes a ambos lados de la sala que se extendían hasta el final. No había ni más puertas, ni más plantas. Todo era igual.
ÁLVARO: ¿Esto parece una... cárcel?
PACO: (Con sorna) Sí, para meterte a ti.
ÁLVARO: Paco, me estoy hartando de tus tonterías.
PACO: Y yo de tu mal humor, que estás siempre ofuscado.
ÁLVARO: ¿Será porque en menos de un día nos van a matar si no abandonamos este planeta y no tenemos ningún medio para ello?
CARMEN: Chicos vale ya, mirad esto.
Carmen señaló a los barrotes de una de las celdas del final. Tenía marcas de sangre.
VÍCTOR: ¿A quién encerrarían aquí?
CARMEN: No lo sé. Es muy extraño todo. Este edificio ha tenido que ser construido, pero ¿por quién?
PACO: ¿Y para qué? ¿Quiénes han estado antes aquí?
ÁLVARO: ¿Y dónde están ahora?
VÍCTOR: Huy, eso ya son muchas preguntas.
CARMEN: Pues tenemos que encontrar las respuestas.
PACO: Yo creo que...
VÍCTOR: ¿Qué?
PACO: Que este lugar está relacionado con los innombrables... en este planeta solo estamos nosotros y ellos.
CARMEN: Por favor, Paco, no seas iluso. No hemos visto unos cincuenta kilómetros cuadrados del planeta. Y tiene una superficie el doble de grande que la Tierra. Es muy probable que haya más habitantes en él.
PACO: ¿Habitantes o personas?
CARMEN: No me atrevería a decirlo con exactitud.
Entonces, en ese mismo momento, la puerta de fuera se cerró bruscamente. Sara se asustó desde allí.
SARA: ¡Eh! ¡¿Para qué cerráis?!
CARMEN: ¡Sara! ¿Qué ha pasado?
SARA: Se ha cerrado la puerta.
VÍCTOR: ¡Ábrela!
SARA: No sé cómo.
PACO: ¡Mira por ahí! Tiene que haber una palanca o algo ¿no?
Lo peor que podía pasar en aquel momento pasó de verdad. Todos oyeron la voz de uno de los innombrables.
VOZ: Vais a morir... tal y como nosotros hemos muerto.
Todos se quedaron absortos, hasta Sara desde fuera lo había escuchado.
SARA: Dios. ¡Salid de ahí ya! Que aquí afuera estoy sola y tengo mucho miedo.
CARMEN: ¿Miedo? ¿Y nosotros qué? ¡¿Qué nos vais a hacer?!
ÁLVARO: Vamos a ver... ¿Cómo qué como ellos murieron? ¿Ellos están muertos? Sabía que no era buena idea venir aquí, estoy muerto de miedo.
VÍCTOR: (Ríe) Muerto de miedo, eso sí que ha sido bueno.
PACO: ¿Y quiénes son ellos? ¿Qué son los innombrables?
CARMEN: Esto no está teniendo ninguna gracia ¿eh? Hay que salir de aquí como sea.

Lejos de allí, mientras los niños jugaban por la superficie de Kepler, Barrax fue a la habitación donde Eva seguía encerrada, una vez más. Como cualquier robot, él no tendría ningún tipo de piedad ni de sentimientos.
BARRAX: Abriendo puerta. Mec.
EVA: ¿Quieres dejar de decir eso ya? Me estás poniendo de los nervios.
BARRAX: ¿Quieres que me lleve tu comida?
EVA: (Sumisa) Está bien, quédate. Por favor, déjala aquí dentro.
BARRAX: Los humanos tenéis muchas necesidades. Que si amor, que si comer, que si beber… Barrax no entiende cómo colonizasteis la Tierra.
EVA: Pues porque éramos mucho más inteligentes que el resto de seres que había allí.
BARRAX: Pues sí que tienen que ser ingenuos los demás.
EVA: ¿Quieres abrirme ya, robot? Estoy muy cansada, llevo horas sin comer y no tengo nada que hacer.
BARRAX: Está bien. Abriendo puerta. Mec.
EVA: (Irritada) ¡Abre!
Barrax obedeció, abrió la puerta del compartimento y entró. Eva aprovechó para mostrar sus verdaderas intenciones.
EVA: Pienso destruirte, maldito robot. Voy a salir de esta apestosa nave y buscaré a esos traidores. Van a pagar con su vida, pienso matarlos a todos.
BARRAX: ¿Y cómo piensas volver a la Tierra entonces?
EVA: Eso ya es asunto mío.
Eva empujó a Barrax, este cayó al suelo y la católica aprovechó la coyuntura para salir de la nave. Tras asegurarse de que no había nadie alrededor, Barrax cerró la puerta y comenzó con su maniobra. Sonidos extraños y colores variados emanaban del robot. Parecía que iba a explotar, hasta que consiguió su objetivo. Aquella era su única forma de ponerse en contacto con gente de fuera.
BARRAX: Barrax llamando a voz, Barrax llamando a voz.
VOZ: Por fin, querido Barrax. Pensé que nos habías vuelto a traicionar, pero veo que no es así.
BARRAX: Barrax quiere volver con vosotros, es donde mejor está y a donde pertenece.
VOZ: No sabes cuánto me alegra oír eso. Y bien, ¿alguna información relevante?
BARRAX: Hemos llegado, ya estamos en Kepler. No hace falta que os diga las coordenadas.
VOZ: Perfecto, enseguida revisaremos el localizador. ¿Y la católica, qué tal vas con ella?
BARRAX: Hubo que encerrarla porque intentó impedir el aterrizaje, es bipolar.
VOZ: Con que bipolar, ¿eh?
BARRAX: Sí, y ha escapado. Quiere vengarse del resto de tripulantes de la nave por haberla encerrado. Quiere que lo paguen con su vida.
VOZ: Excelente, al final nos va a hacer parte del trabajo y todo.
BARRAX: Barrax quiere saber cuál será vuestro siguiente paso.
VOZ: Desearán no haber venido jamás. Y Eva nos va a facilitar la tarea, les daremos un buen escarmiento. Tú encárgate de los niños, asegúrate de que ninguno escape y gánate su confianza.
BARRAX: Es decir, pretendéis que me quede aquí quieto con los niños sin hacer nada. Mec.
VOZ: ¿Quedarte quieto? Al contrario, no te preocupes por eso. Os dirigiréis hacia aquí, me los traerás a todos sanos y salvos. Cuando vean a su profesora muerta y al resto de tripulantes convertidos en mala gente no querrán volver a la Tierra. Se quedarán aquí con nosotros y los utilizaremos como esclavos para reconstruir nuestro imperio.
BARRAX: ¿Y cómo sabrá Barrax el camino?
VOZ: Por eso no te preocupes, robot. Está todo controlado.
BARRAX: Mua, ja, ja. Voy a dominar el mundo.
VOZ: Eso espero, juntos nos haremos con Kepler para siempre.
En ese preciso instante, Eva salía de la nave por una portezuela de atrás que pocos conocían. Así, corrió hacia la espesura del bosque sin ser vista, dispuesta a cumplir sus objetivos.
EVA: (Piensa) Los mataré a todos y después me los comeré, como Saturno cuando devoraba a sus hijos. Se van a enterar estos ateos de quién soy yo.
De pronto, Eva notó un temblor y sus piernas empezaron a caminar hacia otra dirección, más rápido de lo que harían unas simples piernas humanas.
EVA: (Asustada) ¿Qué me está pasando? ¡Maldito Satanás!
VOZ: No te preocupes, querida. Voy a llevarte hasta esa gente de la que te quieres vengar.
EVA: Voz que resuena en mi cabeza, ¿eres Dios?
VOZ: No, soy un innombrable.

Sara encontró a la vuelta de la enorme puerta circular un pequeño interruptor de color rojo.
SARA: ¡Voy a sacaros de ahí! Tranquilos, que ya voy.
Sara pulsó el interruptor. La puerta se abrió y los demás salieron corriendo hacia afuera, muy atemorizados.
VÍCTOR: Podrías haberte dado más prisa, ¿no?
SARA: ¿Más prisa? Me he dado toda la que he podido. Os estaba oyendo sufrir ahí dentro mientras la voz os amenazaba. ¿Qué crees? ¿Que yo no estaba asustada aquí afuera pensando que podíais morir todos? ¿O que algo me podría atacar por las espaldas?
VÍCTOR: Eres una estúpida, eso es lo que eres.
ÁLVARO: Venga Víctor, no te pases.
VÍCTOR: Estamos en un planeta desconocido, sin medios para sobrevivir y solos, ante unos seres que amenazan con matarnos. ¿Y tú dándome lecciones morales? Venga ya, Álvaro.
SARA: ¿Seres? ¿Dónde has estado los últimos tres días? ¡Ya quedamos bien claro quiénes eran! Y que debíamos ignorarlos.
VÍCTOR: ¿Ah sí? Pues a mí no me ha quedado tan claro. Y soy el capitán.
SARA: Víctor, tú ya no eres capitán de nada, por millonésima vez. Eres uno más. Bueno, miento. No eres uno más, eres un capullo.
CARMEN: Sara, no te pases. No calientes más el tema…
SARA: No me paso en absoluto, pero ¡ya estoy harta!
CARMEN: ¿Acaso crees que nosotros no?
PACO: ¡Todos estamos hartos! Intentamos salir de los miles de impedimentos que se ponen en nuestro camino y tú siempre estás quejándote.
SARA: (Irritada) ¿Quejándome? ¿Cómo que quejándome?
PACO: ¡Eres una pesada! ¿Y sabes qué? Quizás sea cierto lo que Víctor me dijo el otro día.
Víctor miró a Paco con cara de “no sigas, por favor...” pero este le esquivó la mirada y continuó hablando.
SARA: ¿Qué te dijo?
PACO: ¡Que si estaba contigo no es porque le gustaras, es porque le dabas pena! Y que eres una pesada todo el día con el diario hacia todas partes.
SARA: (Enfadada) Víctor... ¿Es eso cierto?
VÍCTOR: Eh...
Sara empezó a escandalizarse.
SARA: ¡¿Es eso cierto?!
VÍCTOR: ¡Sí, es cierto! ¿Qué pasa?
SARA: No me esperaba esto de ti.
VÍCTOR: Ni nosotros esperábamos que te fuera a afectar tanto perder a tus niñitos.
SARA: ¿Qué? ¿A qué viene eso?
CARMEN: Pues que te has cerrado, Sara. Desde que Barrax huyó en la nave con los niños te has cerrado a los demás. Vives en tu mundo, con tu diario. Solo piensas en sobrevivir tú y que tus niños estén vivos.
La profesora estaba a punto de echar a llorar.
SARA: (Le cae una lágrima) ¿Cómo habéis podido decirme todo esto?
PACO: Es lo que pensamos de ti, la verdad.
SARA: (Limpiándose la mejilla) ¿Algo más?
ÁLVARO: No... Bueno sí, que te vayas. Aléjate de nosotros.
PACO: ¡Ey! Tampoco es para tanto.
ÁLVARO: No te pases, Víctor.
SARA: Está bien. Vosotros lo habéis querido. Pero que conste que tú no me echas, Víctor, me voy yo.
Sara se colocó el bolso, dio media vuelta y empezó a caminar en la parte opuesta.
CARMEN: ¿A dónde va?
VÍCTOR: No es de nuestra incumbencia.
ÁLVARO: ¿Pero de verdad la vamos a dejar ir sola? ¡Pero si tú la amas!
VÍCTOR: No la amo, fue un accidente. Dejémosla.
Los chicos comenzaron a alejarse de la cárcel, pero cuando apenas llevaban unos metros caminando, Víctor salió volando hacia arriba como por arte de magia. Estaba levitando a más de diez palmos del suelo.
ÁLVARO: ¿Qué pasa ahora?
CARMEN: ¡Alejaos de él!
PACO: ¡Víctor! ¡Víctor! Víctor, ¿qué te ocurre?
Víctor no contestó. A los tres segundos cayó al suelo y sus ojos se tornaron blancos.
VÍCTOR: Hijos de puta, sois unos malnacidos.
PACO: ¿Víctor? Nos estás asustando.
CARMEN: Está siendo poseído.
Carmen tomó la voz de líder y ordenó a los demás a que se apartaran.
CARMEN: Di un curso de psiquiatría mental. Creo que puedo intentar ponerme en contacto con quien está dentro de él.
VÍCTOR: Vais a morir como la escoria que sois.
CARMEN: ¿Quién está en el cuerpo de Víctor?
VÍCTOR: Tu abuela convertida en Satanás.
PACO: ¡Eres un maleducado!
VÍCTOR: Y vosotros unos guarros.
CARMEN: ¡Te ordeno que me contestes! ¿Quién eres?
VÍCTOR: Mi nombre no es de tu incumbencia. Soy un innombrable.
Carmen tenía pensado algo. Iba a aprovechar esta situación para descubrir algo más de aquellos seres.
CARMEN: ¿Innombrables? ¿Qué sois?
Víctor no contestó.
CARMEN: ¡Contesta!
VÍCTOR: Soy la última persona que vas a ver antes de morir.
Súbitamente, una luz abandonó el cuerpo de Víctor y sus ojos recuperaron el color habitual. Había vuelto en sí.
PACO: Dios mío.
VÍCTOR: ¡Lo siento mucho!
CARMEN: ¿Perdón?
VÍCTOR: Por eso llevo estos días así de ofuscado. Estaba dentro de mí.
CARMEN: (Sorprendida) ¡Claro! Eso explica tus cambios de humor y tu agresividad.
PACO: Entonces, ¿adónde ha ido ahora?
VÍCTOR: ¿Quién? ¿El innombrable? Ni idea.
CARMEN: Continuemos andando. No hay tiempo que perder.
Emprendieron la marcha, dispuestos a encontrar la forma de acabar para siempre con los innombrables. Lo que ellos no sabían es que lo peor aún estaba por llegar.

Barrax salió al exterior de la nave Kosmos para asegurarse de que los niños no escapaban, tal y como le habían encomendado los innombrables.
BARRAX: Hola chicos. Mec.
PRISCILLA: ¡Que dejes de decir eso! ¿No ves que nos irrita? Así no te vamos a querer, robot.
BARRAX: Está bien, Barrax lo siente. Si queremos encontrar a los demás debemos unirnos.
JORGE: El robot tiene razón, es lo mejor.
BARRAX: Bien, entonces comencemos a andar.
JORGE: Pero espera, ¿y Eva? ¿La vamos a dejar ahí encerrada?
BARRAX: Eva se queda a vigilar la nave, no os preocupéis por ella.
PRISCILLA: ¿A vigilar? Pero si está mal de la cabeza, ¡la va a destruir!
BARRAX: Eva se ha escapado, ¿contenta, niña? Estos humanos, siempre buscan la verdad.
JORGE: No, no estamos contentos. Eres un robot estúpido, no sabes hacer nada y quieres que Eva se quede para destruir la nave. ¡Nos estás engañando!
BARRAX: Barrax tiene prisa, tenemos que partir inmediatamente. Mec.
Barrax apartó a Jorge de un empujón y lo tiró al frío suelo de Kepler.
PRISCILLA: (Histérica) ¿Pero qué haces, robot? ¿Estás loco?
Todos los demás niños quedaron asombrados y atemorizados ante Barrax. Pero afortunadamente, pronto tuvieron algo más importante en qué pensar. Una pequeña figura llegó andando al lugar, una figura que apenas habían percibido por la discusión.
JORGE: (Desde el suelo) No me lo puedo creer, esto no puede ser verdad. Pero si tú habías…
PRISCILLA: ¡Damián, estás vivo! ¡Cuánto te hemos echado de menos!
Priscilla corrió a abrazar a su amigo, pero este le gritó.
DAMIÁN: ¡No!
PRISCILLA: ¿Pero qué...?
DAMIÁN: No podéis tocarme. Pris, ¿me habéis echado de menos o tú me has echado de menos?
PRISCILLA: (Avergonzada) Un poco de cada. ¿Por qué no te podemos tocar?
DAMIÁN: Podría pasar algo malo. Y tú, estúpido robot. Me tiraste de la nave, eres malo.
Damián se abalanzó sobre Barrax, dispuesto a destruirlo por completo.
BARRAX: Humano atacando a Barrax, Barrax defendiéndose.
DAMIÁN: Voy a acabar contigo, te voy a destruir.
PRISCILLA: ¡Parad ya! Damián, ¡déjalo en paz! Es la única opción que nos queda.
DAMIÁN: ¿Pero de qué hablas?
JORGE: Verás, Damián... Cuando caíste por el agujero negro encontramos a otra tripulante que estaba escondida en la nave. Era una mujer adulta, católica, que se llama Eva.
PRISCILLA: El problema es que está loca, es bipolar y la tuvimos que encerrar porque nos intentó impedir el aterrizaje.
BARRAX: Y ahora Eva ha escapado, pero no pasa nada porque Barrax llevaros hasta los demás. Mec.
DAMIÁN: Vaya, sí que me he perdido cosas... Barrax, ¿te refieres a aquel agujero? Creo que alguien te ha engañado, eso es una trampa. Por ese lugar se va a una cárcel.
JORGE: ¿Y cómo sabes que no es él quien nos engaña?
DAMIÁN: Veréis, sé que es difícil de creer pero... Tras salvarme del agujero negro, adquirí una especie de poderes. Y puedo leer en ese robot que realmente creía lo que nos acaba de contar.
PRISCILLA: Hala, ¿tienes poderes? ¡Qué guay, yo también quiero!
DAMIÁN: Lo siento pero no puede tenerlos nadie más, de hecho no debo contarlo. Pero sí puedo llevaros con la profe y los demás. Sólo tenéis que seguirme.
Todos los niños se pusieron en fila de dos, dispuestos a ir con Damián y a encontrar al resto. Por fin, después de tanto tiempo, estaban salvados.

Apenas podían ya seguir caminando. Las piernas les dolían. Pero sabían que debían de continuar, no podían parar ahora. Los innombrables les estaban pisando los talones, y lo último que habían vivido en ese edificio que parecía una cárcel les había dejado muy desconcertados. De repente, llegaron a una pequeña meseta que se elevaba al frente de ellos, pero luego bajaba haciendo un gran valle.
VÍCTOR: ¿Esto qué podría ser? Me resulta familiar.
CARMEN: Un lago seco, y sí. Se parece a las mesetas comunes de la Tierra.
Álvaro y Paco fueron directos a algo que había frente a ellos, un fósil.
PACO: ¡Carmen! Mira esto.
La científica fue hasta allí.
CARMEN: Sin duda alguna, es un fósil de una criatura que vivía en este lago.
ÁLVARO: (Con miedo) ¿Qué tipo de criatura puede medir más de... veinte metros de largo?
PACO: (Con sorna) El monstruo del Lago Ness, que viene a por ti.
ÁLVARO: Paco, no tiene gracia. Carmen, ¿puedes responder tú, por favor?
CARMEN: Una criatura de este planeta. Ya os lo he dicho mil veces, no sabemos a la fauna y flora a la que nos enfrentamos en Kepler. El planeta es similar a la Tierra, pero no idéntico.
VÍCTOR: Este lugar es interesante, sin duda, pero hemos de continuar con nuestro camino.
CARMEN: En efecto, Víctor tiene razón. Vamos.
Justo cuando emprendieron la marcha de nuevo, alguien apareció frente a ellos con los ojos muy abiertos, el pelo revuelto y cara desquiciada. Era Eva.
EVA: Por fin os encuentro, después de tanto tiempo.
CARMEN: ¡Dios mío!
EVA: Esa frase sería más apropiada para mí. ¿No te parece, querida atea?
VÍCTOR: No puede ser, pero si la nave...
EVA: ¿La nave qué? Kosmos ha aterrizado en Kepler, ¿no lo sabíais?
PACO: No... ¡Tú deberías estar muerta junto con los de la nave en el espacio!
EVA: Por suerte, la nave estaba llena de encantadores niños que me abrieron. Por cierto, monísimos ¿eh? Pero creo que ahora mismo están todos muertos.
ÁLVARO: ¿Te abrieron? ¿Estabas encerrada?
VÍCTOR: Sí. La encerramos en secreto Carmen y yo. Era lo mejor para todos.
PACO: Si vosotros lo hicisteis, sería por algo.
Eva sacó algo de uno de sus bolsillos. Parecía pequeño, sin importancia, pero nada más lejos de la realidad. El objeto se desplegó para dar lugar a una gran espada que terminaba en punta afilada.
EVA: Es sorprendente todo lo que se puede llegar a encontrar en otro planeta, ¿eh?
CARMEN: ¿Qué quieres de nosotros?
EVA: Vengarme. No fue buena elección dejar encerrada a una persona en una nave espacial sola, en mitad del universo.
VÍCTOR: ¡No te acerques!
Eva se fue acercando cada vez más y más con intención de hacerles daño con ese objeto punzante que había sacado de su bolsillo.
VÍCTOR: ¡Apuntad!
Todos apuntaron a Eva con sus arpones.
VÍCTOR: No queremos hacerte daño, Eva...
EVA: Ni yo a vosotros.
Entonces Eva comenzó a correr tras ellos para matarlos. Estaban a punto de disparar las flechas, pero unas plantas salieron rápidamente desde el suelo para después agarrar a Eva por el cuello. Estaban estrangulándola.
EVA: ¡Ayuda! ¡Socorro!
VÍCTOR: Carmen, ¡¿qué narices es eso?!
CARMEN: ¡Salid de este valle ahora mismo!
Las plantas comenzaban a salir del suelo por todos lados e intentaron atacarlos. Entonces, Eva y la planta que la estaba estrangulando se descompusieron en mil pedazos.
EVA: ¡Noooooooooooo!
Cuando por fin consiguieron salir del lugar, quedaron fuera de peligro.
CARMEN: Son plantas que viven en el fondo de este valle, que antes era un lago como ya os he dicho. Deben ser similares a la planta que me topé en el lago.
VÍCTOR: ¿Por qué nos atacaban?
CARMEN: No nos atacaban, nosotros estábamos atacando su lugar de vida, su lago. Solo se estaban defendiendo.
VÍCTOR: Doctora, no me toque las narices. Debe de haber una explicación para que Eva haya desaparecido de esa manera.
PACO: ¿Y si han sido los innombrables?
ÁLVARO: ¡Es cierto! Han podido ser ellos.
CARMEN: En ese caso, tenemos que continuar andando. Y ahora más que nunca.
Poco más pudieron andar. Una vez más, sucedió algo que parecía imposible.
PACO: ¿Qué es eso? ¡Viene hacia aquí!
ÁLVARO: Paco, no estamos para bromas, déjalo ya.
VÍCTOR: No está bromeando, mirad hacia el cielo. ¿Qué es esa cosa?
CARMEN: ¡¡Es un meteorito!! ¡Va a colisionar contra Kepler!
Todos estaban aterrorizados, sin saber cómo reaccionar. Entonces, la voz volvió a sonar en sus cabezas.
VOZ: Os dimos varias oportunidades y no quisisteis aprovecharlas. Ya no hay vuelta atrás, vuestra hora ha llegado. Estáis muertos.

Mientras tanto, Barrax y todos los niños de la nave Kosmos continuaban caminando hacia los demás, guiados por Damián. Llevaban ya bastante rato caminando, y muchos niños comenzaban a quejarse.
JORGE: ¿Cuánto falta? Me duelen las piernas.
BARRAX: Barrax jamás se cansa, es lo bueno de no ser humano. Ja, ja.
PRISCILLA: No te chulees tanto, robot. Damián, estoy cansada. ¿No podemos parar un rato para reponer fuerzas?
DAMIÁN: Chicos, no os preocupéis. Ya estamos muy cerca.
Un par de minutos después, Damián se paró en seco.
PRISCILLA: ¿Es aquí?
Una voz resonó en las cabezas de todos los niños.
VOZ: Sí, ya habéis llegado.
Todos los niños se asustaron.
JORGE: ¿Quién eres? ¿Dónde estás? ¡Da la cara!
De pronto fueron arrastrados con brusquedad hasta entrar en un edificio frío y oscuro. Todos los niños impactaron contra una pared mugrienta y una enorme puerta de hierro se cerró ante ellos.
PRISCILLA: ¡Estamos en la cárcel, nos han encerrado!
JORGE: ¿Pero cómo ha pasado esto? ¿No dijo Damián que Barrax era bueno?
Entonces, advirtieron el rostro de Damián. Ahora mostraba una mirada mucho más profunda e inteligente.
DAMIÁN: De verdad, sois unos niños muy ingenuos. ¿Cómo habéis podido caer en una trampa así? Damián está más que muerto, ¿no lo visteis caer al agujero negro?
PRISCILLA: No entiendo qué está pasando, tengo miedo…
JORGE: Entonces todo esto, ¿era una trampa? ¿Por eso no te podíamos tocar?
DAMIÁN: Efectivamente.
Ante la sorpresa de todos, Damián se desvaneció. Todo había sido una ilusión, y lo peor era que nadie lo había imaginado. Pero eran niños, ellos no tenían la culpa.
VOZ: Vais a reencontraros con vuestra profesora, ya lo creo. ¡Pero en el infierno! Decid adiós a vuestro falso amigo.
Damián se desvaneció y todos se quedaron en absoluto silencio.
BARRAX: Lo siento niños, ha sido un placer trabajar con vosotros. Bueno, la verdad es que no. Pequeños humanos repelentes. Ja, ja.
La poca luz que había en el lugar se desvaneció. Ahora todos los niños de Kosmos estaban solos, encerrados y sin escapatoria. En poco tiempo morirían por la falta de comida y agua, y jamás podrían reencontrarse con los demás. O peor aún, se convertirían en esclavos para toda la eternidad creyendo que sus seres queridos los habían traicionado. Los innombrables habían conseguido engañarlos y tenderles una trampa. Con Barrax y con el difunto Damián.

Sara aún seguía llorando, no entendía lo que había pasado con sus compañeros.
SARA: (Piensa) ¿Cómo me han podido hacer esto? ¿Cómo me han podido tratar así? ¿Cómo me dijeron aquellas horribles palabras? Que solo me preocupo por mis niños, ¿acaso creen que ellos no me importan? Tengo que encontrarlos, pero será muy difícil. Ya no estarán en el mismo sitio donde los dejé, este planeta es enorme y estoy sola. Sin agua y sin comida, y con los innombrables sueltos... Quién sabe qué será de mí.
Sus pensamientos se interrumpieron cuando vio ante ella algo sorprendente. Parecía una carpa de circo, cuya puerta se hallaba abierta. Tras asegurarse de que nadie la veía, Sara entró en el lugar y vio que en realidad el lugar era más grande de lo que parecía desde fuera. Al fondo de la habitación, había algo grande y de metal. Parecía uno de los primeros ordenadores que se inventaron allá por el siglo XX, de los que podían ocupar una habitación entera de lo grandes que eran. Sara entró con temor.
SARA: ¿Dónde estoy? ¿Qué es esto?
De pronto, la carpa se cerró y Sara quedó dentro. De aquella pieza de metal surgió una gran luz blanca. Sara se tapó los ojos, pues de lo contrario podría haber quedado ciega. A continuación, la habitación quedó completamente oscura. Y lo más sorprendente de todo era que Sara ya no estaba en ella.
En su lugar, la profesora se despertó en un escenario completamente diferente. Estaba en una gran selva, llena de vegetación. Desorientada, habló para sí misma.
SARA: ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar?
Se incorporó con dificultad, y lo que vio al levantarse la dejó completamente helada. A lo lejos, podía ver a una criatura enorme. Una criatura que debía haberse extinguido millones de años atrás. Un gran rugido inundó el lugar.
SARA: Esto no puede estar pasando, no es real...
Descubrí que había vuelto a la Tierra. Pero no como había esperado, llena de alegría. Al contrario, la peor de mis pesadillas comenzaba entonces. Estaba de vuelta, sí, pero en una época diferente de la mía. Había aterrizado en pleo Mesozoico, rodeada de dinosaurios por todas partes. Y lo peor de todo es que no sabía cómo salir de allí.

Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario