postheadericon La Despechada cap. 13

Capítulo 13 | 3x01: Empezar de cero

2 MESES DESPUÉS DE LA FALSA MUERTE DE MARÍA ADELAIDA...

Los bomberos consiguieron llegar a tiempo. El arriesgado plan de María Adelaida y Humberto salió perfectamente. Ahora, ellos vivían en La Mansión Cracker, mansión que estaba a poco tiempo de la mansión Civera, pero aún así estaba lo suficientemente lejos como para que María Adelaida y Humberto pudieran empezar una nueva vida. La despechada estaba embarazada de 2 meses, aun le faltaba mucho tiempo por dar a luz, pero ya estaba todo preparado para ese niño o niña que pudiera venir.

En la mansión Civera todo seguía igual, pero esta vez sin Adelaida y Humberto. Allí habían contratado a una nueva asistenta, Vito. Era una mujer rubia, alta, y de unos cuarenta y cinco años. Tenía la edad idónea para trabajar en ese puesto, su vida lo necesitaba. Aún no os hablaré de ella, es muy pronto para contarlo, lo que si que os debo relatar ahora, es lo que ocurrió justo dos meses después de la falsa muerte de La despechada...

Era de día en la mansión Civera. Vito estaba fregando el recibidor, cuando Hugo paso por delante de ella, pisando lo fregado.

HUGO: ¡Uy! Perdona... ¿no te habrá molestado verdad?
VITO: Mira esto (le hace un mal gesto con el dedo corazón) ¡súbete y pedalea!
HUGO: ¿Qué?
VITO: ¿A que no te hace ni puta gracia? Pues a mi tampoco me hace gracia que me pises lo fregado.
HUGO: No sabes con quien hablas...
VITO: Ni tu tampoco. Nadie me conoce, así que no me juzgues.

Hugo se alejó de la asistenta. Continuó el pasillo adelante y se chocó con Encarnación que iba corriendo a alguna parte.

ENCARNACIÓN: Deberías tener más cuidado.
HUGO: O igual deberías tenerlo tu... ¿dónde ibas corriendo?
ENCARNACIÓN: No es de tu incumbencia.

Hugo iba a continuar pasando de la mujer cuando esta le detuvo.

ENCARNACIÓN: Oye... ¿a ti que te parece la nueva chacha?
HUGO: ¿Quién? ¿La Doña Fregona?
ENCARNACIÓN: Victoria.
HUGO: Pues eso, la Doña Fregona. Esta buena, pero no es mi tipo, gracias.
ENCARNACIÓN: No te pregunto eso. Es que no se... a veces actúa de una manera muy sospechosa.
HUGO: ¿Y esto me lo dices tu? ¿La persona que va corriendo a todas partes y que mata a gente?
ENCARNACIÓN: Tu tampoco eres ningún santito ¿eh? Bueno, me voy que llevo prisa...

La anciana, se fue de muy mal humor y justamente no le quedaba más remedio que pisarle lo fregado a Vito. Esta, intento pasar sin que la limpiadora se diera cuenta, pero se tropezó y hizo ruido con la escalera.

VITO: ¡Ya estoy harta de que me piséis lo fregado! ¡Leches!
ENCARNACIÓN: Mira... Victoria...
VITO: Vito, llámame Vito.
ENCARANCIÓN: Bien, como quieras. Mira Vito, este es un lugar por el que mucha gente tiene que pasar y tu te estas poniendo a fregarlo a la una del mediodía y por aquí como comprenderás pasa mucha gente.
VITO: Pues nada, dejo de fregar... cuando acabe de pasar la gente, me avisas... me voy a mi habitación.
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Encarnación continuó su trayecto hasta su despacho, de donde estaba terminando de escribir una carta. Cuando acabó del todo, la cerró y la selló. La puerta de su despacho se abrió, era Juan Alberto que entró corriendo.

JUAN ALBERTO: ¿Ya la has acabado? Dámela, la voy a mandar.
ENCARNACIÓN: Toma. Asegúrate de que la cojan ellos expresamente.
JUAN ALBERTO: ¿Y por qué piensas que no me iba a segurar?
ENCARNACIÓN: En fin... y que nadie se entere de esto, no tengo ninguna gana de que Hugo se entere de que su ex-mujer sigue viva.
JUAN ALBERTO: No ha sido muy inteligente por parte de ellos irse a vivir tan cerca, pero quizás pensaron que como nunca pasamos por ese lugar, siempre vamos dirección a la ciudad, pues quizás pensaron que nunca les veríamos. Pero no se, me parece muy extraño que hayan comprado la mansión Cracker para empezar de cero, aún más sabiendo lo que allí ocurrió.
ENCARNACIÓN: Aquí también han ocurrido cosas muy fuertes últimamente... Además, ellos no han ido a la policía aún ¿por qué iban a ir ahora?
JUAN ALBERTO: No entiendo a que viene eso... bueno me voy a llevar la carta...
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Era la hora de la merienda, y Humberto y María Adelaida estaban en el porche de la mansión Cracker tomando un café con unos bollos recién cogidos de la pastelería.

HUMBERTO: Esto si que es vida. Mira, ahora después de merendar me voy a bañar en nuestra piscina.
MARÍA ADELAIDA: Yo no... me da cosa bañarme con el embarazo.
HUMBERTO: Vamos... ¡no pasa nada!
MARÍA ADELAIDA: Cariño... te quería comentar una cosa.
HUMBERTO: Dime.
MARÍA ADELAIDA: ¿Tu estás seguro de que no saben que vivimos aquí?
HUMBERTO: Vamos a ver, ellos nunca vienen por esta parte. Siempre tiran dirección a la ciudad, además, aunque pasaran por aquí, ellos piensan que este caserón está deshabitado.
MARÍA ADELAIDA: Pero y si nos han visto cuando hemos ido a tirar la basura... o si nos han visto salir a la ciudad o recoger el correo.
HUMBERTO: ¡Caramba! ¡El correo! Hace tiempo que no miro la correspondencia... mmm.. están a venir las facturas. Ahora vuelvo cariño.

Humberto se levantó de la silla y atravesó la planta baja del caserón y fue hasta la puerta delantera de la mansión Cracker. Allí fue hasta el buzón donde solo había casualmente una carta. Parecía una carta mal hecha y rápidamente. No tenía pinta de ser una carta de alguien muy formal. Aún así, la abrió allí afuera. En su interior ponía:

Queridos Humberto y María Adelaida,

Mi intención no es asustarles, pero es mi deber advertirles de que en esa casa, la mansión Cracker han ocurrido cosas muy desagradables. Todos los habitantes de dicha casa han desaparecio. TODOS. Con los años han encontrado su cadáveres en el sótano de vuestra casa, estaban descuartizados. Por eso nadie compraba la casa.

Atentamente,

Alguien conocido.

PD: Aquí os dejamos adjuntas algunas imágenes de cómo estaban los cadáveres de los anteriores inquilinos. Tienen 48 horas para deshabitar la casa, sino sufrirán las consecuencias.


Todos estaban sentados en el salón de la mansión Civera. Estaban conversando, hablando, de repente llegó Vito y como una más se sentó con ellos.
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VITO: ¿De que habláis? Jaja es que estoy aburrida.
ENCARNACIÓN: ¿Fregona? ¡¿Cómo se te ocurre sentarte aquí con nosotros como si fueras una más?!
VITO: ¿Perdón? ¿Cómo me ha llamado?
ENCARNACIÓN: ¡Fuera de aquí! ¡Puta!
HUGO: ¡Fuera, bicho! ¡Que eres un bicho!
VITO: Pero ¿por qué no puedo...
JUAN ALBERTO: ¿No nos oyes? ¿No nos oyes puta de mierda? ¡Vete de aquí ya! ¡Vete a tu pocilga de cuarto!

La limpiadora se levantó y salió de la sala muy enfadada. Cuando llegó a su cuarto, dijo para sí misma:

VITO: No sabéis lo que habéis hecho...