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La despechada capítulo final
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María Adelaida: ¿Diga?
Encarnación: ...
María Adelaida: ¿¡DIGA!?
Encarnación: Tenemos a tu hija.
María Adelaida: ¿Qué? ¿esto qué es? ¿una broma?
Encarnación: Tu hija no murió en el hospital, está viva. Te la daremos, pero solo a cambio de algo.
María Adelaida: ¿De qué? ¡Dame a mi hija!
Encarnación: Unos viejos papeles.
María Adelaida: ¡Encarnación! ¡Eres tu!! ¡Maldita zorra! ¡DAME A MI HIJA!
Encarnación: Si me das los papeles de las limpiadoras eliminadas, la tendrás, tienes mi palabra. Mañana a las 12.00 del mediodía en el descampado de TierrAlta. Si no aceptas, matamos a tu hija.
Tras que Vito envenenase la botella de vino pensando que se la iba a tomar Encarnación, cuando realmente la tomó Juan Alberto, se desató el pánico. Además, Encarnación tenía que ir a la cita. En ella, si María Adelaida y su hijo Humberto entregaban los papeles de las asistentas asesinadas, esta les entregaba a la niña.
Encarnación: ¿Viste a alguien? ¿viste a alguien arrojar el veneno a la botella?
Juan Alberto: No, no vi nada, cuando llegue estaba en su lugar.
Encarnación: Toma, ¡bebe esto! No se que tipo de veneno es, pero esto te ayudará. Por favor no me puedes dejar ahora. Ya ha pasado un día. Mañana a esta hora se cumple el plazo que le hemos dado a mi hijo y Adelaida. Necesito estar contigo por favor...
Llegó la hora. Encarnación y Hugo, se montaron en el coche con la hija de María Adelaida. Iban al descampado. Al intercambio.
En la mansión Cracker...
María Adelaida estaba llorando, tras la amenaza de Encarnación. Debía ir a la cita.
Humberto: ¿Qué ha pasado?
Esta le contó todo.
María Adelaida: ¿Y si nada sale bien? ¿Y si tu madre no tiene a mi hija viva y nos la vuelve a jugar?
Humberto: Pero... ¿tu hija no estaba enterrada?
María Adelaida: Si... pero nunca llegué a ver el cuerpo. Puede que todo fuera un montaje.
Humberto: Pues no te extrañe, mi madre es capaz de eso y más.
Con las armas que había encontrado Humberto en el sótano de la mansión Cracker iban a ir allí a esa cita. A enfrentarse a ellos y recuperar a la niña.
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Ángeles y Martín, los hijos de Rosa y sobrinos de Encarnación estaban esperando alguna explicación sobre la muerte de su madre. Ya que todo había sido muy extraño.
Vito: Vuestra madre fue asesinada. Era una antigua compañera mía del cuerpo.
Ángeles: ¿¡Qué!? ¿la mató ella verdad?
Vito: Sí, fue Encarnación. Yo estoy aquí investigando su extraña muerte.
Martín: Esa zorra no se saldrá con la suya.
Vito: Pues claro que no, han quedado en un descampado con María Adelaida, la que iba a ser la última víctima de Encarnación.
Ángeles: Vamos alllá...
En la sala donde estaba Juan Alberto herido por el veneno, se acercó Ricardo, el ex de Encarnación.
Ricardo: Ya que me habéis dejado quedarme aquí y prometí ser útil, intentaré ayudarte como pueda.
Juan Alberto: Dime pues.
Ricardo: Vito, la nueva limpiadora es una poli. Fue ella la que te hizo esto.
Juan Alberto: ¿¡Qué!?
Ricardo: Ahora mismo ha ido al descampado a detener todo.
Ricardo se empezó a preocupar, Juan Alberto cerró los ojos de golpe.
Ricardo: ¿Juan?
Juan Alberto: Dile que la quiero...
Jeremías el hermano gemelo de Humberto e hijo de Ricardo y Encarnación entró.
Jeremías: ¿Y mamá?
Ricardo: Ha ido...
Jeremías: Mierda.... ¿está muerto?
Ricardo: Sí.
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Era la hora indicada. Un coche llegó al descampado, era Encarnación y Hugo. Estos se bajaron de este.
Encarnación: ¡Los papeles!
María Adelaida: Primero quiero ver a mi hija.
Encarnación: Primero los papeles.
Humberto: Pues entonces no hay trato...
Encarnación: Os dije las condiciones, si no hacíamos el cambio matamos a vuestra hija.
María Adelaida: En el coche no veo que venga nadie más con vosotros. ¡Es mentira! ¡No tenéis a mi hija!
María Adelaida se echó contra el coche de Humberto a llorar.
Humberto: ¿Tenéis ahí a Sofía?
Hugo: ¡Primero queremos los papeles JODER!
Humberto: No vamos a ceder...
Encarnación: Pues la niña morirá.
Por la carretera, en un coche iban Vito, Ángeles y Martín. Esta primera iba hablando por walkie.
Vito: ¡A todos los que estén de guardia! Necesito refuerzos en la V-29!
Oficial: Recibido. Vamos para allá.
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María Adelaida: ¡La niña no está aquí!
Humberto: ¡TOMA TUS PAPELES! (se los tira)
Encarnación: Bien, jaja, ahora nos vamos.
Humberto: ¿La niña?
Hugo: ¡NO ESTÁ!
Humberto: Pues de aquí no salís.
Humberto sacó la escopeta que tenía guardada en la parte de atrás de la camiseta y apuntó a la cabeza de su madre con el arma... Hugo hizo lo mismo. De repente, Sofía abrió desde dentro el maletero del coche y a pareció.
Sofía: ¡Mamá!
María Adelaida: ¡Hija! ¡Amor! ¡¡¡¡Ven!!!!
Hugo: ¡Un paso más y me la cargo!
María Adelaida: ¿Serías capaz de cargarte a tu propia hija?
Hugo: ¿Lo quieres ver?
Encarnación que seguía apuntada a la cabeza por su propio hijo también, le dijo.
Encarnación: ¿Hasta donde llegarías por amor?
Humberto: No lo sabes bien...
En ese momento un montón de coches policías encabezados por Vito llegaron. Se bajaron oficiales y se lanzaron contra Hugo y Encarnación.
Vito: Encarnación, estás detenida. Tienes derecho a un abogado, cualquier cosa que digas puede ser utilizada en tu contra.
Oficial: Os vais a pudrir en la cárcel.
Sofía se lanzó a los brazos de su madre y Humberto.
Sofía: Mamá te he echado de menos.
María Adelaida: ¡Y yo a ti cariño, y yo a ti!
Humberto: No nos separaremos nunca.
María Adelaida: ¡Estoy embarazada! Además, vas a tener un hermanito.
Humberto: Que alegría, nunca me había sentido tan bien.
Ángeles y Martín se acercaron a Vito.
Ángeles: Gracias de verdad. Gracias por vengar la muerte de mi madre.
Martín: Gracias de todo corazón.
Vito: Fue un placer.
La policía también se acercó a la mansión Civera y recogieron el cadáver de Juan Alberto. Ahora más que nunca María Adelaida había dejado de ser La Despechada. Podría vivir en paz y esta vez de verdad.
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