postheadericon El zoo cap. 4













El zoo abrió sus puertas. Ya estaba todo el mundo en sus puestos de trabajo. Ángela ya se había ido al colegio.


En el restaurante, estaba Nacho desayunando.


NACHO: ¿Y tu cuantos años tienes?
MARTA: ¿Estas intentando ligar conmigo?
NACHO: ¡Eh! ¡Cuidado eh! Que yo no quiero cruzar la línea de lo profesional.
MARTA: ¿Ah si? Pues que se note. Toma, tus tostadas.


Natalia entró al bar. Esta vez, venía a pedir consejo a Marta. Su nueva amiga.


NATALIA: Ayer le pedí a Paul que se viniera a vivir conmigo...
MARTA: ¡Oh tía! ¡Has dado el paso! ¡Já! Ahí has entrado en su terreno. ¿A qué se ha escondido como una rata en su ratonera?
NATALIA: Si...
MARTA: ¡Todos los tíos son igual!
NATALIA: Y lo peor es que ahora me siento como una estúpida quinceañera...
MARTA: Como se nota que nunca te han hecho daño por amor...


Ahí había dado duro. 


NATALIA: ¿Y tu que sabes? La persona que yo más quería en este mundo me hizo la mayor herida que nunca jamás me hayan hecho.


Flash-back
NATALIA: Es una niña preciosa. Nuestra hija. Se llamará Ángela, como habíamos quedado.
FABIO: Amor... te tengo algo que decir.
NATALIA: Dime.


Este se quitó el anillo de compromiso que le había regalado Natalia y se lo arrojó a la niña a la cara.


FABIO: No la quiero a ella. Yo te quiero a ti. Lo siento, pero yo no pienso vivir para cuidar ese apestoso bebé.
NATALIA: ¿¡Qué haces!?


Ella estaba llorando a lágrima viva.


FABIO: O ella o yo...




NATALIA: Nada, repito NA-DA te da derecho a decir eso.
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Marcos estaba montado en un tren con su madre. Tuviese dinero o no, iba a cumplir el último deseo de esta. Que era morir en la costa del sol. Costase lo que costase.


MARCOS: Madre, vamos para allí. Vamos para casa.
MADRE: Gracias hijo.
MARCOS: Yo nunca te podré dar las gracias a ti por haberme dado la vida.


Berta estaba en la entrada del zoo. Estaba esperando a alguien. Celia se le acercó.


CELIA: ¿Qué haces ahí plantada como una farola alma de cántaro?
BERTA: Estoy esperando. 
CELIA: ¿A quién?
BERTA: En nuestra relación no debe haber preguntas...
CELIA: ¡Que no hay ninguna relación cojones!
BERTA: ¿Qué?
CELIA: Mira, me caes mal desde el primer momento. Encima hueles mal, apestas a refrito pasado por la sartén cuarenta mil veces y eres fea del carajo. No soy bollera ni lo quiero ser, a mi me va la mandanga, a ti los altamuces. Yo soy blanca y tu negra. Creo que no tengo más que decir... Pero el arma me la quedo yo.
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Nacho, intentando hacerle el favor a Natalia de conseguir que Paul le dijese que sí a su proposición, fue a buscarle y a hablar con el. Le encontró sentado en la fuente del zoo.


NACHO: Deberías decirle que sí. Uno no encuentra a una tía así todos los días.
PAUL: ¿Tu crees?
NACHO: Sí, lo creo.


De repente, a Nacho se le cortó el habla. El extraño visitante, el del tigre, estaba dentro del zoo.


Celia apareció por detrás.


SEÑOR: Hola, mi nombre es Fabio.
CELIA: Yo soy Celia. La directora.


Acto seguido, el extraño visitante sacó una ametralladora de mano y apuntó a la mujer a la cabeza. Esta no se quedó parada y sacó el arma que le había dado Berta


CELIA: ¡Abandone el zoo ahora mismo!


La gente que estaba alrededor empezó a chillar y a correr despavorida. Natalia, ante tanto jaleo fue a donde estaban todos. Allí le vio, era Fabio. Era el padre de su hija Ángela y era la persona que tanto la había hecho sufrir. ¿Qué haría ahí?


NATALIA: Vaya...
FABIO: Vaya... un fantasma del pasado.
NATALIA: ¿¡Qué haces aquí!? ¡Por favor bajad las armas!


Ángela también llego al barullo y fue corriendo hacia su madre.


ÁNGELA: ¡Mamá!
NATALIA: Cariño ven.
FABIO: Vaya... ¿no me conoces Ángela?
ÁNGELA: No.
FABIO: Ni quiero que me conozcas.


Nacho estaba temblando. Intentó calmar la situación.


NACHO: ¡A ver! ¡¿Qué es lo que quieres?!


Berta también se incorporó al lugar. Ella era la cómplice de Fabio. Pero aún no debía darse a conocer eso.


FABIO: Busco algo. Algo que está en este lugar escondido.
CELIA: ¡Nosotros no tenemos nada!
NATALIA: No has cambiado...
FABIO: Yo también te quiero churri. ¡Hasta que no lo encuentre no me voy de aquí!


Pero Celia no iba a permitir que ese mal nacido diese un paso más en su zoo. 


Celia se puso ante el, le apuntó, el hizo lo mismo...


¡¡¡PUM!!!


Así, Celia lo hizo, le disparó. En la mano que tenía el arma. Con mucha puntería. El hombre salió a correr con la mano ensangrentada, dejando caer su metralleta de mano en el suelo.


NATALIA: Es mejor que no le sigáis. Sea lo que sea que busque, acabará volviendo, lo conozco.
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Era de noche. Paul se acercó a Natalia.


PAUL: Si. Quiero irme a vivr contigo. Te deseo.
NATALIA: ¡Y yo!


Ambos se lanzaron a sus brazos y se besaron apasionadamente.
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Marcos tenía a su madre en la playa. Esta estaba muriéndose. Tal y como ella quería.


MADRE: Hijo, te quiero. Hasta siempre.
MARCOS: ¡Madre!
MADRE: ....
MARCOS: ¡Noooooooooooooooooooooooooo! 


La mujer no le dio ninguna contestación al muchacho.


MARCOS: Madre, si yo hubiese tenido dinero, usted podría haber ido a curarse hoy mismo como se estaba planeado. Le juro que haré pagar muy caro a esa mujer que me despidió.


En el zoo, Berta hablaba por el móvil con Fabio.


BERTA: Has estado a punto de echarlo todo a perder. ¿Y si descubren lo que buscamos?
FABIO: Volveré a ir. Lo encontraremos como sea.
BERTA: Esta muy bien escondido. Si lo encontrásemos... 
FABIO: Para ello, primero debemos llegar al poder del zoo.
BERTA: No te sigo.
FABIO: Debes hacer que destituyan a la directora de su puesto y convertirte tu en la mandamás de ese zoológico.
BERTA: Esta bien, lo intentaré.
FABIO: Por la cuenta que nos trae, no lo intentarás, lo conseguirás.


Marta, la dueña del restaurante del zoo, salió ese día antes del trabajo. Fue a la ciudad. Había una niebla inmensa. Casi no se podía ver. Se había citado allí con alguien.


La persona con la que se había citado llegó.


[...] ¿Lo tienes?
MARTA: Ignacio Fuentes, Natalia Márquez e hija, Ángela, Paul Fernández, Celia Rubio, y una nueva que ha llegado hace unos días, Berta Macías, sospechosamente además, estoy por asegurar que es complice de Fabio Ortiz, un loco que ha venido hoy al zoo, confesaron que buscaban algo...
[...] ¿Sabes lo que eso significaría?
MARTA: Si, que lo más probable es que busquen lo mismo que nosotros.
[...] Investiga, si esa tal Berta y su cómplice buscaran lo mismo que nosotros y si lo encontrasen antes, ya sabes lo que pasaría... si pudieses confirmar que buscan lo mismo, cárgatelos.


Fabio estaba en una gran casona. Entro y frente a ella en el hall, estaba en un sofá sentada una extraña mujer...


SHAW: ¿Lo habéis encontrado ya?
FABIO: No señora... pero Berta y yo estamos haciendo todo lo que está de nuestra mano.


Flash-back
María Shaw, Fabio y Berta estaban en un cementerio. Frente a una tumba.
Hace diez años.


SHAW: Tomad, esto es para vosotros.


La mujer les entregó a ambos una Estrella de David.


FABIO: ¡Oh!
BERTA: Miles de gracias señora Shaw...
SHAW: Puedes llamarme María, María Shaw. Espero que no me defraudéis. Perder a Ashen ha sido una gran pérdida para todos.


Lo más inquietante de todo, era que Ashen no era más que ventrílocuo, un simple muñeco diabólico.




SHAW: Mírale las caras a los demás. Están tristes.


Fabio se giró y vio en la pared de enfrente cientos de vitrinas con ventrílocuos. Seguro que tú ahora mismo te estarás preguntando ¿por qué enterraron un ventrílocuo? ¿qué tenía que ver la mujer con el misterio del zoo? ¿qué buscan en el zoo? Y otra pregunta más. ¿Tiene algo que ver la organización de Marta con la de Fabio, Berta y María Shaw? La respuesta es no.