Parca Producciones 2012. Con la tecnología de Blogger.
La Despechada cap. 9
15:30 |
Editar página
Capítulo 2x03 (09): Lo que el destino nos depara.
Rosa llamó a los policías que estaban en ese momento de servicio en comisaría y se llevó a Hugo y a Encarnación allí por intento de asesinato. Ella se fue con ellos. En la mansión se quedaron Humberto, Jeremías, María Adelaida, Ricardo y Juan Alberto.
La limpiadora estaba en la habitación de su novio, hablando con el, como de costumbre a esa hora.
María Adelaida: Ahora que no está Encarna podré terminar lo que empecé a investigar.
Humberto: ¿De qué hablas?
María Adelaida: Hablo de que que voy a conseguir encajar todas las piezas del puzzle de las limpiadoras desaparecidas. Tuve que dejar de buscar información por lo ocurrido. Pero tras ver los ficheros de "Eliminada" estoy muy ansiosa de saber lo que pasa aquí con las anteriores limpiadoras.
Humberto: Vale y qué piensas hacer, Juan Alberto también está metido en el ajo y mi padre también y no permitirán que andes por ahí registrando el caserón.
María Adelaida: ¡Pero es que ahora es el momento!
Rosa y los demás policías hicieron sentar a Hugo y Encarnación en sillas. Ella se puso violenta, así que tuvieron que meterla en un calabozo y a Hugo también por no dejar a una en el calabozo y a otro no.
Rosa: ¿Qué os ha hecho María Adelaida para que la tratéis así?
Hugo: Yo soy su ex... tuve una hija con ella. De jovenes, al dejarla embarazada yo huí...
Rosa: Muy valiente por tu parte también...
Hugo: Pensaba que sus padres, los de María se pondrían furiosos, pero la cosa está en que la madre de la abandonó de cuando era pequeña y ella vivía en un orfanato... nadie se preocupó por ella, pero de repente ella apareció en el orfanato con unos moratones en la cara y por todo el cuerpo y dijo que el culpable era yo.
Rosa: ¿Entonces estuviste un tiempo en la cárcel y de sus padres de verdad?
Encarnación estaba muy nerviosa ante esta conversación.
Rosa: Encarna... ¿tu no sabrás ni tendrás nada que ver en este tema no?
Encarnación: Por supuesto que no... yo solo tengo asco a esa furcia porque es una chacha más pero el caso es que tu y mis hijos la tratáis como si fuera una persona como nosotros...
Rosa: Que comentario poco inteligente... Bueno, de momento pasaréis aquí la noche, ahora mismo voy al juzgado a poner esto todo en manos de profesionales. Podéis hacer una última llamada cada uno.
Hugo se levantó a llamar pero Encarnación no quiso llamar a nadie. Estaba muy molesta por saber que su hermana era policía, pero claro, la relación entre ellas no había sido muy "buena" que digamos... Hugo cogió el auricular y marcó...
María Adelaida: ¿Diga?
Hugo: ¿Sabes que es esto? La última llamada que puedo hacer antes de ir a la cárcel... pero te juro que me escaparé y te mataré con mis propias manos.
______________________________________________________________________
La despechada colgó el teléfono móvil. Ahora estaba con asuntos mejores que atender las picadas que le daban a su ex. Estaba buscando los ficheros de eliminada... Busco por todos lados y al fin los encontró en el despacho antiguo de Ricardo. Por suerte allí no había nadie y pudo ir tranquilamente al jardín a mirarlos sin que nadie se percatara.
La mujer pasaba las hojas de todos los ficheros y descubrió que fue de los cuerpos de las demás limpiadoras. Estaban escondidos en el garaje, en el garaje que ella misma limpió el primer día en la mansión Civera. Pero era imposible... ella ya había estado allí más de mil veces y no había visto nada. De repente una sombra la tapó por detrás.
Juan Alberto: Vaya vaya... ¿pero qué tenemos aquí? ¡Dame eso!
María Adelaida: ¡Antes muerta!
La despechada salió a correr por el jardín. Juan Alberto cogió la hoz que usaba el para el jardín y la siguió. Iba a quitarle esa carpeta sea como sea aunque tuviera que matarla. La mujer penetró por las puertas de el caserón y subió las escaleras del hall. Después se escondió en la primera habitación que había a mano, pero esa habitación no era otra que la nueva habitación de Ricardo. En ese momento el hombre estaba dentro y le vio la carpeta con lo que se la quitó de un golpe.
La puerta se abrió y entró también Juan Alberto.
Ricardo: Toma, para que veas que yo también estoy con vosotros...
Juan Alberto: ¿En serio? ¿Sábes lo que acabo de hacer? De pagar la fianza a tu esposa. Si, ya que tu no has sido capaz de hacerlo lo hago yo. Ya está en camino. Podrá estar aquí en el caserón hasta que sea juzgada.
María Adelaida: ¡Dejadme irme de aquí! ¡Por favor! ¡Socorro!
Ricardo: ¡No grites! ¡Vete!
La mujer se fue, y fue a parar corriendo a la habitación de Humberto. Allí se paró frente a el.
María Adelaida: ¡Humberto! ¡Ayúdame! Debemos ir al garaje y allí deben estar los cuerpos de las demás limpiadoras. Debemos mirarlo todo muy bien.
Humberto: Mmmm... está bien, vamos.
______________________________________________________________________
Rosa llegó al caserón. Para sorpresa de todos, colocó un gran cartel de "Se vende" sobre la reja que rodeaba la mansión. Humberto y Adelaida se acercaron allí.
Humberto: ¿Cuánto pides por ella?
Rosa: Ciento treinta millones de dólares.
Humberto: Te la compro.
Rosa: ¡¿Qué?!
María Adelaida: ¡¿Qué?!
Humberto: Cariño, es la mejor forma de quitarnos a todos estos de encima.
Rosa: Mañana vamos a la notaría... pasaré a buscarte, pero ahora mirad a quien he traído por ahí, lo siento es la ley, puede ser liberada si le pagan la fianza.
Cuando iban de camino al garaje, la despechada se cayó al suelo. Le dolía mucho el estómago...
María Adelaida: ¡Oh no! ¡Ahí viene tu madre! ¡Escóndeme por favor! ¡El jardinero le pagó la fianza! Si me ve me matará....
Rosa: Pero ¿¡Qué hacéis!?
Humberto metió a su novia en el garaje y se entró con ella.
Humberto: ¿Qué te pasa en la barriga?
María Adelaida: Creo que... creo que estoy... estoy embaraza. Es el destino, el destino nos ha querido unir mediante este hijo... nadie nos separará.
Rosa llamó a los policías que estaban en ese momento de servicio en comisaría y se llevó a Hugo y a Encarnación allí por intento de asesinato. Ella se fue con ellos. En la mansión se quedaron Humberto, Jeremías, María Adelaida, Ricardo y Juan Alberto.
La limpiadora estaba en la habitación de su novio, hablando con el, como de costumbre a esa hora.
María Adelaida: Ahora que no está Encarna podré terminar lo que empecé a investigar.
Humberto: ¿De qué hablas?
María Adelaida: Hablo de que que voy a conseguir encajar todas las piezas del puzzle de las limpiadoras desaparecidas. Tuve que dejar de buscar información por lo ocurrido. Pero tras ver los ficheros de "Eliminada" estoy muy ansiosa de saber lo que pasa aquí con las anteriores limpiadoras.
Humberto: Vale y qué piensas hacer, Juan Alberto también está metido en el ajo y mi padre también y no permitirán que andes por ahí registrando el caserón.
María Adelaida: ¡Pero es que ahora es el momento!
Rosa y los demás policías hicieron sentar a Hugo y Encarnación en sillas. Ella se puso violenta, así que tuvieron que meterla en un calabozo y a Hugo también por no dejar a una en el calabozo y a otro no.
Rosa: ¿Qué os ha hecho María Adelaida para que la tratéis así?
Hugo: Yo soy su ex... tuve una hija con ella. De jovenes, al dejarla embarazada yo huí...
Rosa: Muy valiente por tu parte también...
Hugo: Pensaba que sus padres, los de María se pondrían furiosos, pero la cosa está en que la madre de la abandonó de cuando era pequeña y ella vivía en un orfanato... nadie se preocupó por ella, pero de repente ella apareció en el orfanato con unos moratones en la cara y por todo el cuerpo y dijo que el culpable era yo.
Rosa: ¿Entonces estuviste un tiempo en la cárcel y de sus padres de verdad?
Encarnación estaba muy nerviosa ante esta conversación.
Rosa: Encarna... ¿tu no sabrás ni tendrás nada que ver en este tema no?
Encarnación: Por supuesto que no... yo solo tengo asco a esa furcia porque es una chacha más pero el caso es que tu y mis hijos la tratáis como si fuera una persona como nosotros...
Rosa: Que comentario poco inteligente... Bueno, de momento pasaréis aquí la noche, ahora mismo voy al juzgado a poner esto todo en manos de profesionales. Podéis hacer una última llamada cada uno.
Hugo se levantó a llamar pero Encarnación no quiso llamar a nadie. Estaba muy molesta por saber que su hermana era policía, pero claro, la relación entre ellas no había sido muy "buena" que digamos... Hugo cogió el auricular y marcó...
María Adelaida: ¿Diga?
Hugo: ¿Sabes que es esto? La última llamada que puedo hacer antes de ir a la cárcel... pero te juro que me escaparé y te mataré con mis propias manos.
______________________________________________________________________
La despechada colgó el teléfono móvil. Ahora estaba con asuntos mejores que atender las picadas que le daban a su ex. Estaba buscando los ficheros de eliminada... Busco por todos lados y al fin los encontró en el despacho antiguo de Ricardo. Por suerte allí no había nadie y pudo ir tranquilamente al jardín a mirarlos sin que nadie se percatara.
La mujer pasaba las hojas de todos los ficheros y descubrió que fue de los cuerpos de las demás limpiadoras. Estaban escondidos en el garaje, en el garaje que ella misma limpió el primer día en la mansión Civera. Pero era imposible... ella ya había estado allí más de mil veces y no había visto nada. De repente una sombra la tapó por detrás.
Juan Alberto: Vaya vaya... ¿pero qué tenemos aquí? ¡Dame eso!
María Adelaida: ¡Antes muerta!
La despechada salió a correr por el jardín. Juan Alberto cogió la hoz que usaba el para el jardín y la siguió. Iba a quitarle esa carpeta sea como sea aunque tuviera que matarla. La mujer penetró por las puertas de el caserón y subió las escaleras del hall. Después se escondió en la primera habitación que había a mano, pero esa habitación no era otra que la nueva habitación de Ricardo. En ese momento el hombre estaba dentro y le vio la carpeta con lo que se la quitó de un golpe.
La puerta se abrió y entró también Juan Alberto.
Ricardo: Toma, para que veas que yo también estoy con vosotros...
Juan Alberto: ¿En serio? ¿Sábes lo que acabo de hacer? De pagar la fianza a tu esposa. Si, ya que tu no has sido capaz de hacerlo lo hago yo. Ya está en camino. Podrá estar aquí en el caserón hasta que sea juzgada.
María Adelaida: ¡Dejadme irme de aquí! ¡Por favor! ¡Socorro!
Ricardo: ¡No grites! ¡Vete!
La mujer se fue, y fue a parar corriendo a la habitación de Humberto. Allí se paró frente a el.
María Adelaida: ¡Humberto! ¡Ayúdame! Debemos ir al garaje y allí deben estar los cuerpos de las demás limpiadoras. Debemos mirarlo todo muy bien.
Humberto: Mmmm... está bien, vamos.
______________________________________________________________________
Rosa llegó al caserón. Para sorpresa de todos, colocó un gran cartel de "Se vende" sobre la reja que rodeaba la mansión. Humberto y Adelaida se acercaron allí.
Humberto: ¿Cuánto pides por ella?
Rosa: Ciento treinta millones de dólares.
Humberto: Te la compro.
Rosa: ¡¿Qué?!
María Adelaida: ¡¿Qué?!
Humberto: Cariño, es la mejor forma de quitarnos a todos estos de encima.
Rosa: Mañana vamos a la notaría... pasaré a buscarte, pero ahora mirad a quien he traído por ahí, lo siento es la ley, puede ser liberada si le pagan la fianza.
Cuando iban de camino al garaje, la despechada se cayó al suelo. Le dolía mucho el estómago...
María Adelaida: ¡Oh no! ¡Ahí viene tu madre! ¡Escóndeme por favor! ¡El jardinero le pagó la fianza! Si me ve me matará....
Rosa: Pero ¿¡Qué hacéis!?
Humberto metió a su novia en el garaje y se entró con ella.
Humberto: ¿Qué te pasa en la barriga?
María Adelaida: Creo que... creo que estoy... estoy embaraza. Es el destino, el destino nos ha querido unir mediante este hijo... nadie nos separará.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)