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El zoo cap.6
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CELIA: Me has matado… ¡Me has matado!
Celia cayó al suelo, por consecuencia de la vacuna mortal.
BERTA: Las cosas no tenían que acabar así.
CELIA: ¡Hija de puta!
BERTA: Adiós querida Celia, adiós. Verás, no estoy enamorada de ti… ni ese niño al que mordió la foca esa no era mi hijo. Era mi sobrino.
CELIA: (agonizando) ¿por…. qué me cuentaaaas… todo… todo esto?
BERTA: Este es el contra veneno para la vacuna mortal que te acabas de inyectar accidentalmente. Desde que se inyectó tiene 3 minutos para morirte. En lo que tarde en invadir tus glóbulos rojos y llegar por las venas y arterias al corazón. Si te inyecto esto AHORA, te puedes salvar.
Berta finalmente, no pudo dejar morir a la mujer de esa forma, sería muy sospechoso para ella, y le inyectó el contra veneno.
CELIA: ¿Qué es lo que buscáis? ¿Qué queréis de nosotros?
BERTA: Anda, déjeme en paz.
Celia abandonó la enfermería. Iba inmediatamente a despedir a esa mujer, pero ahora, incluso le daba miedo hacerlo. Fue al único lugar donde podría estar tranquila, al bar de Marta. Pero su sorpresa fue mayor al ver el alboroto que había montado en la puerta de Gaby el gorila.
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Gaby, el gorila se había llevado a Ángela a lo alto de un árbol de su enorme jaula.
NATALIA: ¡Cariño! ¡Noooooooooo por favor! ¡AYUDA! Llamad a Nacho, el es el guarda LLAMÁRLO.
Nacho vino corriendo.
PAUL: Nacho, haz algo.
NACHO: ¡Huy! Es que no soy yo mucho de escalar…
NATALIA: Eres imbécil tio… ¿y tu eres el guarda? ¡SACA DE AHÍ A MI HIJA!
NACHO: ¡Que tengo vértigo joder! Lo siento, además Gaby es agresivo, lo ponía en el cartel… la niña no debía haber entrado.
NATALIA: Pero es que la niña no ha entrado. ¡El gorila ha salido y la ha cogido! Alguien ha abierto.
PAUL: ¿Quién?
Gaby bajó de la copa del árbol con Ángela.
ÁNGELA: ¡Mamá!
NATALIA: Cariño, te ayudaremos, te lo prometo.
PAUL: Inconsciente, trae aquí a la niña. Ahora no están en la copa del árbol.
Nacho entró en la jaula, en cuanto dio un paso a dentro de esta, el gorila dio un grito y empezó a golpearse el pecho. Apartó de un empujón a la niña.
NACHO: Vale… no me acerco más.
Ángela que había escapado del gorila con el empujón se fue hacia el fondo sur de la jaula, por donde salió de ella. Rápidamente, Nacho apartó al simio como pudo y fechó la puerta con el candado.
ÁNGELA: Mamá, he tenido miedo…
NATALIA: ¿Por qué?
ÁNGELA: ¡Ese gorila es muy malo!
NATALIA: Ya está cariño mío...
ÁNGELA: Y no es sólo eso... Siempre tengo el mismo sueño. Una chica descabezada está en mi habitación.
NATALIA: Tranquila cariño, son pesadillas, ya pasó todo.
PAUL: Gracias tío.
CELIA: ¿Qué coño ha pasado?
NATALIA: Alguien ha soltado al gorila…
Ante la sinceridad de la situación, Celia encajó una acusación.
CELIA: Berta me ha intentado matar.
PAUL: ¿Qué? Mama, no te inventes cosas, haz el favor, lo que acaba de pasar aquí es mucho más importante que tus tonterías.
CELIA: Oye ¡que es verdad!
NATALIA: Si ya...
La mujer entro al bar y se sentó con Marta, la cocinera.
MARTA: Si de verdad la ha intentado matar, échela. Usted no tiene ningún problema en eso, es más, ya es experta en echar a los empleados ¿verdad?
CELIA: ¿Perdón? ¿No me digas que estas enfadada por lo del acróbata… cómo se llamaba Marcos?
MARTA: Se llamaba Marcos, y era muy buen chaval. El había trabajado duro para llegar hasta aquí y usted es una… una…
CELIA: ¿¡Una qué!? ¿eh? ¡Al cuerno con todos! Esa enfermera me amenazó de muerte y me dijo unas cosas muy fuertes.
MARTA: ¿Sabe qué? Esto es como el cuento del lobo y el campesino. Tantas veces dijo que venía el lobo y era mentira, que cuando este vino de verdad, nadie le creyó.
Marta se adentró en la cocina, indignada.
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Berta salió a fumar. Allí estaba Fabio, en la puerta, agazapado, con Marcos.
BERTA: Hola… vaya mañana más movidita. Casi me cargo a Celia.
MARCOS: Me alegro, es una mujer cruel, se lo tiene merecido.
FABIO: Tenemos que organizar la búsqueda ya. La señora Shaw nos tiene entre la espada y la pared.
BERTA: ¿¡Tú eres el acróbata que casi mata a mi sobrino con su foca marina verdad!? ¿Te ha contado ya Fabio todo?
MARCOS: Si… y me parece que estáis locos. Yo me voy de aquí. Lo siento, pero conmigo no contéis.
FABIO: ¡Quieto muchacho! Tú nos ayudarás a encontrar el cuerpo de Ashen.
MARCOS: ¡¡Estáis extremadamente locos!! ¿Enterrar un ventrílocuo? ¿Un maldito muñeco?
BERTA: Mira, ahora me voy a la mansión de la señora Shaw. Vente conmigo Marcos. _____________________________________________________________________
Berta fue junto con Marcos a la mansión de María Shaw. Allí estaba ella. Una mujer mayor, de ignorada edad. Junto a ella tenía a Raven, la hermana de Ashen (otro ventrílocuo).
BERTA: ¿Qué tal estás Raven?
María Shaw puso la mano detrás del muñeco para hacerlo hablar y moverlo.
RAVEN: Estoy triste. Hoy hace diez años que perdí a Ashen.
MARCOS: Definitivamente, me parece que estáis locos. Me voy de aquí.
SHAW: ¡Mátalo!
Berta, cogió su arma, apuntó con el cañón hacia Marcos. Este la miraba con pena, dándose cuenta que acababa de cometer el mayor error de su vida. Berta disparó hacia la cabeza del chico. Murió al instante.
RAVEN: Jajajajaja…. Humano tenía que ser.
MARÍA: ¡Chist! Raven, compórtate. Berta querida, llevate el cadáver. Puedo usar su piel y el pelo para hacerle un nuevo amiguito a Raven mientras vosotros buscáis a Ashen.
Marcos estaba en el suelo, donde sus ojos tenían la mirada perdida. Unos ojos que jamás volverían a ver luz.
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Ángela, que estaba muy nerviosa por todo lo que había pasado hoy, fue a la cueva de los murciélagos a relajarse. Allí, se tropezó con una piedra. Con el berrinche le dio una patada y debajo de esta apareció una mano. La niña desenterró aquel hallazgo. Ashen, era el muñeco de la señora Shaw.
La niña fue con el muñeco al bar. Allí no estaba su madre, pero si estaban Nacho y Paul.
ÁNGELA: Mirad lo que he encontrado.
NACHO: ¿Qué coño es eso?
Paul y Nacho examinaron el ventrílocuo. En los pliegues de la ropa ponía “Ashen”. Y justo debajo “Propiedad de María Shaw”
PAUL: ¿Quién es María Shaw?
NACHO: Espera, que lo miro por el wi-fi.
Este que tenía el portátil en la barra. Buscó en Internet “María Shaw”.
NACHO: Aquí pone que María Shaw era una mujer conocida como la mayor ventrilocua del mundo. Tiene miles de muñecos de estos. Además pone, que fue acusada en 1905 por asesinar a dos niños, y convertirlos en… ¡oh! Convertirlos en muñecos. Después de que la acusaran se le perdió la pista. Se supone que tiene que estar muerta...
PAUL: ¿Y qué hace ese muñeco aquí? Dios mío, Ángela, llévate el muñeco y tiralo a la basura ¿me oyes?
La niña así hizo, cuando fue saliendo del restaurante, tuvo la mala suerte de toparse con Berta. La cara de Berta se desencajó. No podía creer lo que estaba viendo, la niña tenía en sus brazos a Ashen.
BERTA: Ángela cariño ¿te quieres venir conmigo a un lugar muuuuy requetechulo?
ÁNGELA: Mi mamá me ha dicho que no me vaya con extraños a ninguna parte.
BERTA: Pero es que yo no soy una extraña... tu me conoces. ¡Vamos anímate!
ÁNGELA: Vale.
Esta montó a la niña en el coche, y se dirigió a la mansión de María Shaw. Allí, cuando entró, la mujer estaba sentada al calor de la chimenea en un sillón bastante cómodo. La cara de perplejidad que puso cuando vio a entrar a Berta con Ashen en sus brazos es imposible de describirte, pues me pasaría horas para ello.
SHAW: ¡Oh! ¡Ashen! Dios mío lo habéis encontrado gracias a dios. Raven está ahora mucho más contenta con su hermanito aquí. Ya estás en casa cariño.
BERTA: Sí, y yo que me alegro por ello.
Shaw dejó de abrazar al muñeco Ashen y se fijó en que con Berta venía una niña.
SHAW: ¿Quién es esa niña?
ÁNGELA: Soy Ángela.
SHAW: ¿Para que la has traído aquí?
BERTA: Señora, por los viejos tiempos, por aquel año 1905, ¿se acuerda lo que usted hacía?
María Shaw sonrió, se había acordado y ya tenía delante suya a su nueva presa, Ángela.
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