jueves, 28 de octubre de 2010

postheadericon Planeta Kepler Cap.1






La profesora cerró su diario y lo guardó en su bolso. Se levantó y justo cuando iba a subir por la escalerilla hacia la nave, se acordó de que había olvidado algo, así que abrió el diario rápidamente y escribió “Mi nombre es Sara, soy profesora y este mundo ya no tiene sentido”. Con un suspiro cerró el bolso y esta vez sí, subió la escalerilla hacia la Nave Kosmos. 



Una nave espacial aterrizó en el planeta Kepler. Era un planeta desierto, pero de condiciones climatológicas similares a la Tierra. Tras aterrizar, la puerta de la nave se abrió. Sara estaba esperando ansiosa a poder salir, y así lo hizo. La primera, seguida por sus alumnos. El jefe de la nave, sin embargo, fue quien tomó la palabra en su lugar.

VÍCTOR: ¡Eh! No salgáis aún.
SARA: ¿Por qué?

Un niño interrumpió.

JORGE: ¡Ah! Qué frío hace...

El ambiente estaba algo frío y el suelo húmedo.

VÍCTOR: Aquí mando yo y os digo que no salgáis aún. Es peligroso.

La profesora volvió atrás y se puso frente a frente a Víctor.

SARA: ¿Cuánto tiempo llevamos encerrados en esta apestosa nave? ¿Tres meses? ¿Cinco? Hemos perdido ya hasta la noción del tiempo. Ellos son niños y quieren respirar aire limpio.

Una mujer de pelo castaño interrumpió la conversación y contestó por Víctor.

CARMEN: Sara, antes de que podamos salir al exterior, es necesaria una prueba de que lo que nos espera ahí afuera es como pensábamos.
SARA: Pues hágala ya, que para eso es su trabajo.
CARMEN: A eso iba, si me permites...
SARA: ¡Niños! Apartaos.

Mientras Carmen salía por la puerta de la nave Kosmos, Sara sacó su diario. Se sentó en una pequeña mesa que había en el hall de la nave y se puso a escribir.



La doctora entró en la nave. Tenía una muestra que había sacado del suelo del planeta.

CARMEN: Ahora solo queda esperar a los resultados.
VÍCTOR: ¿Cuánto pueden tardar?
CARMEN: No lo sé. Supongo que unos minutos...
SARA: ¿Y qué resultado exactamente pretendes que salga?
CARMEN: El resultado que nos diga si las condiciones del planeta son similares a las de la Tierra y por lo tanto tengamos la seguridad de poder salir al exterior sin que ocurra nada.
SARA: ¡Pero si eso ya lo sabíamos antes de partir! Si no, no habríamos hecho un viaje tan largo como este.
CARMEN: Por supuesto, pero nunca está de más asegurarse.

De repente, sonó un pitido. Significaba que el resultado de la prueba era positivo. Carmen sonrió.

CARMEN: Podemos salir.

Todos los niños aplaudieron a la vez, se sentían muy felices.

VÍCTOR: ¡Vamos! Poco a poco...

La doctora le iba a preguntar algo al superior de la nave.

CARMEN: ¿Vas a activarlo?
VÍCTOR: A eso iba ahora mismo.
CARMEN: De acuerdo.

Mientras Sara salía con los niños, Víctor se montó a un elevador que había al final del hall. Este le llevaba a otra planta. Allí, en una gran caja, había un robot. El superior se acercó hasta él y abrió la caja.

VÍCTOR: ¿Cómo coño funcionará este trasto?

Una luz se iluminó en los ojos del robot.

BARRAX: ¿Cómo coño funcionará este trasto?
VÍCTOR: ¿Eh?
BARRAX: ¿Eh?

Víctor comprendió lo que pasaba. El robot repetía todo lo que decía.



A su vez, Sara se encontraba caminando con los niños por la superficie de Kepler. Siempre sin alejarse mucho de la nave, por supuesto.

PRISCILLA: ¡Es muy soso todo!
SARA: Priscilla, cariño, es cuestión de acostumbrarse.
PRISCILLA: ¡Pues no me quiero acostumbrar!
SARA: Mira, allí hay un bosque.
PRISCILLA: ¿Dónde?

Un grupito de niños se alejó un poco de la profesora.

SARA: ¡Damián, Jorge! ¿Adónde vais?

Los niños señalaban algo en el suelo.

DAMIÁN: Profe... mira esto.

Sara miró lo que señalaban los chicos. Era una huella.

SARA: Dios mío, ¡es imposible! ¡Niños! ¡Vamos todos a la nave! Es peligroso estar aquí.

Los niños se extrañaban, pues antes les habían dicho que podían salir.

PRISCILLA: Pero...
SARA: ¡Ni pero ni peras! Hacia dentro, ¡ya!

Carmen se asustó al ver a todos entrar tan rápidamente en Kosmos.

CARMEN: ¿Qué pasa? ¿A qué vienen estos escándalos?
SARA: Carmen, hay una huella.
CARMEN: ¿Cómo que una huella?
SARA: Sí. Hay una huella más allá, alguien ha estado en este lugar antes.
CARMEN: ¿Cómo sabemos que esa huella no la habéis hecho vosotros?
SARA: Porque esa huella es demasiado grande y profunda para que la haya podido hacer uno de los niños.

Ambas se miraron sin saber qué pensar.

CARMEN: Entrad todos a Kosmos, es la hora de cenar.



Álvaro y Paco eran dos astronautas. Estaban en la habitación 28 de la Nave Kosmos.

ÁLVARO: Ya hemos llegado a Kepler.
PACO: (Mira por la ventanilla) Sí, al parecer...
ÁLVARO: Tío, a mí esto me da muy mal rollo... lo que esté pasando ahora mismo en la Tierra.
PACO: Lo que está pasando es que están en guerra y el mundo se está autodestruyendo.
ÁLVARO: Por otro lado mi conciencia me reconcome.

Paco se extrañó y le preguntó.

PACO: ¿Por qué?
ÁLVARO: Tío... no es muy justo que de siete mil millones de personas, solo ¿cuarenta? hayamos tenido la posibilidad de sobrevivir.
PACO: No sé por qué dices eso... si sabes de sobra por qué nosotros y otros no.
ÁLVARO: ¿Por nuestra formación?
PACO: Evidentemente. 
ÁLVARO: ¿Y qué hay de los padres de los niños? ¿No estarán buscando como locos a sus hijos?
PACO: ¿En plena guerra mundial? Créeme, no. Probablemente les hayan dado por muertos. Si estamos aquí, es porque nos han seleccionado al azar. Hemos sido nosotros como podría haber sido cualquier otra persona. Fue suerte.


ÁLVARO: Pero...

En ese momento, el jefe de la nave entró en la habitación.

VÍCTOR: Francisco, Álvaro. Requerimos de vuestros servicios. Poneros los trajes, tenéis que salir.
PACO: ¿Salir? ¿A qué?

Mientras se ponían los trajes, Víctor les hablaba.

VÍCTOR: Hemos visto unas huellas en el suelo del planeta. Lo más probable es que no estemos solos.

Ambos se callaron. Estaban totalmente petrificados, no sabían qué decir ni cómo reaccionar.

PACO: Ya es hora de pasar a la acción.
BARRAX: Ya es hora de pasar a la acción.

Víctor se sorprendió ante la aparición del robot.

VÍCTOR: (Sorprendido) ¿Tú qué haces aquí?
BARRAX: ¿Tú qué haces aquí?
VÍCTOR: Estúpido robot.
BARRAX: Estúpido humano.
VÍCTOR: ¡Já! Así que sabes hacer algo más que repetir, ¿eh?
BARRAX: ¡Já! Así que sabes hacer algo más que repetir, ¿eh?
PACO: (Extrañado) ¿Desde cuándo tenemos seres no humanos en la nave?
ÁLVARO: (Asustado) Eso digo yo, ¿qué es esa cosa? Me da miedo...
BARRAX: Pues que no te dé miedo, Barrax es un robot como cualquier otro. Y por supuesto que Barrax sabe hacer más que repetir, ¿qué os creíais? Barrax ha venido andando desde la habitación donde este señor le tenía encerrado. Es muy agobiante estar dentro de una caja. Mec.
PACO: Víctor, ¿cómo lo encierras así al pobre? 
VÍCTOR: Llevaba aquí todo el viaje desactivado, lo trajimos por si surgía algún imprevisto.
ÁLVARO: ¿Cómo que algún imprevisto?
VÍCTOR: Sí, veréis, a ver cómo os explico yo esto...
BARRAX: Que os vais a morir, ¡CATAPÚM!
VÍCTOR: Bueno, pero la probabilidad de que eso pase es muy baja.
BARRAX: Ya, pero me hacía ilusión decirlo. Ja, ja, ja.
PACO: ¡Ay míralo qué gracioso! Dice ‘‘ja’’ sin reírse.
ÁLVARO: (Con pánico) ¿Pero no te das cuenta de lo que nos ha dicho? Que vamos a morir aquí, ¡que la vamos a palmar! Sabía yo que esto no era un lugar seguro. Joder tío, joder...
PACO: Tranquilízate un poco, que ha dicho que hay muy pocas posibilidades.
VÍCTOR: Sí, no os preocupéis, la probabilidad es de una entre un millón.
BARRAX: Eso tendría que calcularlo Barrax.
VÍCTOR: ¡Es una aproximación!
BARRAX: Humanos y sus rodeos y redondeos... Con razón os falla todo, ¡incluso eso a lo que llamáis amor!
PACO: ¡Mira éste qué listo! ¡Qué chispa tiene!
ÁLVARO: Pues a mí me da mal rollo, qué quieres que te diga.
PACO: Anda, déjate de bobadas.
VÍCTOR: Me tenéis que jurar que no se lo vais a contar a nadie.
BARRAX: De lo contrario yo mismo os mataré.
ÁLVARO: (Escandalizado) ¿Ves como no era de fiar?
BARRAX: Era broma. Ja, ja.
PACO: (Riendo) Si es que me parto, ¡es graciosísimo!
VÍCTOR: Bueno, ¿vamos ya a ver las huellas?
ÁLVARO: Qué remedio, habrá que ir.
VÍCTOR: Barrax, tú quédate aquí.
BARRAX: A la orden, mi capitán.

Víctor y los dos astronautas, Álvaro y Paco, abandonaron la nave para ayudar a Sara y a Carmen con las huellas. El robot se quedó solo.

BARRAX: Que se cree ese tarado que Barrax va a quedarse quieto... Ja, ja.

Barrax comenzó a emitir sonidos extraños y luces de colores variados. Parecía que iba a explotar, pero en realidad estaba enviando un mensaje. Y se lo estaba enviando a alguien que, como ellos, estaba en Kepler. ¿Pero a quién? ¿Cómo? ¿Y por qué?



No muy lejos de allí, en una gran sala llena de máquinas de una tecnología muy avanzada, se notaba la presencia de dos seres. Si cualquier tripulante de la nave Kosmos hubiera entrado en el lugar no habría visto a nadie, pero sí que habría notado presencias e incluso escuchado voces.

VOZ 1: Barrax nos ha enviado la señal, está en Kepler.
VOZ 2: Perfecto, pregúntale las coordenadas exactas e iremos a por él.
VOZ 1: Señor, hay un pequeño problema...
VOZ 2: Y bien, ¿de qué se trata?
VOZ 1: No viene solo, ha aterrizado con una nave espacial llena de terrícolas.
VOZ 2: ¿Cómo? Eso es imposible, no están lo suficientemente avanzados en tecnología.
VOZ 1: En eso se equivoca. Según ha comunicado el robot, al parecer un grupo de científicos llevaban durante mucho tiempo la construcción de esa nave en secreto. Su planeta, la Tierra, estaba en una situación crítica, así que decidieron mandar a un grupo de personas a explorar Kepler, creían que aquí podrían instalarse y hacer una nueva vida.
VOZ 2: Con que un grupo de exploradores terrícolas, ¿eh? Nos vamos a divertir un rato, ya verás. Dile a Barrax que ya le avisaremos cuando tengamos el plan completo.

De pronto, un silencio sepulcral inundó la sala. Ya no había nadie, aquellos seres habían desaparecido como si jamás hubieran estado allí.



Mientras tanto, Álvaro y Paco habían salido de la nave junto con Víctor para ver la huella de la que les habían avisado. Carmen y Sara estaban justo al lado de la misma, Sara aterrorizada y Carmen examinándola. Los niños se encontraban dentro de la nave Kosmos, para tener mayor seguridad.

CARMEN: Parece una huella, si no fuera por esta pequeña fisura de aquí y porque nadie ha viajado aquí antes que nosotros. O al menos eso suponemos.
SARA: Qué mal rollo.
ÁLVARO: ¿Seguro que no habéis sido ninguna de vosotras?
SARA: Seguro, si estaba más lejos de los niños y yo.

De repente, el capitán comenzó a moverse de una forma muy extraña. Hacía sonidos raros con la garganta, parecía que lo estuvieran ahogando. Pero no había nadie a su alrededor, era como si lo estuviera atacando una fuerza invisible. Los demás comenzaron a alarmarse.

CARMEN: Capitán ¿está bien?
PACO: ¡¿No ves que no?! ¡Se está ahogando!
ÁLVARO: ¡Víctor! ¡Capitán! No, por favor. ¡No!

Entonces, Víctor comenzó a sentir golpes muy fuertes, como si le estuvieran pegando. La diferencia es que no había nadie a su alrededor. Apenas podía respirar.

SARA: ¿Qué le está pasando? ¡Se está agitando! ¡Va a perder el conocimiento!

De pronto, Víctor cayó al suelo. Pero eso no fue lo más impactante, pues a continuación las puertas de la nave Kosmos se cerraron, y todos los accesos fueron recogidos. El motor de la nave se puso en marcha y despegó.

PACO: ¡La nave! ¡La nave! ¡Se la están llevando!
SARA: ¡Mis niños no, por favor! ¡Mis niños! Estaban todos ahí dentro.
ÁLVARO: Pero si estaban solos, es imposible que se hayan marchado.
CARMEN: Solos no... Hay algo que os debo contar.

Paco cayó en la cuenta de lo que Carmen iba a contar.

PACO: ¡Estúpido robot! Al final no va a hacer más que traernos problemas y todo.
CARMEN: Espera, ¿tú cómo y desde cuándo sabes lo de Barrax?
ÁLVARO: Es una larga historia, yo también lo descubrí. Madre mía, estamos solos en un planeta desconocido con una huella de vaya usted a saber quién, y con nuestro capitán en coma como mínimo. Sin nave y sin los niños. ¿Qué hacemos?
CARMEN: De momento no podemos hacer nada... Estamos perdidos.



VÍCTOR: Bueno... creo que ha llegado la hora de que durmamos.
CARMEN: ¿Dormir?
VÍCTOR: Claro. No podemos estar sin dormir.
CARMEN: Pero...
VICTOR: Haremos turnos. Alguien se quedará despierto.

(...)

VOZ: Ven... ven con nosotros...
PACO: ¿Quién es?
VOZ: Ven aquí...

(...)

Entonces, de repente, el suelo empezó a temblar. Todos comenzaron a gritar. Era un terremoto. 

SARA: ¡Dame la mano!
ÁLVARO: ¡Ahhhh!

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